Silencio en el vestuario

Ante los problemas, silencio. Esta es la decisión del Real Zaragoza tras el catastrófico partido de Cádiz y en el arranque lectivo de la semana que llevará al siguiente duelo, el domingo a las 20.00 en La Romareda frente al Real Oviedo. El equipo regresa este martes a los entrenamientos, tras la jornada de descanso del lunes. Lo hará en la Ciudad Deportiva, a las 10.30, como es habitual, y a puerta cerrada, como también es un hábito desde hace exactamente un año (con la única excepción de los primeros 15 minutos para los medios de comunicación). La novedad, respecto de la costumbre, es que nadie ofrecerá la rueda de prensa diaria previa al ensayo.

Resulta evidente que el momento es incómodo dentro del club, fruto de un nuevo repunte de los malos resultados, del pésimo juego y de la hiriente derrota por 3-0 en el Carranza ante el rival gaditano. Esta postura de evitar la comparecencia de un protagonista del vestuario en el retorno del grupo a los entrenamientos apuntala la sensación de nerviosismo y anormalidad dentro de la caseta. Por más que sea un día festivo para la ciudadanía (6 de diciembre, día de la Constitución), este no es un detalle que sustente por sí mismo la no celebración de la conferencia de prensa de un futbolista. La decisión cabe encuadrarla únicamente en la preferencia del grupo por estar callado en momentos donde cuesta hablar con naturalidad y normalidad. 

Las únicas palabras oídas y vistas tras lo de Cádiz se dieron en el mismo estadio andaluz, a cargo de Zapater, Raúl Agné, Cani y Lanzarote. Al menos hasta el miércoles, no habrá más valoraciones sobre el rusiente presente zaragocista desde dentro del vestuario. Y eso aún no está confirmado.