Ángel anotó en 27 minutos el 20% de sus goles del año pasado

Estadísticas. Números. Porcentajes. Fríos datos. Pero, en el caso de Ángel Rodríguez, delantero centro del Real Zaragoza, también se trata de sensaciones y sentimientos futbolísticos y humanos. El '9' del equipo aragonés arrancó ante el UCAM Universidad Católica de Murcia la temporada de una forma sobresaliente, emitiendo señales de que se encuentra en un momento de finura goleadora y de eficacia en el juego del equipo que nada tiene que ver con la irregularidad y problemas de solvencia ante los marcos contrarios que vivió en la mayor parte de la campaña pasada, la de su aterrizaje en el club zaragozano procedente del Eibar.

Lo cierto e indiscutible es que Ángel firmó su primer doblete como zaragocista en esta 1ª jornada de liga ante los murcianos. El año pasado solo fue capaz de marcar, cuando lo hizo, de uno en uno. Y, en ese breve espacio de tiempo de 27 minutos que transcurrió entre su primer y su segundo gol al UCAM (el que unió el 8 con el 35), el ariete tinerfeño consiguió embocar en la portería rival casi el 20 por ciento de todos los goles que anotó durante todo el año pasado, que fueron 11 en la liga de Segunda División. Una quinta parte de su anterior cosecha, ya la ha cubierto a las primeras de cambio.

En la pasada temporada, a Ángel le costó marcar su segundo gol dos meses: había anotado en la 2ª jornada ante el Almería (3-2 en La Romareda) y debió esperar a la 9ª para, en el minuto 93 y saliendo desde el banquillo, pedirle a su colega Ortuño que le dejase tirar un penalti para romper su mal fario. Era el 18 de octubre. Y, para celebrar su segundo tanto en jugada (el 3º de su cuenta particular), hubo que llegar al 7 de diciembre en San Mamés ante el Bilbao Athletic (0-1). Evidentemente, este inicio de Ángel es altamente esperanzador.

No es solo eso. Además de ver puerta ante el UCAM, lo hizo con seguridad y plasticidad. Hizo un dos de dos. Dos ocasiones, dos tantos. Máxima eficacia. Y, en el segundo tanto, a través de una bella chilena en el área pequeña, el golazo de la jornada. Pero aún hay más. Ángel montó la contra que generó el 3-0, marcado por Lanzarote en un pase al espacio perfecto y preciso del canario. O sea, el balance del estreno de curso es dos goles y una asistencia. Inmenso.

Y, como aderezo positivo a esta sobresaliente actuación personal de Ángel en la 1ª jornada de su segunda liga como zaragocista, cabe incluir que el antecedente de este partido oficial, en el último amistoso ante el Eibar de la semana anterior (el Memorial Carlos Lapetra), el '9' blanquillo había marcado un gol magnífico en un mano a mano ante Yoel que, tras un control orientado de alto nivel de dificultad y preciosismo, resolvió con agilidad y certeza. Viene enseguida a la mente la dificultad que arrastró durante toda la pasada campaña Ángel a la hora de culminar en gol ese tipo de jugadas en las que encaró en solitario a los porteros adversarios. 

Todo son, por lo tanto, buenas vibraciones en las primeras puestas en escena de Ángel en su segundo año con el Real Zaragoza. Se le ve a gusto. En buena comunión con su viejo amigo Lanzarote, con los veteranos Cani y Zapater, con el veloz Xumetra... De la confianza surge la eficacia en los delanteros goleadores. Del espíritu calmado. Olvidando el estrés y la responsabilidad que se comió literalmente al canario en muchas fases de la pasada liga. Si Ángel recupera y mantiene el tono de sus mejores tiempos en el Elche, hace cinco y seis años, el Real Zaragoza puede estar en trance de sacar provecho a un '9' extremadamente útil en los esquemas tácticos de Milla.

Si, además, el delantero que falta por venir se complementa -por diferente- con él de forma conveniente, la asignatura del gol puede superar los bajos números del año precedente con cierta facilidad. Ángel está poniendo todo de su parte y, de entrada, con evidente éxito. La pretemporada del equipo ha sido deficiente en creatividad y anotación goleadora. De la provisionalidad no salieron ideas potables en las tareas ofensivas. Ángel, en las dos últimas semanas, empieza a dar los primeros indicios de que algo está progresando ahí dentro.