Las respuestas de Lanzarote y Ros, punto urgente de partida

Manu Lanzarote y Javi Ros, dos de los seis refuerzos invernales que llevó a cabo Narciso Juliá nada más llegar a la dirección deportiva, son puntos de arranque principales en el proceso de remodelación del equipo una vez que Luis Milla ha sido designado nuevo entrenador del Real Zaragoza y que, horas después, se ha confirmado la marcha al Valladolid de Alberto Guitián, al que el club también quería renovar su contrato. Los dos firmaron en enero únicamente hasta el 30 de junio. Fueron unos contratos cortos, conservadores, para observar en los cinco meses de competición que restaban cuál era su rendimiento y adaptación al equipo y, con esa base, negociar posteriormente su continuidad si así se consideraba por parte de la dirección deportiva.

Desde finales de mayo, Lanzarote y Ros tienen en su poder la oferta de continuidad en el Real Zaragoza. A los agentes de los dos futbolistas, Juliá les trasladó la intención de contar con ellos en el siguiente proyecto de la SAD. Han pasado alrededor de tres semanas en las que se abrió un periodo de tregua, de indefinición, provocado por el estrepitoso fracaso en el final de la liga con la dura goleada encajada en Palamós ante el Llagostera (6-2) y, posteriormente, por el hecho de tener que elegir un nuevo entrenador que relevase al desenganchado, por motivos obvios, Lluís Carreras. Un tiempo en el que no ha existido ninguna urgencia respecto de las respuestas de estos dos futbolistas sobre su deseo de seguir ligados al Real Zaragoza o bien, de buscar otro acomodo en clubes distintos.

Desde que en las últimas horas se confirmó la contratación de Milla como nuevo técnico blanquillo, Juliá ya ha puesto en marcha todas las turbinas de cara a ejecutar su anunciada "regeneración" del vestuario. Y la postura de Lanzarote y Ros habrá de consolidarse, en positivo o negativo, en el tiempo más breve posible. Algo similar a lo que acaba de consumar Guitián con su adiós y su fichaje por el Valladolid. El Real Zaragoza ha pedido a sus representantes que decidan ya si están dispuestos a firmar un nuevo compromiso contractual con el equipo aragonés o si descartan tal opción. El diseño de la nueva plantilla requiere saber de manera inminente si Lanzarote y Ros van a estar en ella o no.

Lanzarote, como sugirió Juliá en su comparecencia pública de la semana pasada, da la impresión de que "va a ser complicado" que renueve su contrato con el Real Zaragoza. Sus notables partidos en la segunda vuelta con el cuadro aragonés han llamado la atención en otros clubes, incluso de Primera, y las ofertas económicas tienden a mejorar lo que la SAD aragonesa puede llegar a plantearle dentro de las inevitables restricciones que provoca el control económico de la LFP. Curiosamente, a mitad de mayo, Lanzarote mostró su voluntad de seguir en el Zaragoza pero, de manera extemporánea y por sorpresa, instó al club en una rueda de prensa a que le presentara de forma inminente el nuevo contrato porque "no podía esperar hasta finales de junio" dado que tenía "otras ofertas". Ahora, tras el caótico final de campaña, el extremo catalán solo ha asomado para, en su cuenta de Twitter, emitir unos mensajes enigmáticos, con olor a despedida, en los que insinuaba mal ambiente en el vestuario e ingerencias de otras instancias ajenas al ámbito deportivo en las últimas cinco jornadas de la liga.

Un caso más discreto es el de Ros. Ni el futbolista ha hecho ningún ruido, ni sus agentes han desviado la atención al caso en ningún momento. Ha traslucido su intención de seguir en Zaragoza, donde se ha encontrado a gusto desde su llegada en invierno procedente del Mallorca, y no han asomado problemas a la vista que puedan torcer esa previsión.

El arranque de la próxima semana debería traer la resolución del futuro de estos dos futbolistas en relación a su presencia o no en el Real Zaragoza 2016-17. Si alguno de ellos falla, Juliá necesita de tiempo y capacidad de maniobra para buscar las soluciones adecuadas a cada caso. Como sucede con la marcha de Guitián al Valladolid.