La plantilla del Real Zaragoza vive con cierto resquemor el pos partido de Vitoria. Existe el convencimiento interno de que, once contra once, sin la prematura expulsión de Juan Culio que obligó a los de Lluís Carreras a jugar en inferioridad numérica 51 minutos ante el Alavés (segundo clasificado), el cuadro aragonés habría logrado el triunfo en Mendizorroza. Manu Herrera, el portero blanquillo, ha incidido someramente en este aspecto antes del entrenamiento de este lunes. "La expulsión de Culio fue muy rigurosa, a mi entender. Pero es el árbitro el que manda y te cambia el partido totalmente", indica sin rodeos el arquero madrileño.

Sin llegar a entrar de lleno en el análisis de lo ocurrido en los dos últimos desplazamientos del Real Zaragoza, a Pamplona y Vitoria ante dos equipos de la zona de cabeza, dentro del terreno arbitral, Manu Herrera sí ha dejado un par de pinceladas que muestran los recelos que las actuaciones de los colegiados gallegos Eiriz Mata y Pérez Pallas han creado en el seno zaragocista. Ayer, en Mendizorroza, el grupo vivió momentos de dudas tras la roja a Culio. "Llegamos al descanso con la sensación de... (hace un gesto y emite una onomatopeya de sospecha), de que nos habían fastidiado el partido", se sincera el guardameta del Zaragoza.

El domingo al mediodía, Carreras ya no quiso pisar terrenos pantanosos respecto del arbitraje al término del duelo ante los alaveses. Y entre los jugadores tampoco se quiere acudir a ese territorio, siempre delicado cuando la liga está en marcha y hay tanto por hacer. Pero Manu Herrera reconoce que lo ocurrido en El Sadar y Mendizorroza en los últimos 15 días mosquea al equipo. "En el vestuario se comentan los últimos arbitrajes en Pamplona y Vitoria. Llama la atención que en los dos últimos partidos fuera de casa nos han expulsado a dos jugadores por doble amonestación. Pero esto es algo que no controlas. Y por eso no le debemos darle importancia a los árbitros, que lo intentan hacer lo mejor posible y son parte del juego. Es de humanos equivocarse", subraya con tanta diplomacia como intención.

La plantilla valora con positivismo el 0-0 final ante el Alavés y se apresta a afrontar los 14 últimos partidos de liga con la moral en su punto más alto de lo que va de campaña. "El punto supo bien y ahora, 24 horas después, sabe bien porque analizas que se te puso el partido muy complicado, con un hombre menos todo el segundo tiempo... fue una lástima porque estábamos haciendo un buen primer tiempo, con el equipo combinando bien, asociándose bien y creando una ocasión bastante clara de gol (la de Ángel mano a mano). Teníamos bastante controlado el partido. Estábamos muy bien. El segundo tiempo, pese a todo, fue espectacular también. El equipo no sufrió, defendió bien. Solo hubo un mano a mano de Toquero y muchos córner y muchas faltas en contra. Pero estuvimos a la altura de las circunstancias. Esperábamos pasarlo peor, pero los controlamos perfectamente", rememora con orgullo el portero.

Por último, Manu Herrera han confirmado que la leve dolencia muscular que sufrió en el muslo izquierdo al final del partido -de la que debió ser atendido y que le hizo acabar el choque vendado- no ha ido a más y podrá jugar el próximo sábado ante el Albacete sin problema alguno. "El campo estaba fatal. Se puso a granizar, el césped estaba muy pastoso y era difícil mantenerse en pie. No apoyabas bien y, cuando querías arrancar, te resbalabas. En dos saques patiné y me caí, pero por suerte el balón fue donde tenía que ir. Al final, por todo esto, sentí un poco de contractura atrás y era necesario que salieran a atenderme", resume el cancerbero del Real Zaragoza.