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Nguirane, un deportista diferente: "Me da igual si juego 20 minutos o 1, solo quiero ayudar a mis compañeros"

El pívot del Casademont acepta con naturalidad su rol secundario en la plantilla de Fisac. "Cuando salgo del pabellón, la gente me grita: ¡Vamos, Maodo! Yo pienso: ¿Pero qué he hecho, si no he hecho nada?", asegura con una sonrisa.

Maodo Nguirane, en primer término, sonríe tras derrotar el pasado sábado al Barça.
Maodo Nguirane, en primer término, sonríe tras derrotar el pasado sábado al Barça.
Francisco Jiménez

Hacía mucho tiempo que no se veía a un jugador de baloncesto hablar con la espontaneidad que lo hizo este martes Maodo Nguirane sobre la pista del Príncipe Felipe. Alejado de los tópicos y las frases hechas, el pívot del Casademont Zaragoza auditó el estado de felicidad declarado en el equipo aragonés tras el heroico último triunfo ante el Barça. Y lo hizo, además, con la misma sonrisa y naturalidad que le acompaña cada mañana cuando afronta el inicio de una nueva sesión de entrenamiento.

En su primera respuesta, el senegalés confesó su “felicidad” por contribuir a la victoria frente a los catalanes. “Después de tanto tiempo sin participar, estoy contento por haber ayudado al equipo. Fue un triunfo muy importante”, dijo Nguirane, que cuenta con un papel absolutamente secundario en la plantilla de Fisac. Apenas promedia 2 minutos de juego esta temporada, con un balance anotador de 1,4 puntos y 0,9 de valoración.

Sin embargo, ante uno de los mejores equipos de Europa, Nguirane disfrutó de su gran momento este curso. Mediado el segundo cuarto, con el partido en plena ebullición, firmó dos acciones radicalmente antagónicas, pero que contribuyeron a subir todavía más los decibelios del Príncipe Felipe. Primero, anotó sus dos únicos puntos del partido tras una extraordinaria finta ante Vesely. El jugador del Barça cayó en el engaño del africano, lo que generó un tiro libre adicional. Nadie mejor que Nguirane para relatar lo que fue ese segundo lanzamiento.

El barcelonista Vesely vuela sobre Nguirane tras caer en el engaño del africano.
El barcelonista Vesely vuela sobre Nguirane tras caer en el engaño del africano.
Francisco Jiménez

“Cuando metí saqué la rabia que tenía dentro, estoy muy orgulloso. Después tiré un tiro libre, me acojoné un poco y tiré una piedra, pero no importaba. Lo único que importa es pasarlo bien”, confesó el pívot con una enorme sonrisa. Este carácter, esta espontaneidad, es su principal activo. Dentro del vestuario, donde todos los compañeros le arropan, pero también fuera, entre una afición que le adora pese a su escasa participación.

“Cuando salgo del pabellón, la gente me grita: ¡Vamos, Maodo! Y yo pienso: ¿Pero qué he hecho, si no he hecho nada? El público ve que no juego, pero me ve animar al grupo. Otros jugadores si no participan están tristes, pero yo no. Si no juego, me da igual, es mi equipo y voy a animar hasta el final, por eso la afición me quiere muchísimo”, afirmó.

“Si no juego, tengo que hacer otras cosas”

El senegalés hizo gala en todo momento de su “humildad”, una característica que no es frecuente en el deporte de élite. Nguirane es consciente de su papel en la plantilla y trata de aportar siempre “con la cabeza alta”. “La gente no me conoce, pero yo soy así. Si no juego, tengo que hacer otra cosa para ayudar a mis compañeros. Me da igual si juego 20 minutos o 1, solo quiero ayudar a mis compañeros”, sentenció.

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