FÓRMULA 1

Alonso-Sainz, una tensión creciente con consecuencias

Ahora que el asturiano de Aston Martin y el madrileño de Ferrari pelean por la zona alta surgen los primeros roces entre amigos.

Fernando Alonso habla con Carlos Sainz en el circuito de Montreal
Fernando Alonso habla con Carlos Sainz en el circuito de Montreal
CHRISTINNE MUSCHI

Desde que Carlos Sainz fue a ver a su ídolo Fernando Alonso acompañado de su legendario padre al GP de España de 2006, en esa foto inmortalizada que tantas veces se ha visto, supo que lo suyo sería el automovilismo, pero no por tierra o barro, sino en asfalto. El hijo del bicampeón del mundo de rallies se fijó como objetivo emular y, si podía, algún día compartir pista con ese piloto asturiano que había metido la Fórmula 1 en la tradición dominical de los españoles junto a la paella.

Casi dos décadas después, siendo ambos muy distintos a los de entonces, su relación pasó de la admiración absoluta a la amistad muy cercana. y a la rivalidad. Alonso ha pasado por un calvario hasta llegar a Aston Martin, donde de manera inesperada para el común de los mortales, vuelve a luchar por cosas grandes. Hasta el punto ha crecido la expectativa que no subirse al podio, algo que antes era un sueño, supone una pequeña decepción para los fans que le siguen. Y eso que hace no tanto alcanzar un cuarto puesto era ya un logro casi hercúleo.

Y aquí es donde entra el conflicto: Carlos Sainz también aspira a esos puestos. En los cuatro fines de semana con cinco carreras disputadas (se incluye el sprint del sábado en Bakú), Sainz y Alonso se han encontrado al menos dos veces en pista. Hasta contactar, como ocurrió en Australia cuando el madrileño se llevó por delante al asturiano provocando una bandera roja, o a punto de hacerlo, como en el citado sprint del GP de Azerbaiyán. Un mínimo movimiento del piloto de Ferrari cuando ambos pugnaban por posición tras adelantar a Lewis Hamilton -otro con el que se las tendrá- llevó al de Aston Martin a pedir públicamente una sanción para Sainz. Aunque en Australia el incidente fue más serio e incluso Alonso salió en defensa de Sainz, parece que ya se han gastado las vidas extra.

La incomodidad palpita. Sainz responde con "es lo que hay", mientras Alonso tira de sonrisa sardónica, respuestas de una palabra y recados a la televisión que emite las carreras en España, donde está su fiel altavoz mediático y un buen amigo al que ha fichado como embajador de Aston Martin. El equilibrio que deben mantener en Dazn por ser ecuánimes con ambos pilotos españoles empieza a suponer un problema, con presiones de un lado y otro para que su cuota de relato quede impoluta.

Este 'salseo' ajeno a la propia carrera de Azerbaiyán, que no fue ni mucho menos emocionante, deja entrever una posibilidad que muchos temen: que una consolidada amistad se torne en una rivalidad como otras.

Las amistades peligrosas

Este lunes, 1 de mayo, se conmemoró, como cada año desde 1994, la muerte de Ayrton Senna. Colocado en los altares de la Fórmula 1 por su incuestionable talento, incluso pese a tener 'solo' tres títulos del mundo, no se puede entender su figura sin la de su némesis, Alain Prost. Ellos comenzaron como amigos y se convirtieron en dos encarnizados rivales hasta que el francés se retiró.

La competición en la Fórmula 1 hace que las amistades pasen muchas veces a un segundo plano. Hay infinidad de ejemplos de relaciones rotas por la lucha por los podios, desde los citados Prost y Senna a Nico Rosberg y Lewis Hamilton, que llegaron a ser compañeros de piso, vecinos y buenos amigos durante prácticamente toda su vida. Hasta que llegó 2016, Rosberg se vio en posición de ganar el título y la amistad se rompió. Fue tal la tensión que vivieron que el alemán se retiró nada más alzarse con la corona, aduciendo que no podría aguantar semejante presión psicológica otro año más.

No se puede hablar de enemistad entre Alonso y Sainz, porque no existe, pero sí de una cierta tensión entre ambos que es incuestionable. Entra dentro del juego, pero hasta ahora no se había visto de manera tan clara que ya no están dispuestos a ser tan respetuosos uno con el otro en pista.

Son pequeños detalles, ligeras modificaciones en su comportamiento a la hora de dejarse adelantar o de tirar el coche en una curva. Nada que no les impida volver a sentarse para comer juntos, hablar de fútbol y de coches, que es lo que les une. De hecho, Alonso confesaba que había hablado con Sainz el domingo antes de la ceremonia del himno en Bakú y estaba todo aclarado. Aunque horas después lanzase esa cornada a los periodistas que, 24 horas antes, se habían puesto de perfil en el incidente entre ambos.

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