Cani: "Lo que me gusta de verdad es jugar en La Romareda"

Rubén Gracia Calmache ‘Cani’ (Zaragoza, 1981) es el astro verdadero del Real Zaragoza. Regresa a casa para quedarse. Y para ascender a Primera.

Hay brazos que casi laten como el corazón.
Hay brazos que casi laten como el corazón.
Guillermo Mestre

Siempre miran lo que hacen sus pies, pero hoy vamos a ver su brazo. Porque este brazo proclama muchos sentimientos.


Llevo tatuado buena parte del brazo derecho. Los primeros que me hice fueron mi fecha de nacimiento y la de mi boda. Y esta ‘T’ con una estrella.


T de Teresa, que es el nombre de su mujer.


Claro. Luego, estos cuatro nombres son mis sobrinos. 


Pero Sergio, su hermano, tiene tres hijos...


Sí. Le explico. Darío, Víctor y Héctor son hijos de Sergio; y Lucas, de la hermana de Teresa. Después, mis hijos, Diego e Inés, y su fecha de nacimiento.


Y bien grande, una imagen de la Virgen del Pilar.


El brazo lo continué llenando en La Coruña. Allí me hicieron el tatuaje de la Virgen.


¿Qué le dijeron los compañeros en el Deportivo al ver la Virgen del Pilar en su brazo?


Estaba claro que yo estaba fuera de casa y echaba de menos mi tierra... Ya ve que el tatuador se lo curró un montón.


Desde luego. ¿Y los nombres de sus padres, Jesús y Esmeralda? ¿Y el de su hermano, Sergio?


Todavía queda piel en el brazo por tatuar. Por ejemplo aquí –señala el tríceps braquial–, donde más duele.


Con todo esto, no es necesario explicar el porqué de su regreso: sentía añoranza de su tierra.


Afortunadamente, he tenido una buena carrera como futbolista, igual en lo deportivo que en lo económico. Y llega un momento en el que lo primero es la felicidad de uno. Mi familia y mi casa están en Zaragoza. Y yo, aunque fiché por otros equipos, nunca he dejado de ser zaragocista.


Como zaragocista que es, lo habrá pasado fatal durante la última década...


Claro que se sufre. No vives el día a día porque estás centrado en tu equipo, en el Villarreal en este caso. Pero los amigos de Zaragoza y la familia me contaban la situación. Yo veía al equipo por la tele. Y sufrí, claro que sufrí, con los descensos.


Se le ve feliz...


Es que estoy feliz. Aprecio mucho el cariño de la gente de la calle cuando te preguntan si ascendemos o qué.


Después de más de diez años fuera, conserva el acento puro aragonés.


Pues claro. Lo que más agradezco es cuando me dicen gracias por volver.


No va a ser sencillo, Rubén...


Por supuesto que no, pero lo vamos a intentar con todas nuestras fuerzas. Mire, el Villarreal, con un equipazo que luego fue a Europa, ascendió a Primera como segundo clasificado. Igual que el Zaragoza cuando yo estaba, que con un buen equipo también subió como segundo. Este año hay seis equipos con más dinero, pero nosotros estamos trabajando bien para hacer un equipo fuerte.


Confiese: tiene unas ganas enormes de jugar en La Romareda.

????

Ya lo sabe que sí. A mí lo que me gusta de verdad es jugar en La Romareda. Querría haber jugado hasta contra el Ebro el otro día...


¡Contra el Ebro también!


Claro. Es mi campo, el de mi ciudad, el de mi equipo. Ahora ya no pienso en jugar contra el Madrid o el Barça. Eso es otra Liga. Ahora solo pienso en el Zaragoza, en hacerlo lo mejor que pueda desde el primer día, desde mañana ante el UCAM Murcia. Hay que sumar los primeros tres puntos.

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