Es la pregunta generalista del verano entre la afición del Real Zaragoza. ¿Cómo están Cani y Zapater? Se tiene el recuerdo de los grandes momentos de ambos, de sus crestas de rendimiento deportivo antes de marcharse del equipo zaragocista, Cani hace 10 años, Zapater hace siete. Hay prisa por saber qué grado de solvencia van a ofrecer en su ilusionante retorno a su club de siempre en estos momentos de máxima necesidad institucional.

Luis Milla ha querido atenuar cualquier atisbo de exigencia superlativa o desmesurada que, desde el entorno, pueda estar larvada de cara al inicio liguero en relación a los dos abanderados del nuevo equipo. "Sobre todo, que todo el mundo entienda que Cani y Zapater no van a meter 15 goles cada uno. Aquí tenemos que hacer una gestión grupal, en la que lo fuerte sea el grupo. De cara a la gente, emocionalmente, Cani y Zapater van a ser muy importantes. Ya lo dije. De cara al trabajo y a la conducta, son ejemplares. Tienen que ser el espejo donde han de mirarse los demás, sobre todo los más jóvenes. Pero no podemos meterles la presión de que ellos tienen que ganar los partidos", esgrime el entrenador para responder a la expectación que gravita en torno a la doble figura de emblemas zaragocistas.

"Yo tengo que sacarles el tanto por cien máximo de su rendimiento. Esa es mi labor. Pero no puede pensar nadie que van a solventarnos los partidos ellos dos solos. La gente tiene que ver en ellos un estandarte, jugadores que lo van a dar todo por el club. Ellos van a rebajar la tensión que pueda surgir en La Romareda en días difíciles. Van a aportar serenidad, eficacia y experiencia. Estos son factores también muy importantes. Pero esto va a ser un equipo, no solo cosa de dos", apostilla Milla para poner las cosas en su sitio sobre el papel que Cani y Zapater van a tener, de entrada, en el bloque que se está armando.