El traslado de la telecabina permanece bloqueado por la ausencia de fondos

Aramón condiciona la operación al logro de beneficios suficientes de la explotación del esquí

Mario Biota se encarga de que la telecabina funcione como si fuera a llevar viajeros «al día siguiente».
El traslado de la telecabina permanece bloqueado por la ausencia de fondos
F. Jiménez

La telecabina de la Expo seguirá colgada sobre el río Ebro hasta que su propietario, el ‘hólding’ aragonés de la nieve Aramón, obtenga los fondos necesarios para su traslado y montaje en  alguna de sus estaciones situadas en el Pirineo. El fuerte endeudamiento de Aramón impide recurrir a los bancos para financiar la operación, por lo que los socios –la DGA e Ibercaja a partes iguales– están pendientes de cerrar una buena temporada de esquí para conseguir los recursos económicos necesarios. Y eso no tiene fecha escrita.


El futuro del transporte por cable es una cuestión recurrente en los consejos de administración de Aramón, que constituyó una UTE junto a la empresa fabricante Leitner para explotar la telecabina como un recurso turístico de Zaragoza durante 25 años. Su contribución a la Expo fue un éxito, pero dos años y medio después de la clausura de la muestra internacional se tuvo que suspender el servicio porque las pérdidas eran millonarias ante la caída en picado del número de usuarios. El último viaje se hizo en febrero de 2011.


El pliego de condiciones permitía el desmontaje si los números de la explotación no salían, pero esta opción ni siquiera se ha planteado por parte de Aramón porque supondría la degradación de un importante activo, que supuso un desembolso de once millones de euros. "Si se desmonta sin llegar a instalarla en una estación, se muere. Hemos optado por mantenerla en perfecto estado de revista a la espera de una decisión", señalaron fuentes oficiales de Aramón.


La estrategia adoptada tras la finalización de los viajes turísticos entre La Almozara y el Parque del Agua pasa por mantener las actuales instalaciones, con un exhaustivo calendario de mantenimiento, hasta que la explotación de las estaciones de esquí dé los suficientes beneficios como para acometer la inversión.


Una opción, analizada y ya descartada, pasaba por trasladar las instalaciones a Teruel, pero se concluyó que la demanda de esquiadores no justificaba semejante infraestructura. "No se le hubiera sacado partido, salvo de haber acometido una macroampliación de las instalaciones", explicaron fuentes del ‘hólding’ de la nieve, que analizó dicha posibilidad por el  bajo coste económico de la operación, en torno a los 300.000 euros.


Tanto el consejo de administración como los técnicos de Aramón entienden que lo óptimo sería sacar el máximo rendimiento al activo, que pasaría por instalar la telecabina en la ampliación de Cerler por Castanesa, en la proyectada unión de las estaciones de Formigal, Astún y Candanchú  o en Formigal para unir los Llanos de Sarrios y el pico Lanuza. En cualquiera de estos casos habría que invertir entre dos y cuatro millones de euros en función del alcance del proyecto. 


Las citadas fuentes de Aramón hicieron hincapié en que la telecabina puede duplicar su longitud hasta los dos kilómetros y superar desniveles de 500 metros, para lo que se requeriría adquirir material adicional –cables, balancines, poleas, además de construir  un mayor número de pilonas– y un motor adicional para arrastrar las cabinas. En función del alcance de la intervención variará el coste dentro la citada horquilla económica.