¿Sabías que Calígula fue alcalde de Zaragoza?

Calígula, quien ha pasado a la historia como un tirano, fue el único emperador romano que ostentó un título equiparable al de alcalde de Caesar Augusta, la Zaragoza romana.

Calígula fue el único emperador romano que ostentó un título equiparable al de alcalde de Caesar Augusta, la Zaragoza romana.
Calígula fue el único emperador romano que ostentó un título equiparable al de alcalde de Caesar Augusta, la Zaragoza romana.
V.M.

Aunque parezca mentira, el emperador Calígula, ese que según la tradición popular hizo cónsul a su caballo, fue también alcalde de Zaragoza cuando la ciudad se llamaba Caesar Augusta y formaba parte del imperio romano.

Aunque, “realmente, llamar a Calígula alcalde de Zaragoza sea una licencia pues en época romana el cargo de alcalde no existía”, matiza Francisco Beltrán Lloris, catedrático de Historia Antigua y vicerrector de Internacionalización y Cooperación en la Universidad de Zaragoza. En ese momento -siglo I d.C.- “los máximos representantes de la ciudad eran dos magistrados -se elegían en parejas para evitar la concentración excesiva de poder en una persona- que recibían el nombre de ‘duunviros’ y gobernaban la ciudad de forma continuada durante un año”, explica Beltrán.

Ese es precisamente el cargo que ostentó Calígula, que realmente se llamaba Cayo César Augusto Germánico. Lo de Calígula es “un mote que le pusieron cuando tenía 3 años y le vestían con el mismo uniforme militar que llevaba su padre, Germánico. El mote hacía alusión al diminutivo de las botas militares de dicho uniforme, es decir, que el nombre por el que conocemos a este emperador es ‘botita’”, señala el catedrático.

Pero, ¿por qué fue Calígula elegido alcalde?

“La relación de Caesar Agusta con la familia de Augusto fue muy estrecha por ser su fundador”, indica Beltrán. En las monedas de la ciudad “aparecen muchos miembros de familia imperial, hecho representativo de la gran fidelidad a la figura del emperador, que no tiene parangón en el occidente romano”, insiste el catedrático. 

"La gran fidelidad de Caesar Augusta a la figura del emperador no tiene parangón en el occidente romano”.

Y es que “la nuestra, es la única ciudad del imperio romano que llevaba el nombre de Augusto y además fue claramente favorecida por el emperador”, continua. Por ello, “en diversas ocasiones fueron propuestos como duunviros miembros de su familia”, añade Beltrán. Y Calígula formaba parte de ella. Así también fueron duunviros honoríficos su padre, Germánico, y sus dos hermanos, Druso y Nerón.

“Calígula pertenecía a dos familias romanas de alta alcurnia. Era bisnieto del emperador Augusto y de Marco Antonio, sobrino y tío de emperadores”, explica. Él mismo, en el año 33 d.C., cuando ya había sido designado como sucesor y heredero por el emperador Tiberio, fue propuesto por Caesar Augusta como duunviro, según testimonian las monedas acuñadas en la ciudad. Sin embargo, al asumir el cargo de forma honorífica, no se desplazó a Zaragoza en persona, sino que la ciudad designó un prefecto para sustituirle en las tareas de gobierno de la urbe.

"Era bisnieto del emperador Augusto y de Marco Antonio, sobrino y tío de emperadores".

Como duunviro, tenía atribuciones de carácter jurídico, militar y ejecutivo, es decir, dirigía el gobierno de la ciudad y el Senado local. Por debajo de él había dos ediles. Además, “lo habitual era que el duunviro honorífico correspondiera de alguna manera al honor, con la financiación de representaciones teatrales o juegos, el embellecimiento de algún monumento o la construcción de obra pública, de hecho en el teatro romano de Zaragoza se conserva un busto de su hermana Drusila a la que, tras su muerte, Calígula divinizó”, asegura el catedrático.

Un tirano megalómano que se enfrentó al senado

“Calígula ha pasado a la historia como arquetipo de tirano, megalómano, vicioso y desequilibrado pero hay que ponerlo en situación”, asevera. Y es que sus circunstancias vitales -en medio de las confabulaciones, traiciones, muertes y envenenamientos que rodeaban el poder en Roma- debieron afectarle profundamente. Sin embargo, “casi todo lo que sabemos sobre él proviene de fuentes senatoriales hostiles y algunas muy posteriores”, dice Beltrán. 

"Casi todo lo que sabemos sobre él proviene de fuentes senatoriales hostiles y algunas muy posteriores”.

“A su muerte el Senado no solo no lo divinizó, tal y como ocurriera con César y Augusto, sino que condenó su memoria, borrando su nombre de todos los registros oficiales y destruyendo todas sus esculturas y representaciones”, indica. “De él se ha dicho que estaba loco, pero lo que sabemos es que padeció a corta edad la muerte en circunstancias trágicas de algunos de sus familiares más allegados, que llegó al trono imperial muy joven -a los 25 años- y sin gran experiencia previa, y que se endiosó desarrollando comportamientos megalómanos", enumera Beltrán. 

"Pero también es cierto que adoptó medidas que favorecieron al pueblo en detrimento del senado -autorización de las asociaciones populares, devolución de la elección de magistrados al pueblo,…- y que se le atribuyen barbaridades que resultan incomprobables o abiertamente falsas. Con las fuentes que tenemos no podemos hacernos una idea clara de un controvertido personaje que forma parte de la historia de la ciudad, aunque Zaragoza no guarde memoria de él”, concluye el catedrático.

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