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Homicidio de la avenida de Madrid: los forenses descartan el suicidio o un accidente como causas de la muerte

Los médicos confirman que el fallecimiento de Sliman Guiz se produjo cinco minutos después de que un arma blanca le alcanzase el corazón y ponen en entredicho la versión de la acusada Natalia Chiguachi.

Natalia Chiguachi, en la primera sesión del juicio en el que está acusada de matar a quien era su novio.
Natalia Chiguachi, en la primera sesión del juicio en el que está acusada de matar a quien era su novio.
Guillermo Mestre

Sliman Guiz no se suicidó y su muerte es muy difícil que se produjese por una causa accidental e incluso durante un forcejeo. Las conclusiones que presentaron este miércoles en la Audiencia Provincial de Zaragoza las médicos forenses del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) que le practicaron la autopsia a su cadáver y los peritos propuestos por la acusación, los doctores Javier García Tirado y Carlos Val-Carreres Guinda, fueron coincidentes a la hora de explicar cómo se produjo el fallecimiento de Guiz a primera hora de la mañana del 5 de febrero del año pasado en un piso de la avenida de Madrid. Descartaron por completo que el deceso lo desencadenase un golpe con la pata de un patinete en una caída, como Natalia Chiguachi, la que era la pareja del fallecido y a la que se acusa de homicidio afirmó en un primer momento en el día de los hechos, y no tuvieron dudas en cambio a la hora de apuntar como arma del crimen al único cuchillo que había en la vivienda y en el que, a pesar de que fue limpiado, se han encontrado restos biológicos del fallecido y de Chiguachi.

En su declaración ante el tribunal del jurado presidido por la magistrada María Soledad Alejandre, las forenses indicaron que la causa de la muerte de Sliman Guiz, joven de 26 años, fue un “taponamiento cardíaco por herida de arma blanca”. Explicaron que la herida, que calificaron de “mortal”, penetró a través del costado izquierdo causando una incisión de unos 2,4 centímetros de anchura y otros tantos de profundidad. El cuchillo atravesó la piel, el músculo pectoral mayor, seccionó la sexta costilla y parcialmente la quinta, perforó la pleura, rompió el pericardio y se clavó en el corazón. Su trayectoria fue oblicua de derecha a izquierda y de delante a atrás.

La rotura cardíaca produjo una salida de sangre del corazón que quedó retenida en el saco pericardio que lo envuelve. Esto, expusieron las forenses, hizo imposible que continuase el bombeo. “La lesión es grave y muy dolorosa, es evidente que él se daría cuenta”, afirmaron. “A los pocos segundos se tuvo que desvanecer y en cuestión de cuatro o cinco minutos se produciría la muerte”, relataron. También destacaron que en el cuerpo del fallecido no encontraron señales de haberse defendido. “Es bastante probable que la herida llegase por sorpresa”, valoraron. Además, añadieron que para causar ese tipo de daño se requiere “cierta fuerza” en la puñalada. El doctor Val-Carreres, al respecto, consideró que “sería necesaria en el arma homicida una velocidad de unos 36 km/h”.

La versión ofrecida el lunes por Natalia Chiguachi en la primera sesión del juicio quedó en entredicho. La acusada expuso entonces que tras haber estado discutiendo en la vivienda con Sliman Guiz durante toda la madrugada éste se abalanzó sobre ella cayendo ambos al suelo. La mujer, de 32 años, siguiendo su exposición de lo ocurrido, logró quitárselo de encima de un empujón y el hombre marchó a la cocina. Al rato, la llamó pidiendo ayuda. Al acudir, él le mostró un pequeño corte y ella lo acompañó hasta el sofá del salón antes de llamar al 112 a pesar de las reticencias de Guiz.

Más allá de considerar que el fallecido tuvo que perder las consciencia rápido, las forenses y los peritos señalaron la dificultad de que previamente pudiese acertar a decir algo. También indicaron al tribunal que a tenor de que tenía sangre en la camiseta, el pantalón y el pie izquierdo, la herida se tuvo que producir estando él de pie. Igualmente se señaló que el rastro de sangre dejado debería haber sido mayor a la poca que se encontró en la vivienda, lo que entronca con lo manifestado el martes por parte de los agentes del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional que investigaron la muerte y que en su comparecencia del martes expusieron que la escena del crimen había sido manipulada y que Natalia Chiguachi les había reconocido que había limpiado la casa.

En la sesión del miércoles también se analizaron las lesiones que presentaba Natalia Chiguachi el día de la muerte de Sliman Guiz. Fueron descritas por los forenses como de "escasa entidad". En total se encontraron veinte. De ellas, doce se consideraron antiguas, mientras que las otras ocho entrarían dentro de lo posible que las hubiese sufrido aquel 5 de febrero. Especialmente resaltan tres escoriaciones en el mentón que podrían haber sido causadas por un objeto punzante como un tenedor. A pesar de que la acusada afirmó que Guiz le había estirado del pelo y puesto el cuchillo en el cuello, la exploración médica no encontró signos de ello. 

La Fiscalía pide para Natalia Chiguachi una pena de 14 años por un delito de homicidio con la agravante de parentesco. Por su parte, la acusación particular, ejercida por el abogado Alejandro Giménez, eleva el castigo a 15 años de prisión. La defensa de la acusada, de la que se responsabiliza el letrado Juan Carlos Macarrón, expone que no existe ningún delito imputable a su representada y, en el caso de que el jurado aprecie que sí, plantea que concurren las eximentes de legítima defensa, miedo insuperable y arrebato u obcecación.

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