Un grupo de sintecho ‘okupan’ el garaje de Parque Roma en Zaragoza
El primero llegó hace más de un año y con el invierno se se han sumado más. Los vecinos de la zona reclaman "una solución digna" para estas personas.
La entrada es sencilla, no hay barrera en la rampa destinada a los vehículos y en el paso peatonal ha desaparecido el bombín de la puerta. Alrededor de media docena de personas están instaladas en el garaje de la urbanización Parque Roma de Zaragoza, concretamente en el acceso existente desde la calle Vicente Berdusán. El primero, un hombre mayor, se instaló hace más de un año según confirman los vecinos y con la llegada del invierno se fueron sumando más existiendo la sospecha de que incluso podría haber algún menor. El espacio ocupado es amplio y en él abundan los enseres personales. Hay juguetes, muebles, mantas y maletas, entre otros.
A los vecinos, que subrayan que no han causado ningún tipo de problema, no les preocupa tanto su presencia como las consecuencias que pueda tener. Afirman que se les ha visto hacer fuego para cocinar o calentarse y que la suciedad se hace notar. También alertan del riesgo que implica el que haya gente en la calzada cuando pasan con sus coches o motos.
El asunto se ha tratado en reuniones de vecinos y por parte de los administradores, y se ha dado cuenta de la situación a la Policía y al Ayuntamiento. Sin embargo, ante la inexistencia de una denuncia por parte del propietario de la zona del aparcamiento en la que se han instalado, resulta complicado actuar.
El caso no es el primero de aparcamiento ‘okupado’ que surge en Zaragoza. El 15 de febrero en la calle Montañés, después de que en el entorno se hubiesen producido dos acuchillamientos, fue desalojado un garaje en el que había 14 sintecho viviendo en condiciones insalubres desde hacía dos años.
En Parque Roma "son muy cuidadosos y no arman jaleo”, afirma Jesús, uno de los alrededor de 8.000 vecinos de la urbanización. Lamenta que “en pleno 2024 no haya otras opciones más decorosas para estas personas”.
Lo mismo opina Ana, otra de las residentes. Destaca “el mal olor” que origina su presencia. También Miguel Ángel apunta a la suciedad con la que se encuentra. Tiene una oficina dentro del área de locales y pasa por la zona a diario. “Con el coche hay que ir con cuidado, una noche tuve que apartar al más mayor de ellos, estaba tendido en medio del camino”, comenta.
Los vecinos, como muestra de solidaridad, les dejan bocadillos tanto en las escaleras que bajan a donde están como en recovecos. “Ayudamos en lo que podemos y lo que queremos es que se les de una solución digna”, recalca Miguel Ángel.
La media docena de ‘okupas' del garaje no son las únicas personas que pernoctan dentro de la urbanización o en sus inmediaciones. En la zona próxima al Centro de Salud y a la Iglesia de Nuestra Señora de la Almudena se afirma que hay otro grupo que duerme con cartones y en sacos.
