Urbanismo y arquitectura

Torres de San Lamberto, ¿qué queda del oasis de arquitectura californiana de Zaragoza?

Varios de sus chalés han sido reformados, aunque algunos todavía mantienen su esencia.

Una casa de Torres de San Lamberto. A la derecha, un saliente que sirve como terraza para el vecino de arriba y como porche para el de abajo.
Una casa de Torres de San Lamberto. A la derecha, un saliente que sirve como terraza para el vecino de arriba y como porche para el de abajo.
Francisco Jiménez

La zaragozana Pilar Rubio abre la puerta que delimita una valla con el acogedor interior de su morada. El esplendor del jardín no se puede apreciar un viernes lluvioso de febrero. Más allá de la cerca ya se intuye algo diferente en Zaragoza. Una vivienda con un amplio terreno y unas cristaleras que dan al salón. Ella entra por la planta de abajo, pero su vecino vive en la de arriba y no se cruzan. Unos enormes ventanales dejan entrever el interior de la zona de estar, pero la intimidad es máxima en la urbanización de Torres de San Lamberto, un oasis de tranquilidad más propio de California que de la capital aragonesa.

El germen de la tipología unifamiliar en la ciudad se dio en el llamado 'poblado americano' hace casi 70 años, en las periferias. Y su historia no tiene desperdicio. Nos remontamos a los años 50, cuando, gracias a un pacto entre Estados Unidos y España, se proyectaban varias bases militares en territorio nacional. Se escogieron terrenos próximos a la unión entre la nueva carretera del aeropuerto (es decir, de la Base Americana de Sanjurjo) con la de Logroño. Se hizo por concurso, al igual que en otras localidades (como Torrejón de Ardoz) con construcciones muy similares.

Este concurso lo ganaron los arquitectos españoles Luis Laorga Gutitérrez y José López Zanón en el año 1957, supervisados por el norteamericano Ernest Joseph Kump, un colega afincado en California y que ya trabajaba para el gobierno y el ejército de los Estados Unidos. Se presentaron también prestigiosos despachos internacionales, como el de Richard Neutra, uno de los arquitectos más influyentes del siglo XX, muy conocido por sus trabajos que marcaron el estilo del sur de California. Se rumorea que, al no ganar el concurso, estuvo un año sin volver a España por su enfado. No obstante, su influencia también se hace notar en este complejo urbanístico.

De hecho, están diseñadas para medir seis metros de ancho, con un concepto totalmente abierto en su interior. Los constructores españoles tenían miedo de que los tejados de las casas pudieran desvanecerse, motivo por el cual se levantó un muro de carga en mitad de todas las viviendas. Vistas desde fuera, las casas tienen una forma rectangular, pero siempre son atravesadas de manera vertical por un elemento que, en este caso, es la chimenea.

Este conjunto urbanístico fue diseñado para americanos destinados a las bases militares. Destaca por su arquitectura californiana, aunque muchas viviendas se han reformado parcial o totalmente, perdiendo poco a poco su esencia.
Heraldo TV
Imagen de las casas del 'poblado americano' de Zaragoza en el 1963. Allí se alojaron militares que estaban destinados en la base. Por la planta del suelo se entraba a una casa y por la primera planta a otra. Los amplios ventanales dan al salón, en un estilo arquitectónico más propio de California.
Imagen de las casas del 'poblado americano' de Zaragoza en el 1963. Allí se alojaron militares que estaban destinados en la base. Por la planta del suelo se entraba a una casa y por la primera planta a otra. Los amplios ventanales dan al salón, en un estilo arquitectónico más propio de California.
Gran Archivo Zaragoza Antigua (Gaza) | Juan Miguel Pando Barrero

Según se puede leer en las fichas de Patrimonio del Ayuntamiento (Torres de San Lamberto es un conjunto protegido), el terreno era sensiblemente atravesado por diversas acequias de riego. "El Grupo Militar fijaba el número de viviendas, sus características y la renta de cada una de ellas, pues estaban planteadas para ser destinadas al alquiler", figura en el informe. Así, el proyecto inicial parte de 42 edificios aislados que resultaban en 158 viviendas, pero en 1971 se aprueba una Actuación Aislada Urbanística que termina por ampliar la urbanización y que, claramente, se distingue de los chalés de estilo californiano de la parte más antigua.

¿Qué tenían de peculiar estas viviendas? La solución que los arquitectos españoles diseñaron fue la de agruparlas en bloques de cuatro edificios prolongados, de manera que sus accesos y vistas parciales se orientaran hacia los vértices de la parcela para lograr el grado de intimidad e independencia. Se repartían en bloques de dos pisos, cada uno de ellos compuesto por cuatro unidades familiares. Pero entre ellos no coincidían nunca, gracias a la distribución 'en cruz'. Un vecino arriba, otro abajo.

Hace más de 30 años que Pilar Rubio, arquitecta municipal, se compró uno de las casas en la urbanización Torres de San Lamberto. "Vivíamos en un piso en el centro y necesitábamos más espacio con la llegada de nuestros hijos", asegura, mientras pasea por una de las calles que conforman el conjunto que, a vista de pájaro, tiene forma de 'asa'. Reconoce que la zona "ha perdido un poco su esencia". Muchas de las casas originales han sido reformadas, incluida la suya, en menor o mayor medida. Además, la gran mayoría de las viviendas han sido cercadas por altos muros. "Las americanas estaban concebidas para ser un espacio totalmente abierto, con grandes jardines", añade Rubio.

"Es como vivir en un pueblecito", explica. Se conoce las vías casi como la palma de su mano, y quién perdura en ellas también. "En esta vive Guillem", le dice a su hija, también arquitecta, Sofía Galán. Juntas repasan todos los cambios que ven en el resto de inmuebles. "Muchos se cierran las terrazas, amplían las viviendas, se cambian las ventanas y contraventanas...", aseveran. Mientras charlan, el inmenso silencio de las calles solo lo rompen un par de helicópteros que sobrevuelan la zona. La tranquilidad es absoluta.

El interior de Torres de San Lamberto, entorno al año 1965.
El interior de Torres de San Lamberto, entorno al año 1965.
Gran Archivo Zaragoza Antigua (Gaza) | Gerardo Sancho Ramo
Los planos de una vivienda de la urbanización de Torres de San Lamberto. Cada hogar tenía, al menos, un ángulo en su distribución.
Los planos de una vivienda de la urbanización de Torres de San Lamberto. Cada hogar tenía, al menos, un ángulo en su distribución.
H. A.
Los planos de la urbanización de Torres de San Lamberto, en las fichas del Ayuntamiento de Zaragoza.
Los planos de la urbanización de Torres de San Lamberto, en las fichas del Ayuntamiento de Zaragoza.
Ayuntamiento de Zaragoza

Paradójicamente, mientras Pilar Rubio calleja por Torres de San Lamberto, se encuentra con un vecino que todavía no conocía. El jardín de Miguel se toca con la parte trasera del hogar de la arquitecta. "Llevo años pensando: 'Quién será mi vecina...'", le dice el hombre. Él todavía conserva las ventanas correderas originales. "Pocos las han dejado", declara, aunque admite que tuvo que cambiar la escalera porque la casa estuvo 20 años abandonada hasta que la adquirió. La hija, Sofía, exclama que el dormitorio de la casa da hacia su puerta. "Cuando estás durmiendo en la habitación y abre alguien, lo escuchas", comenta. A pesar de la mala época para el esplendor de las plantas, Miguel tiene una preciosa mimosa florecida. Sus tonos amarillentos dan luz a un día gris.

La urbanización tiene dos partes enfrentadas y claramente diferenciadas: la más cercana a la carretera de Logroño, que fue la ampliación de 1970, la conforman viviendas de una arquitectura diferente a las iniciales. En un principio, eran casas concebidas para los "jefes" (u oficiales de alta graduación) del 'poblado americano'. Eran de carácter unifamiliar, de una planta, o incluso dúplex. Fueron todas derribadas tras venderse el suelo hace décadas. Después, se levantaron unifamiliares por fases, llenando poco a poco los vacíos. Mientras, en el otro lado se conservaban las originales. Para dar una mayor variedad al conjunto, unos bloques de viviendas se hacen con los paramentos exteriores de ladrillo visto y otros de aparejos guarnecidos, enlucidos y pintados al silicato en distintos tonos.

"Aquí se vive muy bien y en muchas etapas de la vida. Para los niños, este sitio es estupendo: tienes el colegio al lado, mucha intimidad, jardines enormes para que puedan jugar, conoces a todo el mundo...", Pilar Rubio, vecina

Antaño, en la zona original había varios negocios, como un videoclub, una panadería y zonas deportivas (como una pista de tenis que todavía se conserva). También, como era de esperar, un campo de golf -que fue el primero de la ciudad- y una piscina municipal, entre muchos otros puntos de interés. De hecho, según narran las zaragozanas, tradiciones americanas arraigadas, como Halloween, se daban en esta urbanización mientras en el resto de Zaragoza casi ni se conocían. De hecho, esta zona despertó tal interés que fue reportajeada por el New York Times, de la mano de las periodistas Rachel Chaundler y Genoveva Crespo, y fue utilizada también para rodar algunas escenas de la película 'Culpable para un delito', donde se aprecia perfectamente su morfología.

"Aquí se vive muy bien y en muchas etapas de la vida. Para los niños, este sitio es estupendo: tienes el colegio al lado, mucha intimidad, jardines enormes para que puedan jugar, conoces a todo el mundo...", asevera Pilar Rubio. De hecho, considera que la población "está envejecida", aunque muchos hogares han pasado de padres a hijos, que no se marchan, y unos cuantos conocidos han ido de merienda a alguna de las casas y han acabado comprando una allí. "Tan solo quedaba un americano viviendo aquí, que murió hace años. Aún vive su mujer en la urbanización", se lamenta. Lo conocían como el señor Smith. Mientras, los que más tiempo llevan no reforman en exceso sus casas, que siguen abiertas a la calle, sin levantar grandes muros.

Esta zona se proyectó como VPO para militares y ha terminado siendo una de las zonas más lujosas de la ciudad. Hasta 12 inmuebles se pueden encontrar en Idealista, con precios que van desde los 240.000 hasta casi el millón de euros. "Estuve un tiempo pensando en venderla, pero llegó la pandemia y ya no hice nada. Estoy pensando qué hacer con ella", declara la arquitecta. En su caso, uno de los dormitorios del hogar se transformó en un aseo, amplió el salón y cambió la cocina de sitio. Pero todavía conserva esencia californiana: a través de sus grandes ventanales, uno siente que el extenso jardín se mete en el salón. "Y no es por que tenga plantas metidas", añade.

Mientras en invierno se apaga, el jardín de Pilar cobra vida en primavera: florecen los tilos, la noguera, el liquidámbar, la albizia chocolate, el lirelo o el plumero, entre muchos otros. "Llevo yendo años a cursos de jardinería", asegura. Además, muchos de los ejemplares de árboles plantados en los terrenos tienen varias décadas y alzan una forma imponente sobre el cielo. "Están talando muchos porque tienen riesgos de caerse", añade Rubio.

Algunos de los vecinos llevan mucho tiempo reivindicando que se cierre la urbanización, ante el incremento de los robos que se han perpetrado en las viviendas del conjunto. No obstante, es una petición todavía desatendida. "Las casas de la parte más cercana a la carretera de Logroño no desean que se cierre. Nosotros solo pedimos que, por la noche, se cierre una valla", añade.

Al ponerse el sol, el silencio solo lo interrumpen el 'cantarrujear' de los pájaros. En su intimidad, algunos vecinos se asoman a la terraza para desconectar y cotillear quién pasa por la calle. Al final, no es más que "un pueblecito" con una arquitectura única en Zaragoza. Una 'rara avis' que peligra con desaparecer entre reformas y altos muretes.

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