tribuna

La viuda y asesina del lugarteniente del Lute busca otra rebaja de su condena ante el Supremo

Carmen Villa logró que el TSJA le redujese la pena de cárcel de 20 años a 18 años y medio, pero insiste en su inocencia.

Carmen Villa y su abogado, José María Pedregal, en el juicio.
Carmen Villa y su abogado, José María Pedregal, en el juicio.
Oliver Duch

Carmen Villa Fernández (63 años), viuda y asesina de Raimundo Medrano (69 años), lugarteniente del Lute y enemigo público número 2 para la Policía franquista, todavía confía en salir de prisión. Un jurado la declaró autora del disparo a quemarropa que acabó con la vida del Quinqui, como también se conocía a su marido, en la noche del 4 al 5 de enero de 2015 en una casa-cueva de Calatayud. La Audiencia de Zaragoza la condenó a 20 años de cárcel por el asesinato y a uno más por el delito de tenencia ilícita de armas, pero el Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA) revocó después parte de la sentencia y la fijó en 18 años y medio. La defensa, a cargo del letrado José María Pedregal, ha vuelto a recurrir ahora el último fallo ante el Tribunal Supremo (TS) con el objetivo de reducir o incluso anular el castigo impuesto a su cliente.

A la hora de justificar su petición, el abogado de la condenada parte de una premisa: «Ni consta acreditado que la acusada fuera la autora material del disparo que causó la muerte del señor Medrano, ni que este fuera ciego, estuviera dormido o no tuviera posibilidad de defenderse». En cuanto a la autoría del asesinato, la defensa recuerda que de todas las declaraciones que hizo la acusada la que realmente cuenta es la que efectuó en el juicio. Y entonces se declaró inocente.

El abogado cree que cuando la encausada se confesó culpable del asesinato del Quinqui ante la Policía «faltaba a la verdad». Lo hizo, mantiene, para «proteger a un tercero cercano a su entorno». Cabe recordar que una de las hijas de Carmen Villa llegó a plantear la posibilidad de que fuera su hermano quien mató a su padre. En cualquier caso, la defensa sostiene que existen dudas y que estas impiden atribuir el crimen a la investigada.

Por otra parte, en el escrito dirigido al Supremo, José María Pedregal insiste en que no puede considerarse probado que la víctima fuera ciega: hecho que sí consideró acreditado el jurado y sirvió para apreciar la agravante de alevosía, esencial para condenar a la acusada por un delito de asesinato. Esta parte recuerda que, tiempo atrás, Raimundo Medrano chocó contra un coche patrulla de la Guardia Civil, lo que probaría que tenía facultades visuales para ponerse al volante. Por ello, se queja de que el magistrado que presidía el juicio no le permitiera acreditar este hecho ante el jurado. Para la defensa, tampoco existen pruebas que sirvan para condenar a Carmen Villa por el delito de tenencia ilícita de armas.

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