José Ignacio Alfaro: "El día de la gran recogida de alimentos, mejor done dinero en el súper"

El presidente del Banco de Alimentos de Zaragoza hace un llamamiento para lograr 3.000 voluntarios para los días 24 y 25 de noviembre, cuando se llevará a cabo la campaña en 260 establecimientos.

José Ignacio Alfaro, presidente del Banco de Alimentos de Zaragoza, en una de las naves de la institución.
José Ignacio Alfaro, presidente del Banco de Alimentos de Zaragoza, en una de las naves de la institución.
Guillermo Mestre

Se acerca la gran recogida de alimentos y ustedes necesitan...… 3.000 voluntarios para cubrir las dos jornadas, 24 y 25 de noviembre, en 260 establecimientos de Zaragoza capital y provincia. En turnos de mañana y tarde, de apertura a 14.00 y de 17.00 a cierre. Dejaremos el de mediodía vacío, aunque si hubiera suficiente gente...

¿Cuántos hubo el año pasado?1.200.

¿Y han notado más o menos disposición a participar últimamente?La verdad es que ha ido hacia abajo.

¿Donamos, pero nos comprometemos menos?Los Bancos de Alimentos han llevado a cabo un cambio brutal en los últimos tres años. Antes, solo pedíamos alimentos físicos; ahora hemos pasado a la recogida virtual de dinero. En Zaragoza, solo los híper Alcampo, Aldi, Carrefour y Eroski recogerán dinero y artículos. Quien quiera donar dinero, deberá hacerlo en caja, no dárselo a los voluntarios.

Y eso, ¿los ciudadanos lo saben?Parece que los voluntarios se identifican más con la recogida física que con informar al cliente de que cuando pase por caja puede dejar un donativo.

¿A dónde va ese dinero?Queda depositado en la empresa correspondiente. Tras la recogida, cada cadena nos informa de cuánto dinero tenemos. 50.000, 60.000 euros, lo que sea, y nosotros lo vamos usando según las necesidades de cada momento como si fuera una tarjeta bancaria. Cuando se acaba, se acabó. Tenemos de plazo para gastarlo hasta el 30 de septiembre de 2024.

¿La gente desconfía?El dinero nunca llega al Banco, a ninguna cuenta corriente. El año pasado se recaudaron 438.615 euros, que nos permitieron comprar 370.000 kilos de comida. También recogimos 80.000 kilos de productos. Cuando solo se donaban alimentos, llegábamos a conseguir 500.000 kilos.

Supongo que para los supermercados también es más sencilla esta manera de proceder.Entre otras razones, porque si no les descuajeringamos las tiendas. Los clientes entran y preguntan a los voluntarios qué se necesita. Y si les contestan que conservas de pescado, todos van flechados a las estanterías y pelan el lineal de latas de sardinas. Entonces, el director de la tienda tiene que llamar a su plataforma logística para decirle que se ha quedado sin producto. O si recogemos demasiada leche, puede que haya lotes que caduquen en marzo, así que tenemos que identificarlos con un esfuerzo tremendo. Llega marzo y debemos repartir la leche con mucha alegría, y en abril resulta que no tenemos. Es mejor que, el día de la gran recogida de alimentos, los ciudadanos donen dinero en los supermercados y nosotros lo administramos.

¿Cómo son los días posteriores a la gran recogida?Antes eran un follón. Teníamos que llevarnos todos los artículos recogidos de todas las tiendas. Alquilábamos una nave inmensa en la Feria de Muestras, volcábamos todo en una cinta sin fin y cada voluntario seleccionaba un alimento concreto. Uno, la leche. Otro, la pasta, el de más allá, las legumbres… Íbamos todos vestidos de esquiadores, porque era una nave enorme sin calefacción, en diciembre allí hacía un frío horrible y nos pegábamos casi un mes clasificando comida. Luego llevábamos los camiones, los cargábamos, los volvíamos a llevar al Banco… Ahora es mucho más manejable para nosotros, los artículos caben en nuestras naves y hacemos la clasificación en una semana.

Pero se pierde esa imagen solidaria en los supermercados de ciudadanos donando productos y voluntarios apilándolos.Reconozco que desaparece la empatía de los papás con los niños pequeños acercándose a los voluntarios con unos botes y unos paquetes y diciéndoles: ‘Mira, esto es para las personas necesitadas’. Y ya, para ser malos, cuando sales de la fila, todo el mundo ve que te acercas al stand y dejas una bolsa. Pero nadie se da cuenta de que donas dinero al pasar por caja.

¿Notan los malos tiempos? La elevada inflación, el aumento de costes…Con el dinero recaudado el año pasado pudimos comprar 370.000 kilos de comida. Este año, aunque lográramos los mismos kilos, compraremos menos. Nos hemos marcado un objetivo de recaudación de 500.000 euros; es ambicioso, casi 60.000 más que el año pasado, pero en realidad servirá para adquirir más o menos lo mismo.

¿Cuánta gente se beneficia de la generosidad de los zaragozanos?23.590 personas, es nuestro censo a 30 de septiembre. El año pasado teníamos una ratio de 145,97 kilos por persona y año. Este año, a la misma fecha, hemos bajado a 120,62. También es verdad que los 375.000 kilos de alimentos que nos dio en septiembre el Fondo Europeo de ayuda a los desfavorecidos nos subirá bastante esa ratio.

No todo es la gran recogida. Hacen campañas a lo largo del año, y hay empresas que colaboran…En primavera hacemos la Operación Kilo en los supermercados, también recogidas en los colegios, en cuarteles de la Guardia Civil, en residencias y hospitales…

¿Y en cuanto a las instituciones?El Banco de Alimentos de Zaragoza tiene unos gastos de mantenimiento de unos 140.000 euros al año. Toda ayuda llega de manos o empresas privadas. La primera subvención oficial que tuvimos vino del alcalde Juan Alberto Belloch, que nos daba 8.600 euros. Pedro Santisteve subió a 10.000. Jorge Azcón nos daba 65.000 euros, y la pasada primavera nos dio 20.000 más, osea 85.000. Y Mercazaragoza, que es participada por el Ayuntamiento en un 51%, nos da 25.000, con lo cual llegamos a los 105.000 euros. Para nosotros ha sido maná caído del cielo.

¿Y el Gobierno de Aragón?Jamás nos había dado nada. Siempre nos decían que el dinero era para la Dependencia. Recién nombrado presidente, Azcón se plantó aquí y nos dijo que nos dan 50.000 euros para comprar alimentos. Nos quedamos impresionados. Ha habido un salto exponencial, sí, pero no entiendo por qué, creo que con los alimentos no se hace política. Los Bancos son apolíticos y aconfesionales, ayudamos a todo el mundo.

¿Somos solidarios?Los españoles en general, sí. Pero los aragoneses, mucho. Aquí la gente se vuelca. Tenemos mucho prestigio, no hemos hecho ninguna pifia, tenemos auditoría externa, nos audita también la Fundación Lealtad, trabajamos con arreglo a un método, levantamos acta de todo, cumplimos una serie de requisitos de calidad…

¿Hay problemas a la hora del reparto de alimentos?Uy, sí. Una empresa de bollería nos donó un trailer lleno de productos y los repartimos. Un día, vino un señor musulmán quejándose porque en el etiquetado en árabe ponía que los bollos tenían trazas de grasa animal, y él pensaba que nos estábamos riendo de ellos. Otra vez recibimos dinero de una asociación para comprar alimentos de 0 a 3 años, leche de continuación, pañales, papillas y potitos. Nos llegaron fotos de potitos de pollo sin abrir tirados en los contenedores porque el pollo no era halal, sacrificado según dicta el islam. Ahora que estamos comprando carne, porque nos hemos centrado en mejorar mucho la dieta y los segundos platos, pedimos que venga con certificado halal para que puedan comerla los musulmanes. 
También debemos hacer una gran labor educativa. Por ejemplo, a los gambianos les dimos unas lechugas preciosas, y ellos nos dijeron que era comida para ganado. Un voluntario se encargó de explicarles que con la lechuga, unos tomates, aceite y olivas negras se hace una ensalada riquísima. En Portugal no toman lentejas, se las dan a los cerdos. Y como por la zona de San Pablo hay muchos gitanos portugueses, las tiraban a la basura. Hay que explicarles que en España se guisan así o asá.

¿Atienden también las necesidades especiales? Celíacos, intolerantes a la lactosa…Se atienden cada vez más y compramos comidas especiales. Empresas especializadas nos hacen donaciones. Y también hacemos mucho trabajo de reciclaje.

¿Perdón?Vamos dos días a la semana a Mercazaragoza a las seis y media de la mañana y pasamos por todos los puestos. En uno nos dicen que nos dan no sé cuántas mallas de naranjas, porque las frutas de en medio tienen pelusa y no se pueden vender. En otro, un palé lleno de borrajas porque algunas están podridas. Seleccionamos los alimentos, todos ellos perecederos, y a las 9 vienen un montón de furgonetas de Proyecto Hombre, Remar, Reto, las Hermanitas… Nos los dan sobre todo los viernes, porque si no los venden tienen que pagar una cámara frigorífica todo el fin de semana. Nosotros les emitimos certificados fiscales para que se los puedan desgravar. Y los alimentos no aptos para consumo humano están solicitadísimos para dar de comer a los animales, así que los ganaderos vienen a buscarlos.

Un trabajo apasionante.Mucho. En nuestras filas hay de todo: militares, ingenieros, bancarios, taxistas, camioneros… todos jubilados, y ninguno cobramos un duro. Somos 141, y todos quieren estar en el almacén, cargar, descargar… Nadie quiere estar en el despacho, dicen que en su vida ya han trabajado mucho tiempo sentados. Pero hay que saber de papeles, porque se hacen auditorías, papeleo fiscal, peticiones de subvenciones… Así que tenemos a una persona contratada a media jornada para llevar la administración.

Al principio de la entrevista decía que necesitaba 3.000 voluntarios. Adelante, haga su llamamiento.Si quieres transformar el mundo, ven a ayudar al Banco de Alimentos. Ven, te necesitamos. Es muy gratificante, haces algo por los demás. No sé, ¿cree que con esto vale?

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