Unos mensajes por Telegram podrían ser claves en un juicio por violación en Zaragoza

El tribunal aplazó la vista para que la red social aporte una conversación a la causa judicial.  

El acusado, durante el juicio celebrado este vieres en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
El acusado, durante la vista oral celebrada este viernes ante el tribunal de la Sala Tercera de la Audiencia de Zaragoza.
Guillermo Mestre

Muchas personas establecen relaciones a través de redes sociales, pero no siempre terminan bien. Incluso pueden acabar en una denuncia por violación, como ha ocurrido en Zaragoza.  

Es el caso de una joven de 24 años que acordó una cita con un hombre de 45, el cual le dijo ser camarero en hoteles de lujo. Tras intercambiar mensajes durante tres días, él le ofreció prepararle un buen desayuno en su casa para conocerse en persona y, si se terciaba, algo más. 

La joven acudió a su casa, desayunaron como estaba previsto y, tras estar un rato en el sofá intercambiando besos y tocamientos, decidieron, de mutuo acuerdo, mantener relaciones sexuales en el dormitorio. Se desnudaron y todo fue bien hasta que ella se dio cuenta de que él no se había puesto profiláctico.

"Ella me dijo ‘‘así no quiero’’. Y yo paré. Bueno, había empezado a penetrarla un poco, pero paré en seco. Fui a buscar un preservativo a otra habitación y, al volver, se había levantado y se marchó", declaró ayer el acusado, Alfredo A. T., en la Audiencia donde se le juzga como presunto autor de una violación. Añadió que no pasó nada más, salvo que ella se fue llorando. "Pero no porque yo hiciera nada malo. Se marchó tristona, desganada", aclaró.

La chica, sin embargo, contó los hechos de distinta forma. Su relato coincide hasta el momento en que ella le dijo que sin preservativo no aceptaba. "Me agarró fuerte de los dos brazos. Le dije varias veces que parara, que así no quería, pero no me hizo caso. Me forzó, yo me puse a llorar y cuando terminó, fue a buscar un preservativo. Yo accedí porque tenía miedo de que si le decía que no lo hiciera otra vez por la fuerza. Estaba en shock", dijo.

La joven no acució a la Policía hasta un mes después. "Se lo conté a mi psiquiatra", dijo. Los forenses indicaron que padece un trastorno esquizoafectivo con características de bipolaridad, pero no creen que le afectara cuando ocurrió todo, ya que el relato que hizo de los hecho fue "cronológicamente ordenado, espontáneo y coherente". "Actuó como muchas mujeres que sufren agresiones sexuales y no denuncian inmediatamente", indicó un médico.

Lo que hizo la joven tras acudir a la Policía fue contactar de nuevo con el acusado y pedirle explicaciones. "Me violaste", le escribió. Y él respondió: "Lo siento, no quise hacerlo, te lo juro" y unos emoticonos enfatizando sus disculpas. Una parte de estos mensajes se aportaron a la causa, pero la otra fue borrada. 

Tanto el abogado de la acusación, Óscar Espinosa, como la de la defensa, Carolina López Urriés, y la Fiscalía solicitaron al juzgado que oficiase a Telegram para recuperar la conversación entera, pero la empresa no ha contestado. Por esa razón, el tribunal de la Sección Tercera decidió aplazar un mes el juicio para ver si en ese tiempo responde. La acusación solicita diez años de cárcel para el acusado, la Fiscalía ocho y la defensa, la absolución. 

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