Los criminales de Badoo pasarán al menos 30 años entre rejas
La Audiencia acepta acumular las penas por el secuestro y asesinato de José Antonio Delgado y se benefician en 4 años.
Treinta años será el tiempo máximo que Hedangeline Candy Arrieta y Mohammed Achraf pasen en prisión por secuestrar, robar y asesinar a José Antonio Delgado Fresnedo, el informático vasco de 54 años al que citaron en Zaragoza haciéndole creer que iba a encontrarse con la mujer con la que había congeniado a través de la red social Badoo. Una vez llegó a la estación de Luceni, donde había quedado con Candy Arrieta, de 36 años, Mohamed Achraf, de 38, lo atacó por la espalda, lo inmovilizaron, le robaron el coche y lo tuvieron secuestrado tres días hasta que lo mataron a golpes y lo enterraron vivo.
Los criminales fueron condenados a 34 años de cárcel –25 por asesinato, 6 por un delito de detención de y 3 por estafa–, fallo que ratificó en primer lugar el Tribunal de Justicia de Aragón y después el Tribunal Supremo. Una vez declarada firme la sentencia sus abogados, Carmen Sánchez y José Manuel Martín, acogiéndose a la Ley de Enjuiciamiento Criminal, solicitaron la acumulación de penas y que les fuera aplicado el límite máximo establecido en el Código Penal, petición a la que no se opuso la Fiscalía.
En su caso, este tope está fijado en 30 años de cárcel, por lo que se beneficiarán de la ley que establece que sea ese el límite cuando el acusado haya sido condenado por dos o más delitos y alguno de ellos esté castigado con una pena superior a 20 años.
La pareja tiene a sus espaldas otras dos condenas de 10 y 12 años y 9 meses de prisión para cada uno de ellos por otros dos casos en los que actuaron de la misma forma pero, afortunadamente, las víctimas lograron salir vivas de las emboscadas. En uno de ellos citaron y secuestraron a un vecino de La Almunia de Doña Godina y en el otro a uno de Tudela. La investigación llevada a cabo por la Guardia Civil y la Ertzainza, tras la denuncia por desaparición que puso la familia de José Antonio Delgado, permitió detener a los criminales, que habían encontrado en la red de contactos el lugar perfecto para seleccionar a sus víctimas.
