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Pastelería Jeymar, en Borja, del cierre a las tartas individuales: "Hemos visto peligrar nuestro negocio"

Aunque es un establecimiento de primera necesidad, los hermanos Val optaron por bajar la persiana entre marzo y mediados de mayo de 2020.

Los hermanos Val en la pastelería Jeymar de Borja, abierta en 1986 por su padre.
Los hermanos Val en la pastelería Jeymar de Borja, abierta en 1986 por su padre.
Heraldo

“Llevamos 35 años a batalla con la pastelería y siempre nos ha ido bien. Ahora, después del año de pandemia, hemos visto peligrar nuestro negocio”. Son las palabras de María José Val, dueña junto a su hermano de la pastelería Jeymar, en Borja. Es un negocio familiar, abierto por su padre en 1986. Era viajante pero, a sus 46 años estaba cansado de esa profesión y se fue a Logroño a aprender pastelería de sus primos.

Al poco tiempo de abrirla, tres de sus cuatro hijos se metieron de lleno en la pastelería, donde ahora están al frente. Han pasado por épocas malas de crisis económica pero, en general, nunca se han visto en apuros. Sin embargo, en marzo de 2020, con la pandemia, se enfrentaron a una situación totalmente inesperada y nueva para ellos.

“No sabíamos nada del virus y, aunque podríamos haber seguido abiertos por ser establecimiento de primera necesidad, decidimos cerrar”, explica María José. Reconoce que, en un primer momento, pensaron que ese cierre no duraría más de una semana. Lo hicieron, dice, por responsabilidad social. “Se hablaba de evitar el tránsito de personas en todo lo posible y sentimos que bajando la persiana contribuíamos a ello”, añade.

Aunque no se arrepiente de la decisión, ahora, echando la vista atrás, no sabe si hubieran reaccionado de la misma forma. “Al final estuvimos inactivos durante dos meses y eso lo hemos notado en el bolsillo”, dice.

Además de los tres hermanos, la pastelería cuenta con otros dos empleados que durante los meses de cierre y alguno más tras la apertura estuvieron en un ERTE, total o parcial, según el caso y la demanda.

Pero desde el verano, los cinco miembros del equipo están de nuevo en activo, eso sí, trabajando un día menos. “Habitualmente, tenemos fiesta un día a la semana pero ahora, como hay menos trabajo, libramos dos”, explica María José. Ella y su hermano están en el obrador a turnos con una tercera persona fija. El día que toca, a las 6.30 de la mañana ya están los hornos en marcha para que a las 9.00, cuando empiecen a llegar los clientes, el mostrador esté ya repleto de productos.

Entre sus top ventas está la trenza de Borja, especialidad de la casa. “La aprendimos a hacer donde lo hicieron los de la Tolosana”, indica María José. También son muy demandadas las almendras marconas con chocolate, las galletitas de nata y las pastas de té en general.

En cuanto a tartas, su catálogo cuenta con entre 15 y 20 referencias, las mismas que pasteles individuales. Y es que la pandemia también ha hecho que en la pastelería Jeymar hayan tenido que adaptar su oferta. “Antes se llevaban tartas más grandes pero ahora lo normal es que sean de 6 u 8 raciones”, explica. Y, aunque ya se hacían, ahora se venden muchas más individuales.

Además de esta adaptación de sus productos, los hermanos Val también se han lanzado a la venta por encargo y a los envíos por mensajería. Aunque antes de la covid ya se realizaban algunos pedidos puntuales para fuera de Borja, ha sido a raíz de la pandemia cuando el proceso se ha formalizado.

El canal de venta más empleado en este sentido es whatsapp, donde el cliente puede ver el catálogo de productos y comprar los que quiera. Los pagos se realizan por transferencia, bizum o tarjeta de crédito y, si son para recoger, habitualmente el pedido está preparado el mismo día.

En este tiempo, motivado sobre todo por las restricciones de movilidad, en la pastelería también han visto cómo crecían exponencialmente los envíos por mensajería. La mayoría son para Zaragoza, principalmente para personas que tienen su segunda residencia en Borja pero no han podido ir en ciertos periodos. Pero los paquetes han llegado hasta Canarias o París y se envían con cierta frecuencia a Navarra, Madrid, Jaén, Cádiz o Barcelona. En la mayoría de los casos, el tiempo de entrega es de 24 horas y el coste adicional para el cliente es de unos 5 euros.

Pero ¿qué son 5 euros cuando uno puede volver a saborear ese dulce que le transporta a su pueblo cuando no se puede viajar? A la vista de los datos, el cliente ha valorado de forma positiva este servicio, ya que en períodos fuertes, como las navidades, se sacaban entre 5 y 10 pedidos en días buenos.

En este tiempo de pandemia, María José ha podido sentir más que nunca el cariño que sus clientes tienen por sus elaboraciones. Tanto de quienes compran a distancia como de los que pasan por la pastelería. “Cuando abrimos tras el confinamiento quienes venían no dejaban de decirnos las ganas que tenían de poder volver a probar nuestros productos”, recuerda, emocionada. “Aunque en ciertos momentos la situación no compensa del todo económicamente, sí lo hace a nivel personal, porque nos sentimos más valorados que nunca”, reconoce, agradecida.

Los productos más representativos de la pastelería Jeymar se pueden adquirir tanto en su local de la plaza del Olmo, número 3, de Borja como en varios establecimientos de otros pueblos de la comarca y los alrededores. En estos puntos, se van recogiendo los encargos y una vez a la semana se reparten.

En la tienda de Borja, el horario de atención se ha ampliado algunas horas para ofrecer facilidades al cliente, que con frecuencia tiene que esperar largas filas en la calle. La pastelería está abierta de martes a domingo, de 9.00 a 14.00 y de 17.30 a 19.30. Los lunes se sigue descansando, como estableció el patriarca cuando abrió el negocio hace 35 años.

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