Enoturismo: mil y una formas de vivir el vino

Aragón cuenta con cuatro rutas desde donde proponen experiencias enológicas muy originales con las que adentrarse en el mundo de la vid. Todo es posible; desde recorrer los viñedos en globo hasta crear un caldo personalizado

Los viñedos se pueden descubrir a pie, en bicicleta, a caballo e, incluso, desde las alturas en globo aerostático.
Los viñedos se pueden descubrir a pie, en bicicleta, a caballo e, incluso, desde las alturas en globo aerostático.
Roberto Regueiro/ Archivo Ruta de la Garnacha

Si Baco, el dios del vino, fuera contemporáneo de la sociedad actual seguro que elegiría Aragón para hacer honor a su divinidad. La Comunidad cuenta con grandes zonas vitivinícolas donde este ser mitológico podría dar rienda suelta a sus celebraciones.

Ante esta riqueza de viñedos y el auge del turismo en torno a ellos, cuatro han sido las áreas que han aprovechado este potencial y han creado su propio itinerario enológico. En el Campo de Borja, la Ruta de la Garnacha recorre más de una docena de municipios;a los pies del Pirineo, la Ruta del vino Somontano muestra cómo los caldos son su motor de vida; la Ruta del vino de Cariñena potencia el potencial de sus vides, que nacen en suelos pedregosos y, por último, la Ruta del vino de Calatayud propone diversos atractivos. Todas ellas están apoyadas por las denominaciones de origen con las que cuentan los vinos que les dan nombre.

Vino, gastronomía, cultura y ocio se conjugan en estos recorridos que buscan acercar al mundo de este preciado bien. Tanto es así, que estas cuatro rutas se han unido en Enoturismo Aragón, una marca certificada por Acevin, la Asociación Española de Ciudades del Vino.

La razón de ser de cada una de las rutas es promover un turismo saludable que ponga en valor el territorio y el paisaje. Es esta reivindicación la que permite al usuario disfrutar de experiencias únicas en torno al vino.

Las catas, las visitas a las bodegas y los maridajes de caldos con distintos productos gastronómicos son las actividades con más solera. Todas ellas comparten protagonismo con experiencias novedosas que muestran los matices de los caldos.

Recorrer los viñedos es una de las actividades más demandadas, aunque además de a pie, hay mil y una formas de conocer el lugar dónde nace la vid: a lomos de un caballo, sobre las dos ruedas de una bicicleta, en un trineo tirado por perros e, incluso, desde las alturas, en un globo aerostático.

Disfrutar de los beneficios del vino para la piel, descubrir los aromas y hasta elaborar un caldo personalizado son algunas de las experiencias que hacen del enoturismo una opción para todos los gustos. Además, una de las grandes apuestas es el bus del vino, servicio disponible en la ruta del Somontano –con salidas desde Huesca y Zaragoza– y en la de Cariñena –con salidas desde Zaragoza–. Gracias a este autobús, el usuario puede vivir diferentes jornadas enoturísticas, todas ellas con catas, visitas a bodegas y al entorno sin tener que preocuparse por el transporte.

Cuatro rutas en torno a la viticultura:

Garnacha: un día de aventura

La aventura y el turismo saludable son dos indispensables de las experiencias turísticas de la Ruta de la Garnacha, que pueden realizarse en el Campo de Borja gracias a la puesta en valor del paisaje y del territorio vitivinícola.

Vuelo en globo entre viñedos. Ahora se puede disfrutar de las tierras del Moncayo desde las alturas. La actividad tiene una duración de cuatro horas ya que, además del vuelo, incluye degustación de productos de la huerta, brindis en el globo y desplazamientos. Tiro de trineo de perros.  Para descubrir los viñedos de una forma diferente con una de las razas de perros más antiguas, husky siberiano. La actividad también puede realizarse antes del amanecer. Y sí aún queda tiempo, imprescindible disfrutar de catas de vino y tapas en las bodegas.Somontano: la más familiar

En un privilegiado enclave a los pies del Pirineo, el Somontano ofrece en su ruta actividades para todos los públicos, aunque los más pequeños son su gran pasión.

Paseos a caballo por el viñedo. Una experiencia para toda la familia en Bodegas Sommos, donde se puede recorrer las tierras subido a lomos de un caballo. Pequeño sumiller. Especialmente pensada para los más pequeños, esta actividad puede realizarse en cualquier bodega, previa reserva. Los niños se introducen en el mundo agroalimentario, experimentan con soluciones salinas y olores y conocen el trabajo del campo. Además, reciben un carné personalizado de sumiller profesional. Mientras los niños se divierten, los mayores pueden disfrutar de un maridaje de vino con helados o quesos.Cariñena, vino con los cinco sentidos

La vid de Cariñena crece en suelos pedregosos, por lo que adquiere unos matices especiales. Desde la ruta proponen experiencias para descubrir este vino de las piedras con los cinco sentidos.

Cata de vinos con tapas de autor. Las comidas maridadas con los vinos de la comarca son la opción más ofertada, aunque, para aquellos que no desean un menú completo, la gran apuesta son las catas con tapas de autor. Vinoterapia geotermal. Un tratamiento de bienestar en el que se combinan los beneficios de esta vid que crece bajo las rocas, y la geotermia, masaje ancestral con piedras calientes y frías. Para descubrir todos los rincones de la ruta, bus del vino. Con salida desde Zaragoza, permite visitar distintas bodegas y el patrimonio cultural de la comarca.Calatayud, para descubrir los orígenes

Para descubrir de dónde proceden estos caldos tan preciados nada mejor que viajar a la comarca de Calatayud, donde la tierra es el origen de todo.

Paseo en bicicleta por las viñas. Una experiencia guiada que ofrece Bodegas Lugus en su viña en Belmonte de Gracián, para dar a conocer la tierra, las garnachas centenarias y el ciclo de la vid. Enólogo por un día. Para aquellos que quieren sentir cómo es la producción de un vino, el equipo de Bodegas San Alejandro guía una experiencia única: la de disfrutar de una elaboración inédita, con la selección de componentes para la creación de un vino personalizado hasta en el embotellado y etiquetado. Para no olvidar dónde está el origen, obligatorio visitar el Museo del vino D. O. P. Calatayud. Más información en Un País de Montañas

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