Los tres meses de huelga en el servicio de recogida de residuos sólidos urbanos de la Comarca del Jiloca ha desatado las quejas vecinales por la presencia de contenedores de plásticos y papel desbordados en las calles. La movilización laboral, suspendida este viernes durante dos semanas para intentar un acuerdo con la empresa encargada del servicio, FCC, ha deteriorado el aspecto urbano hasta colmar la paciencia de la ciudadanía.

Los vecinos denuncian la acumulación de plásticos y cartón sin recoger junto a los contendedores destinados al reciclado. Los recipientes para papel y cartón no se recogen desde que empezó el conflicto hace un trimestre mientras que los de envases se vacían tan espaciadamente que están también desbordados y los plásticos se extienden por los alrededores. Y el problema se expande por los pueblos cuando sopla viento y arrastra los residuos sin control.

Laura Ruiz, vecina de Luco de Jiloca, una pedanía de Calamocha, explica que la población se ve obligada a “amontonar” los envases y el cartón en sus cocinas o garajes para evitar que se acumule junto a los contenedores llenos desde hace semanas. Cuenta que, cuando se desplaza a Zaragoza por motivos familiares, aprovecha para llevarse plásticos que deposita en los depósitos de recogida de la capital aragonesa.

Ruiz añade que, cuando sopla el viento, los papeles y plásticos que desbordan los contendores “se dispersan por el pueblo”. Esta vecina agrega que los recipientea para plástico se han vaciado “una o dos veces” desde que empezó la huebla, pero los de cartón “ninguna”.

El presidente de la Asociación de Comerciantes e Industriales de Calamocha (ACIC), Antonio San Roque, afirma que la localidad ofrece una “imagen penosa” por la presencia de plásticos y papeles en torno a los contenedores llenos a rebosar. “Da pena ver cómo esta el pueblo, es de vergüenza”, remacha. Admite, no obstante, que no existe un problema sanitario importante porque los contenedores de los residuos orgánicos se retiran periódicamente. A su juicio, lo peor de la situación es el pésimo aspecto de las calles, un problema se repite en todas las localidades de la comarca.

Silvia Benedí, vecina de Burbáguena, indica que, suerte que no llueve desde hace meses, porque si lo hiciera se formaría un "barrillo" muy desagradable en torno a los contendores de papel y cartón por la desintegración de estos materiales con el agua. Para evitar que los montones de envases crezcan en torno a los depósitos repletos, se lleva los plásticos que genera su hogar a contendores de Zaragoza o Daroca aprovechando desplazamientos laborales o familiares. Afirma los vecinos están ya "hastiados" de la situación, que se prolonga desde el pasado agosto. 

El presidente de la Comarca, Francisco Javier Hernández, lamenta “las posturas enrocadas” que han mantenido hasta hoy las dos partes implicadas en el conflicto laboral. Ibáñez lamenta que la entrada de un nuevo gestor de los residuos sólidos urbanos, que preveía mejoras en el servicio con la renovación de contenedores y camiones, haya conllevado un deterioro de las prestaciones a raíz de la huelga.

Hernández reconoce que “la gente está harta” por las consecuencias del largo conflicto laboral y manifiesta su voluntad de “intentar por todos los medios” que las partes negocien una salida.

Los trabajadores reclaman, entre otras cuestiones, un incremento del personal, una modernización de la flota de vehículos utilizada para la recogida -con camiones de más de 20 años- y mejoras salariales porque, según indica el letrado, las retribuciones son inferiores a los 900 euros al mes.

Desde FCC prefirieren “no hacer declaraciones en este momento que puedan enturbiar las negociaciones”, aunque añaden que trabajan “por alcanzar un acuerdo asumible”.