El mirador de la sima de Oliete, aprobado con la condición de que no cause desprendimientos

El Inaga autoriza la obra, con un presupuesto de 1,6 millones, si se garantiza que no dañara la cavidad

La sima de San Pedro destaca por su gran profundidad y por las colonias de murciélagos que cobija.
La sima de San Pedro destaca por su gran profundidad y por las colonias de murciélagos que cobija.
L. U.

El proyecto para construir un mirador volado sobre la sima de San Pedro de Oliete incorporará un estudio geológico previo a la ejecución que evaluará el riesgo de caída de bloques rocosos a la cavidad durante las obras. Según figura en el aprobado ambiental del proyecto que acaba de emitir el Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (Inaga), si el informe preliminar determina que existe un riesgo de caída "masiva" de rocas o hay peligro de "alteración morfológica" de este Lugar de Interés Geológico (LIG), el proyecto "se deberá modificar hasta su corrección" o, incluso, "abandonar".

El informe previo exigido por el Inaga dentro de las medidas correctoras deberá evaluar el impacto de las obras sobre la pared rocosa y determinar el punto a partir el cual la excavación del túnel de acceso se deberá realizar a mano para evitar desprendimientos dentro de la oquedad. El dictamen del Inaga advierte de que "se deberá evitar en todo momento la caída masiva de bloques al fondo de la sima".

El proyecto prevé la construcción de un túnel de acceso de 48 metros, cuyos metros finales se excavarán manualmente para evitar los desprendimientos de rocas. La inversión prevista es de 1,6 millones de euros y la licitación de las obras está prevista para finales del próximo verano. La financiación correrá a cargo del Plan de Sostenibilidad Turística de la Comarca de Andorra-Sierra de Arcos, promotora de la actuación.

Según el anteproyecto, el mirador tendrá un vuelo máximo de cinco metros. El túnel de acceso será de sección circular con un diámetro de tres metros. Están previstos como equipamientos complementarios un aparcamiento y un espacio de recepción. Está previsto que reciba 15.000 visitas al año, aunque los grupos que accederán al mirador serán de seis personas como máximo.

El proyecto recibió durante su tramitación en el Inaga las alegaciones en contra de distintas asociaciones conservacionistas, como la Asociación Naturalista de Aragón (Ansar), la Sociedad Española de Ornitología (SEO), la Plataforma a Favor de los Paisajes de Teruel y Amigos de la Tierra. Alertaron de los riesgos de alterar la geología del lugar y de las posibles afecciones a su variada fauna avícola y a la numerosa colonia de murciélagos, integrada por varias especies. Varios de los alegantes argumentan el carácter "irreversible" de la afección derivada el proyecto.

La sima es un espectacular pozo natural de 120 metros de altura que se originó por el hundimiento de la cavidad generada por la disolución de rocas calizas por el agua. El fondo está ocupado por una laguna de 22 metros de profundidad.

La presidenta de la Comarca de Andorra-Sierra de Arcos, Marta Sancho, confirmó que, como principal novedad respecto al anteproyecto sometido al dictamen del Inaga, el proyecto definitivo incorporará un estudio "exhaustivo" de las vibraciones que provocará la perforación del túnel de acceso.

Sancho añadió que la construcción del mirador en voladizo y el control de acceso a la sima de San Pedro contribuirán a proteger este atractivo turístico de las visitas incontroladas. La presidenta saliente señaló que el proyecto cuenta con consenso político y puede servir de punto de atracción de visitantes para toda la comarca. Apuntó que el presupuesto final superará, previsiblemente, los 1,6 millones del proyecto básico debido al encarecimiento de los materiales.

Otras medidas correctoras introducidas por el Inaga se refieren a la protección de la fauna del enclave. El mirador deberá ser cerrado con vidrios polarizados para poder observar la sima "sin que se produzcan molestias a la fauna por la iluminación, ruidos y presencia de visitantes". La aprobación ambiental está también condicionada a que "en ningún caso" se iluminen las paredes de la cavidad y a que el alumbrado no afecte a los animales que viven en el lugar.

José Antonio Domínguez, de Amigos de la Tierra, afirmó que el proyecto puede "destruir" el LIG. Señaló que el mirador es un equipamiento "peligroso" por los desprendimientos que el lugar registra periódicamente. A su juicio, se trata de una obra "desmesurada y faraónica". Reclamó una intervención que proteja el lugar de las visitas incontroladas.

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