El Matarraña, pendiente de cinco balsas de regulación

Culminarían un modelo basado en pequeños embalses laterales iniciado en 1999 y que ha resultado exitoso.

La balsa de Vallcomuna, una de las dos que regulan el Matarraña, al 97% de su capacidad.
La balsa de Vallcomuna, una de las dos que regulan el Matarraña, al 97% de su capacidad.
Javier de Luna

El Matarraña está la espera de cinco balsas laterales para completar la regulación del río. Aunque las reservas para la próxima campaña de riego son más que suficientes, la cuenca está pendiente de la conformación de un nuevo Ejecutivo nacional para financiar las obras previstas.


Las proyectadas balsas de Val de Beltán en Mazaleón y Val Figuera en Torre del Compte, que conjuntamente almacenarían 7 hectómetros cúbicos con presupuestos en 14 y 26 millones de euros respectivamente, esperan financiación tras haber superado todos los informes de impacto ambiental. Els Comellasos, en Peñarroya de Tastavins, con 2,7 hectómetros cúbicos, y finalmente dos pequeñas balsas de 0,3 y 0,35 hectómetros en Monroyo y Peñarroya completarían las obras acordadas. la balsa de Els Comellasos, presupuestada en 10 millones de euros, sería de suma importancia para asegurar un caudal mínimo en el río Tastavins, que en las épocas de estiaje puede pasar varios meses totalmente seco y en pocas horas llegar a caudales extraordinarios de más de 100 metros por segundo tras los temporales de levante.


El modelo de regulación propuesto desde el Matarraña hace casi dos décadas, está resultando un éxito. La cuenca cuenta con las balsas laterales de la Trapa y la Vallcomuna, de uno y dos hectómetros cúbicos de capacidad, respectivamente, y que están prácticamente llenas, además del embalse de Pena, de 18 hectómetros de capacidad y al 84%. "Tenemos agua garantizada en esta campaña gracias a este modelo de gestión, que tiene en cuenta a todos los ciudadanos y que está resultando exitoso", manifestó José María Puyol, presidente del Sindicato Central de Regantes.


La propuesta de construir las balsas de Vallcomuna y La Trapa tiene su origen en los Acuerdos de Fabara de 1999, tras una década de confrontación en la cuenca. La gran sequía de los años 90 enfrentó a regantes y vecinos de las partes alta y baja del Matarraña. "En Fabara, llegamos al acuerdo de construir dos balsas que respetasen el río y proporcionaran reservas suficientes, siendo la primera regulación de este tipo que se hacía en todo el país con el consenso de toda la cuenca", afirmó Rafael Martí, presidente del Contrato de Río, ente que vela por el entendimiento de los distintos sectores y por la sostenibilidad del río.


Regantes, ecologistas, alcaldes y agentes sociales rubricaron un modelo de gestión único en Aragón, respetuoso con el río, descartando grandes embalses y que actualmente se estudia en universidades nacionales y extranjeras. "La ciudadanía tiene muy claro que tenemos que ir todos a una y desde 1999 lo hacemos así, nos va bien y somos referente", afirmó Puyol. Posteriormente, en 2005, se acordó llevar a cabo las 5 obras que siguen pendientes.

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