El insecto que amenaza los bosques de pino silvestre y el negocio de la madera en Aragón

Seis municipios de la Jacetania piden levantar la veda que impera por la presencia de la plaga de un insecto perforador. Dicen que la extracción ya no es rentable para las empresas forestales.

El insecto excava galerías y corta el flujo de la savia.
El insecto excava galerías y corta el flujo de la savia.
Enrique Gil Alcubilla

Científicamente se llama ‘Ips acuminatus’, pero se le conoce popularmente como el barrenillo del pino. Hace años que este insecto coleóptero supone una amenaza para el pino silvestre de los bosques del Pirineo y las sierras turolenses, y de rebote para el negocio de la madera. Así lo aseguran los ayuntamientos de la Jacetania, preocupados además por la acumulación de biomasa y el consiguiente riesgo de incendios en veranos cada vez más largos y cálidos.

Ansó, Hecho, Borau, Aísa, Aragüés del Puerto y Jasa, con miles de hectáreas de pinares, piden al Gobierno de Aragón levantar la veda imperante del 15 de abril al 15 de agosto por la presencia de este insecto perforador y ampliar el periodo de extracción a todo el año. Esos meses, los de mejores condiciones meteorológicas para las empresas forestales, están prohibidas las cortas para evitar la propagación de la plaga.

En una carta dirigida a la directora general de Gestión Forestal del Gobierno de Aragón, Ana Oliván, le dicen que, según los técnicos de la zona, el calentamiento global ha alargado el ciclo de los insectos y serían más eficaces otras soluciones como el saneamiento de los bosques o el apeo de los focos de los bichos, así como evitar la permanencia en el monte de pilas de troncos durante más de 50 días. La veda, aseguran los seis alcaldes, ha derivado en que no resulte rentable sacar madera. "Se ha perdido empleo local", lamentan, y la plaga se extiende por falta de extracción de árboles. Mientras, en los valles vecinos de Navarra, donde no opera la restricción, existe "una rentable industria".

En Ansó, con 225 kilómetros cuadrados, casi todo bosque, la serrería alimentaba hace años a muchas familias, pero cerró, lo mismo que la planta de biomasa que se abrió luego. "Ahora estamos a cero", afirma su alcaldesa, Blanca Alfonso. El municipio de Hecho sí tiene aserradero, "pero mucha madera viene de fuera, y vemos pasar por la carretera los troncos procedentes del valle del Roncal", añade.

El insecto excava galerías y corta el flujo de la savia.
El insecto excava galerías y corta el flujo de la savia.
Enrique Gil Alcubilla

Mantener a raya la plaga

Sin embargo, tanto los expertos como la administración defienden la conveniencia de la veda para mantener a raya la plaga. La directora general de Gestión Forestal mantuvo una reunión con los alcaldes en enero donde le expusieron el problema. La regulación en Aragón de las cortas, de abril a agosto, se debe a que es el periodo de las puestas del insecto en el interior del arbolado, justifica Ana Oliván. La presencia de madera cortada en el monte podría producir "un efecto multiplicador", si los troncos talados no se retiran rápidamente, por la expansión hacia arbolado sano que sigue en pie.

En todo caso, precisa Ana Oliván, la instrucción sobre la veda contempla autorizaciones excepcionales, estudiando caso por caso. "En Huesca se han tramitado peticiones y se han permitido cortas en verano, por lo que esos ayuntamientos podrían recurrir a esta vía", aclara.

Más calor, más insectos

Pero además, la directora general se ha comprometido a revisar la instrucción, "que ya tiene unos años". Data del 2014, aunque antes ya se aplicaba la limitación en los pliegos de condiciones. "También es verdad que el aumento de las temperaturas hace que los insectos todavía pueda tener más generaciones al año, lo cual en principio no nos beneficia sino todo lo contrario", avisa.

La plaga tiene graves efectos. Seca por completo los pinos en poco tiempo, los mata, de ahí el control exhaustivo de las cortas, explica la responsable de Gestión Forestal, quien deja claro que los aprovechamientos son buenos para el monte y para la economía de los valles, "lo que no está reñido con la labor supervisora de la administración".   

Imagen de archivo de la serrería de Ansó, ya cerrada.
Imagen de archivo de la serrería de Ansó, ya cerrada.
Soledad Campo

Los expertos coinciden con ella. Según el decano del Colegio de Ingenieros de Montes, Ignacio Pérez-Soba, en Aragón es la plaga que ataca más gravemente al pino silvestre. "Provoca la mortalidad con mucha facilidad al impedir que la savia llegue a las hojas y realice la fotosíntesis. Si no va a más es por la aplicación de ese calendario". E insiste en el riesgo de la madera cortada, si no se retira con la suficiente rapidez.

El precedente de Albarracín

Pérez-Soba cita el caso de la sierra de Albarracín, donde hace unos años hubo daños en miles de hectáreas a causa del ‘ips acuminatus’ al dejar la madera cortada en el monte durante mucho tiempo. De ahí que el Gobierno de Aragón se curara en salud estableciendo un periodo amplio de exclusión.

"Se trata de limitar el vuelo de los adultos, que empieza cuando la temperatura media supera los 18 grados, y que cada vez es antes por el calentamiento global", indica el experto. "Hace unos años tenían una generación al año o como mucho dos, pero si varía el umbral térmico es más fácil que haya dos y hasta tres generaciones, y con su capacidad de fecundación, el daño sería mayor".

La especie tiene además un mecanismo para desencadenar un ataque en grupo y conseguir vencer la resistencia del árbol. Los primeros machos que se meten en la corteza producen una señal química. Echan el serrín fuera, que es un síntoma de la plaga, empapado de feromonas, lo que llama a otros individuos.

Él considera razonable la petición de los ayuntamientos para revisar la instrucción, e insiste en que existen autorizaciones excepcionales. Eso sí, siempre que se garantice una buena gestión de las extracciones, pues detrás hay un riesgo. "Podemos tener el problema que tuvimos en la sierra de Albarracín, si no hacemos una buena profilaxis". Y cree que el problema del negocio de la madera no está solo en el ‘Ips acuminatus’. Además, con el incremento de las temperaturas medias, las plagas van a más, como ha ocurrido con la procesionaria, que muere por fríos permanentes e insistentes en invierno, «que ya no tenemos».

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