El Ebro podría perder hasta el 20% de su caudal en 15 años por el cambio climático

El Plan Hidrológico calcula esta rebaja de las aportaciones para el 2039 en el peor de los escenarios. Los expertos dicen que "no sobra agua" ante las peticiones de trasvases.

RIO EBRO A SU PASO POR ZARAGOZA / SEQUIA / 13/05/2023 / FOTO : OLIVER DUCH[[[FOTOGRAFOS]]]
Una imagen de mayo del año pasado, en plena sequía, del Ebro a su paso por Zaragoza.
Oliver Duch

El Ebro podría ver reducidos sus caudales hasta un 20% por el cambio climático en los próximos 15 años, un dato relevante de cara a futuros usos, en un momento en que sus aguas son ambicionadas dentro y fuera de la demarcación, con sequías cada vez más frecuentes y distintas propuestas de trasvases sobre la mesa. El calentamiento global, que afecta a los recursos hídricos, va más rápido de lo esperado, como evidencia el calor extremo de este mes de enero.

El actual Plan Hidrológico del Ebro, vigente para el periodo 2022-2027, refleja una tendencia de disminución de aportaciones medias, que en el escenario más pesimista sería del 20% en el 2039, mientras que el más optimista prolonga ese horizonte hasta el 2100, según las proyecciones y estudios estadísticos realizados por la Confederación.

La evolución de caudales en las últimas décadas resulta difícil de analizar debido a las grandes variaciones del clima, con periodos muy húmedos y otros muy secos que enmascaran los efectos, pero se tiene clara la tendencia "descendente", dice el propio plan, por el incremento de los usos del agua, el cambio climatológico y el aumento de la superficie forestal. Y además el calor disparará la demanda de agua para los cultivos.

La planificación hidrológica analiza las cifras sobre demandas, nuevas hectáreas en regadío o caudales circulantes como base para decidir futuros usos, pero en todo caso hasta el 2017 no contempla ningún trasvase ni hay petición formal alguna, como ya ha dejado claro la CHE. Ni la propuesta de derivar agua para regar viñedos y olivos en el Priorato ni cesiones a las cuencas internas de Cataluña por la sequía.

Los partidarios del trasvase se apoyan en el agua que "se tira" al mar, un argumento rebatido por los técnicos: el caudal que llega a la desembocadura es agua que no se utiliza, no que sobra, porque tiene una función ambiental. Hay años abundantes en el tramo final del río, pero otros apenas cubren el caudal ecológico.

Descontado este, a la desembocadura llegan de media 3.845 hectómetros cúbicos, pero se dan años con una décima parte, 308. De hecho, la sequía del 2023 puso de manifiesto la escasez y prácticamente solo circuló por los ríos el caudal ecológico. Los datos de la estación de aforos de Tortosa desde 1980 hasta 2023 (ver gráfico) reflejan esos picos con periodos de bajas descargas al mar.

"En el Ebro no sobra agua. Es cierto que la situación de Cataluña es grave, pero las sequías las vamos a ir viendo cada vez más recurrentemente y con mayor intensidad", afirma Encarna Esteban, economista experta en gestión de agua y adaptación al cambio climático. "No es un problema de no ser solidarios sino de proteger los recursos. En una cuenca sin grandes excedentes correríamos el riesgo de cargarnos los caudales ambientales", añade esta profesora de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas del campus de Teruel.

"Si empieza a llover, nos olvidamos"

"Los recursos son justos y los escenarios de cambio climático, nada halagüeños. Vamos a incrementos de temperaturas, como hemos visto estos días, a grandes inundaciones pero con agua que no se acaba reteniendo, y a sequías cada vez más intensas. Solo pensamos en paliarlas cuando nos encontramos con el problema. Si empieza a llover, nos olvidamos", opina Esteban, quien defiende que el trasvase no es una solución por distintas razones y una tiene que ver con el agua no utilizada. "Hay ríos en España que son cuencas cerradas, no llega agua al mar. El Ebro todavía tiene algo de margen y si hacemos un trasvase, lo que puede pasar es que acabemos causando un grave daño ambiental", afirma.

Como dice esta experta, el Ebro es una cuenca sin grandes excedentes y con una importante demanda. Pero, ¿cuáles son esas necesidades? En 2015 el abastecimiento a poblaciones, regadío y otros usos agrarios e industriales en las siete comunidades autónomas de la demarcación rondaban los 8.500 hectómetros cúbicos. Ahora se estiman en 8.832, y el Plan Hidrológico prevé que en el horizonte de 2027 y 2039 no varíen, ya que la reducción de aportaciones prevista por el cambio climático se compensará con el uso "eficiente y sostenible" de los regadíos, más modernizados.

La reserva de nieve en el Pirineo es muy baja, como refleja esta fotografía tomada en la frontera del Portalet, a casi 1.800 metros de altitud y habitualmente cubierta en enero.
La reserva de nieve en el Pirineo es muy baja, como refleja esta fotografía tomada en la frontera del Portalet, a casi 1.800 metros de altitud y habitualmente cubierta en enero.
Javier Navarro

Incluso teniendo en cuenta la entrada de nuevas hectáreas en riego. De hecho, la eficacia de la modernización ya está demostrada. Desde los años 80 se ha mantenido el volumen de agua destinada al uso agrario mientras que la superficie en riego ha aumentado considerablemente, hasta 781.361 hectáreas, y concentran más del 90% del consumo (el abastecimiento urbano representa el 5%). 

Las comunidades autónomas solicitaron 90.382 nuevas hectáreas de regadío en el plan 2022-2027, pero solo se aceptaron 63.176, quedó fuera el 30%. Aragón encabeza la cifra con 38.433, seguida de Cataluña (13.480) y Navarra (5.763).

Al mismo tiempo el plan hidrológico, contempla la finalización de cinco embalses, cuya construcción ya está avanzada: Almudévar y Mularroya, en Aragón, y San Pedro Manrique (de apenas 0,6 hectómetros cúbicos), en Soria, así como los recrecimientos de Santolea y Yesa, también en Aragón. En 2027 habrá 141 obras de regulación (mayores de 1 hm³) con una capacidad de almacenamiento de 9.115 hectómetros, 961 más que ahora. Han quedado fuera otras 25 al excluir la lista de obras que recogían planes anteriores sin financiación comprometida y con estudios de viabilidad pendientes de actualizar.

Los trasvases, "caros" y "poco eficaces"

"La capacidad de embalse del Ebro es la más baja de todas las cuencas de España y no tiene una planificación plurianual sino anual, porque no hay agua suficiente", señala Encarna Esteban, destacando el riesgo de que en momentos de escasez "la cuenca se vería muy comprometida".

Según esta experta, los trasvases son soluciones "caras" y "poco eficientes". "En el Tajo-Segura, si se podían trasvasar 1.000 hm³, están de media en 300". Otro argumento que no apoya la cesión de caudales, dice, es que hay fuentes alternativas, como las plantas desaladoras, y además en el corto plazo "ninguna solución es óptima, porque ni el trasvase llegaría a tiempo ni las desaladoras. En Cataluña se está hablando de llevar barcos, igual que en las cuencas del sur". No hay muchas opciones inmediatas, reconoce, pero sí la de trabajar a futuro para "poner medidas que mitiguen las sequías que vamos a seguir teniendo".

La nieve, el 10%

Otro elemento a tener en cuenta es la reserva de nieve. El promedio de los últimos cinco años ha estado por encima de 1.000 hectómetros de agua equivalentes, y puede llegar a suponer hasta el 10% de las aportaciones de la cuenca. Actualmente, dadas las escasas nevadas y el calor inusual, está en niveles considerados "muy bajos" por la Confederación Hidrográfica del Ebro, para estas fechas del invierno. 

Este recurso, un embalse ‘en diferido’ que ayuda a llenar pantanos en primavera, está a la mitad de un año normal, lo que plantea una gran incertidumbre de cara a los caudales del deshielo. 

La imagen actual de las montañas es muy reveladoras. Por debajo de 2.000 metros existen amplias áreas totalmente desprovistas del manto blanco. 

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