Lizara da el último adiós a Haitz, otro de los perros guardianes del Pirineo

Los guardas del refugio se despiden con mucha tristeza de este pastor vasco que les ha acompañado durante 17 años con "miles de subidas" al Bisaurín a sus espaldas.

Haitz ha sido el perro guardián del refugio de Lizara durante 17 años.
Haitz ha sido el perro guardián del refugio de Lizara durante 17 años.
Refugio de Lizara

Si hace casi un año el refugio de La Renclusa y el hotel Llanos del Hospital, en el valle de Benasque, despedía con mucho dolor después de 21 'inviernos' a Norte, el perro guardián del Aneto, esta vez ha sido el refugio de Lizara, en el Parque Natural Valles Occidentales, el que ha dado el último adiós después de 17 años de compañía a Haitz, otro de los canes más queridos por los montañeros asiduos al Pirineo oscense.

"Se ha ido Haitz. Ha compartido con nosotros muchos días y noches , nos ha regalado su compañía y su cariño, con vosotros muchos Bisaurines, ahora formará parte de Lizara para siempre. Te echaremos mucho de menos y estarás siempre en nuestros corazones", ha escrito el refugio en sus redes sociales, que se han llenado de condolencias por su muerte. 

Haitz, que era un pastor vasco (su nombre significa 'piedra' o 'roca' en euskera), vivía desde hace 17 años en Lizara, los mismos que llevan sus guardas Charo Cantarero y Jorge Ballabriga. "Fue un regalo cuando cogimos el refugio y desde que era una cachorro de solo cuatro meses ha estado con nosotros. Era nuestro compañero en invierno, cuando estamos solos, con quien nos íbamos a mirar cómo estaba la nieve, el que dormía a los pies de tu cama...", recuerdan. 

Además, hizo muchísimos amigos entre los montañeros que llegaban a Lizara para hacer alguna travesía "porque cogió la costumbre de irse con el que él elegía, no se lo podías imponer; en invierno se iba con los que hacían esquí de travesía, como nosotros; y ha debido hacer miles y miles de subidas al Bisaurín incluso por los corredores más complicados porque estaba súper adaptado a la nieve, la gente alucinaba con él cuando lo veían". 

Una de las aficiones de Haitz era acompañar a los esquiadores de travesía en invierno.
Una de las aficiones de Haitz era acompañar a los esquiadores de travesía en invierno.
Refugio de Lizara

En los últimos meses su estado de salud había ido empeorando debido a su avanzada edad. De hecho, ya no podía subir a las montañas y apenas tenía fuerzas para dar alguna vuelta por el llano. Además, sufría artrosis, no veía y prácticamente no oía. "Lo único que tenía despierto eran las ganas de comer, eso no lo perdió", afirma Charo Cantarero. Lo incinerarán y tienen pensado esparcir sus cenizas por Lizara "aunque siempre estará con nosotros", remarca.

Muchos montañeros lo recordarán con mucho cariño y así lo han querido transmitir con sus mensajes: "Lo siento muchísimo. Descansa en tus montañas preciosas"; "Qué lástima, alguna subida ya hizo conmigo hace años. Ánimo a los que le echéis de menos"; "Qué penita. Que en paz descanse y allí donde esté, espero que haya muchas montañas a las que subir"; "El Bisaurín, Lizara y todo el Pirineo te echará de menos..."; o "Descanse en paz. El perro más bueno que conocí. Y el más elegante. Siempre acompañando en la subida y bajada. Lo siento mucho. Se merece un gran recuerdo".

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