150 años de historia de los bomberos de Huesca: "Les premiaban por ir a trabajar con un cubo de agua porque escaseaba"

El bombero municipal Lorenzo Güerri rescata la memoria del cuerpo en un libro cuyos beneficios irán destinados a la asociación Aspace.

Lorenzo Güerri ha recopilado en un libro los más de 150 años de historia de los bomberos de Huesca.
Lorenzo Güerri ha recopilado en un libro los más de 150 años de historia de los bomberos de Huesca.
Verónica Lacasa

La burguesía oscense disfrutaba el 12 de agosto 1866 del final de las fiestas de San Lorenzo -entonces solo duraban tres días- con un baile en el antiguo Casino de la Unión. Y un incendio en las escaleras impidió escapar a la gente, que empezó a abalanzarse por las ventanas. Por suerte, no hubo víctimas ya que los vecinos llevaron colchones para amortiguar las caídas. La repercusión fue nacional y tres días después el gobernador civil llamó al Ayuntamiento para exigirle la creación de un cuerpo de bomberos. "Como suele ocurrir muchas veces, no se dan cuenta de una necesidad hasta que pasa una desgracia", afirma Lorenzo Güerri, un bombero oscense que ha recopilado los más de 150 años de historia de este cuerpo. El libro se presenta este viernes en el Palacio Villahermosa de Ibercaja a las 19.30 y todos los beneficios de su venta irán destinados a la asociación Aspace, que atiende a personas con parálisis cerebral y otras discapacidades afines.

La idea de este libro surgió a raíz de la celebración en 2016 del 150 aniversario del servicio. A partir de entonces, este apasionado de la historia local que ingresó en el cuerpo en 2007 empezó a bucear en el Archivo Municipal, las hemerotecas de periódicos de la época y la Fototeca provincial con la intención de rescatar y perpetuar la memoria de todos aquellos que compartieron su inquietud por esta profesión. En total, ha logrado recuperar los nombres de las 300 personas que han formado parte del servicio en este siglo y medio (las primeras mujeres no llegaron hasta el año 2001). 

El primer parque de bomberos, con 29 trabajadores, estuvo ubicado en la actual sede de la Diputación Provincial, que era un convento. Al principio trabajaban en condiciones muy precarias ya que aquellos primeros equipos eran muy rudimentarios. "Ahora en los incendios vamos muy bien equipados, pero antes entraban con un traje de buzo con brazaletes y un cinturón y dos compañeros desde fueras le iban dando aire. Y llevaban un candil atado a la zona de la cabeza para poder ver", señala Lorenzo Güerri, quien destaca que todos aquellos primeros bomberos compatibilizaban esta labor con sus trabajos de mecánicos, de albañiles o de carpinteros pero "no tenían ninguna formación, solo valor y experiencia".

"En cada incendio siempre resultaba alguien quemado pero aún así, la gente se apuntaba de bombero porque había mucha necesidad y no estaba mal pagado"

Por eso, las crónicas de la época señalan que en cada incendio siempre resultaba alguien quemado y por ello entre los propios bomberos creaban un fondo para poder pagar las bajas. "Pero aún así, la gente se apuntaba de bombero porque había mucha necesidad y no estaba mal pagado", apunta. Además del salario que recibían por intervención, había premios por puntualidad o por llegar con un cubo de agua "porque escaseaba".

Foto histórica de una intervención de los bomberos de Huesca.
Foto histórica de una intervención de los bomberos de Huesca.
Fototeca Provincial

Había bomberos que hacían las labores de 'avisadores'. "Cuando ocurría un incendio, iban a las iglesias a tocar las campanas y luego pasaban por las casas de los propios bomberos por si acaso no se hubieran enterado", relata.

Cinco horas para llegar al incendio que devastó Canfranc en 1944

Al haber sido durante décadas el principal parque de bomberos de la provincia, y casi único, ha tenido que atender emergencias en todo el territorio. "Al incendio que arrasó en 1944 el pueblo de Canfranc les costó cinco horas llegar. Además, el único camión que tenían en el servicio -el De Dion Bouton matriculado en 1923- tuvo que ir sin agua porque si no no podía subir el puerto de Monrepós. Y cuando llegaron allí, había un fuego tremendo y una enorme ventisca y de las 150 casas que había, solo se salvaron 16", recuerda Lorenzo Güerri. 

Durante la Guerra Civil tuvieron un papel muy importante ya que durante los 21 meses que estuvo sitiada la ciudad, los republicanos cortaron el agua que venía desde Vadiello con lo que solo había dos fuentes en Huesca, la del Ibón y la del Ángel. "Las vallaron y solo podían entrar el Ejército y los bomberos para repartir agua. Y allí estuvieron día y noche. Lo peor fue que la calidad del agua era muy mala y al final murió más gente en Huesca de paludismo que por las bombas", afirma. 

Entre las muchas intervenciones que destaca en el libro está un incendio gigantesco en 1954 en un hospital que había en la plaza de la Universidad y donde salvaron a más de un centenar de enfermos. También fueron los primeros en llegar a la trágica riada de Biescas de 1996.

El histórico camión De Dion Bouton se usa ahora para regar la plaza de toros durante la feria de San Lorenzo.
El histórico camión De Dion Bouton se usa ahora para regar la plaza de toros durante la feria de San Lorenzo.
Bomberos de Huesca

El cuerpo se modernizó a partir de la década de los 60, cuando empezaron a contratar a cuatro bomberos fijos que se dedicaban en exclusiva y que cubrían las emergencias también de noche ya que durante la posguerra se encargó esta labor a las brigadas municipales para ahorrar y solo trabajaban de día. En 1980 ya pasaron a ser funcionarios municipales.

El libro se estructura en ocho capítulos y al principio de cada uno, el autor da unas pinceladas de la crónica local para situar al lecto en el contexto de entonces. También hay fotos históricas de todos los vehículos que ha tenido el servicio, de la evolución de la vestimenta, de intervenciones...

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