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Bistró Edelweiss: la cocina de Perú y el gusto por los guisos de caza fusionados en Bielsa

Miguel Montalbán y Verónica Reyes están al frente de este restaurante desde junio del año pasado. Llegaron desde Gargallo (Andorra-Sierra de Arcos) en busca de un nuevo camino.

Verónica Reyes y Miguel Montalbán en su restaurante Bistró Edelweiss de Bielsa.
Verónica Reyes y Miguel Montalbán en su restaurante Bistró Edelweiss de Bielsa.
Heraldo

Guiso de jabalí o de ciervo con un toque peruano, anticuchos (o pinchos morunos) con el corazón de la vaca, papa a la huancaína o ceviche son algunas de las elaboraciones del Bistró Edelweiss, en Bielsa. El restaurante lo regenta el matrimonio formado por Miguel Montalbán, de Letux, y Verónica Reyes, que llegó a España desde su Perú natal hace siete años. Juntos trabajan para ofrecer una cocina fusión, con una mezcla de la cultura culinaria de ambos países.

Los guisos de caza mayor son su especialidad y el principal reclamo de este establecimiento, abierto hace apenas ocho meses en la localidad oscense. Su principal clientela son turistas que visitan la zona sobre todo en los meses de verano y, este año, también en febrero, por el carnaval. 

Miguel y Verónica llegaron a este lugar del Pirineo atraídos por el entorno y la vida en el medio rural. Ya habían tenido su propio restaurante en Gargallo (Andorra-Sierra de Arcos) y anteriormente trabajaron juntos en otro negocio de este tipo en Albarracín. Fue allí donde comenzó su interés por la cocina de caza y, tras formarse en la materia, decidieron que ya era momento de montar su propio negocio.

"El invierno ha sido muy flojo. Solo pudimos trabajar algo para el puente de la Constitución y no tuvimos ninguna cena navideña. Quitando el carnaval, hasta Semana Santa no habrá mucho movimiento"

Tras la experiencia de la Sierra de Arcos, el Pirineo es ahora su hogar y aunque reconocen que al principio les costó encontrar dónde vivir, ya se sienten como en casa. “Por aquí casi todos los alquileres son turísticos y fue difícil conseguir alojamiento de larga estancia”, recuerda Verónica. Una vez pasado ese primer momento de inestabilidad que conlleva abrir un establecimiento (más en tiempos de covid), este matrimonio de emprendedores trabaja todo lo que puede, aunque no siempre es tanto como les gustaría. “El invierno ha sido muy flojo. Solo pudimos trabajar algo para el puente de la Constitución y no tuvimos ninguna cena navideña. Quitando el carnaval, hasta Semana Santa ya no habrá mucho movimiento”, explican. Según han podido comentar con quienes llevan toda la vida en la zona, esta es la estacionalidad normal de un lugar de turismo de primavera-verano.

Por este motivo, en temporada baja, el restaurante está abierto los fines de semana y, a partir de ahora, han ampliado también a los miércoles y jueves. En verano, que es cuando más trabajo tienen, solo descansan un día. Prestan servicio durante toda la jornada, desde el desayuno y almuerzo hasta comidas con menú del día o carta y también cenas.

Los guisos de caza son la especialidad de la casa y su mejor reclamo ya que no es algo que se ofrezca en muchos lugares, pero en el Bistró Edelweiss también se puede comer migas a la pastora o confit de pato. De cara al verano, la idea es incorporar a la carta otras creaciones como pulpo al olivo o comida nikkei.

“O te arriesgas o mueres en el intento”

La idea de subir al Pirineo para iniciar una nueva vida ya les rondaba la cabeza desde antes de la pandemia pero cuando todo estalló tuvieron que posponer la decisión. Así, conforme vieron que se iban relajando las restricciones y que el temporal amainaba dieron el paso. “O te arriesgas o mueres en el intento”, asegura Miguel, que ha trabajado toda la vida en el sector de la hostelería. Los inicios fueron con su tío, cuando él era casi un niño, en el bar que regentaba en Zaragoza.

Verónica, por su parte, es ingeniera química y en Perú trabajaba en exportación de alimentos a España. Primero vino por trabajo pero años después regresó para quedarse. En los últimos meses se ha interesado en saber más sobre cocina aragonesa para poder incorporar estas elaboraciones a las tendencias peruanas. Sus platos se pueden degustar en el local de Bielsa (calle del Medio, 4) o también se pueden pedir para recoger, aunque reconocen que este servicio no termina de funcionar tan bien.

Lo que sí esperan que funcione, o al menos eso dicen los estudios que han hecho, es una nueva línea de negocio que en principio lanzarán en abril. Se trata de la venta por internet y en mercados de sus guisos de caza envasados al vacío. Para ello, cuentan con la ayuda de Adecuara, el vivero de empresas de la comarca de Sobrarbe, donde van a poder desarrollar el proceso de producción. “La idea surgió conformé veíamos que los turistas extranjeros, franceses, sobre todo, y también algunos españoles, nos decían que ojalá se pudieran llevar nuestros platos a casa”, explica Miguel. Si todo va bien, en unas semanas esto será posible.

Con la mente puesta en este nuevo proyecto y en una ansiada Semana Santa, actualmente, Verónica y Miguel tiran de los pocos ahorros que han podido hacer. “En algunos momentos nos hemos planteado volvernos para casa porque aunque no tenemos muchos ingresos, hay que pagar igualmente la luz, el alquiler del bar y el de la casa… Los gastos fijos siempre están ahí y tampoco hemos recibido ninguna ayuda”, expone Verónica.

Para sobrellevar estos malos ratos, se echan al monte y disfrutan de esta zona del Pirineo que ahora tienen en la puerta de casa. “Me recuerda a la sierra de Perú y, aunque yo soy de la costa, venir al frío me pareció algo interesante. Me gusta la nieve y la naturaleza aquí es impresionante”, dice Verónica, que no duda en recomendar Bielsa como destino turístico. “España es mucho más que Madrid y en Aragón hay mucho que ver”, concluye. 

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