Huesca vibra abarrotada con los danzantes y la procesión

El primer dance de San Lorenzó salió «bordado» y congregó a cientos de personas. Miles de oscenses acompañaron al patrón.

Huesca vibra abarrotada con los danzantes y la procesión
Huesca vibra abarrotada con los danzantes y la procesión
Javier Blasco

Huesca vivió ayer el día grande de sus fiestas de San Lorenzo, una jornada única en la que el momento más especial volvió a ser la actuación de los danzantes. Lo que ocurre a las 8.30 del 10 de agosto en la plaza de San Lorenzo es lo más esperado del año para los oscenses, que no dudaron en aguardar durante horas para contemplar lo más suyo y disfrutar de un Dance que ayer salió «bordado», en palabras del mayoral de la Agrupación,Pascual Campo.


El pequeño recinto frente a la basílica dedicada al patrón de la ciudad se convirtió en aplauso para recibir a los 27 componentes del grupo al ritmo del ‘San Lorenzo’ de la banda de música. Sin que nadie tuviera que pedirlo, se hizo silencio.El chasquido de las espadas sonó claro y preciso y rompió el aire de una mañana cálida mientras el sol alumbraba los tejados. El suelo estaba limpio y nada enturbió los pasos y los saltos de los seis cuadros de baile que se cruzan y que, una vez y otra, tejen el torbellino del primer dance laurentino.


Tras el acero, ‘Los palos viejos’, con maderas que cada uno adorna con sus colores y después, como en un remanso, el vals de ‘Las cintas’, hacia un lado y hacia otro como cuando la brisa mece la albahaca. Recuperado el aliento, el dance de ‘Los palos nuevos’, que dio paso al ‘Degollau’. La cabeza de Pedro Albero volvió a surgir con orgullo entre los filos de las espadas con las que sus compañeros, guiados por la música y las palmas del público, lo rodearon a base de movimientos grabados en su brazos y en su herencia.


Con ‘Las espadas’ se cerró el círculo perfecto. Como si empezaran de nuevo, los danzantes exhibieron brío y certeza mientras las manos de los espectadores aceleraban los compases. «De matrícula de honor», manifestó satisfecho Pascual Campo tras la actuación.


También estaba contento con el trabajo realizado Alejandro Escuer, director de la banda de música. Sus integrantes se llevaron los primeros aplausos al llegar a la plaza, quince minutos antes de empezar a tocar. Entonces era ya imposible acceder a las primeras filas de público, ya que el óvalo que se configura ante la fachada de la iglesia de San Lorenzo empezó a tomar formar antes de las 5.00.Aún más multitudinaria

La mañana del 10 de agosto, siempre multitudinaria, ayer lo fue todavía más. La coincidencia del día de San Lorenzo en domingo atrajo a la ciudad a muchos oscenses que viven fuera y miles de personas salieron a la calle a compartir su devoción por el santo y el sentimiento laurentino. La procesión congregó a una muchedumbre durante todo el recorrido, que con sus vítores al patrón y el acompañamiento de las palmas al Dance de las Espadas dio calor y emoción a la mañana.


Cientos de oscenses procesionaron ataviados con traje regional y se pudo ver una representación de la indumentaria típica de todo el Alto Aragón. Niños y mayores, ramo de albahaca en mano, madrugaron para cumplir con la tradición de acompañar al santo por las calles de la ciudad, junto a las mairalesas, los cofrades y las autoridades eclesiásticas y civiles.


Las costumbres han cambiado en los últimos años y si antes el paso por el rincón del Jerezano era un trago para la corporación municipal, este año los concejales se encontraron con ‘vivas’. Las pancartas les esperaban a la altura de la Ramón Acín, donde el colectivo ‘Hambre de justicia’ recordó por segundo año a los políticos la necesidad de un cambio de valores para lograr la justicia social. Después trasladaron su protesta a la plaza Lizana.


Lo que ya se ha convertido en un clásico es la entrega a la alcaldesa de un ‘regalo’ original y reivindicativo en la cuesta de Santiago. Esta vez, el grupo ‘Los de la cuesta de Santiago’ repartió a los concejales un folleto dedicado al 50 aniversario del hermanamiento entre Huesca y Tarbes. «A ver si sabemos hacer lo mismo que ellos: el aeropuerto funciona, las fachadas están mejor, hay una carta de terrazas de bares...», dijo Nicolás Escartín, en representación del colectivo que, por cierto, lleva 25 años cumpliendo con esta tradición.


La basílica de San Lorenzo estaba a rebosar aguardando el regreso de los danzantes y su emocionante entrada bailando, uno de los momentos más esperados. Todos los fieles marcaron con sus palmas el compás del dance y rompieron en un aplauso a su término.


El busto presidió la misa, celebrada por el obispo de Huesca, Julián Ruiz. Muchos fieles siguieron la ceremonia de pie y fueron muy necesarios los abanicos para soportar el calor, sobre todo entre las mairalesas, en las que el cansancio hacía mella. A las 12.30, el regreso de los danzantes hacia el Ayuntamiento marcó el final de los actos tradicionales del 10 de agosto.