Los patios del Pignatelli rebosan ingenio: del almogávar que quiere ser Justicia de Aragón a los perros policía

Más de 3.400 personas han pasado este lunes por la tarde en las primeras horas de apertura del recinto que permanece este día de San Jorge abierto desde las 10.00 a las 22.00.

El mago Civi Civiac es uno de los artistas con los que se puede disfrutar en los patios del Pignatelli
El mago Civi Civiac es uno de los artistas con los que se puede disfrutar en los patios del Pignatelli
Guillermo Mestre

Más de 3.400 personas han pasado este lunes por la tarde, a modo de avanzadilla, por las actividades organizadas en el edificio Pignatelli de Zaragoza, sede de la DGA, para celebrar este San Jorge. Sus patios rebosan actividad e ingenio y permiten pasar un buen rato con propuestas para todos los gustos, aunque son los pequeños los que más disfrutan a lo largo del recorrido por sus siete zonas. Ni el frío ni el cierzo, que ha impedido instalar por precaución varias carpas en los jardines, ha echado para atrás a los visitantes.

El ilusionismo asalta por doquier. Sobre el escenario de la entrada Pepín Banzo hace de las suyas con una caja de madera con un dado de la que su compañera de espectáculo adivina el número que van poniendo voluntarios del público "por transmisión de pensamiento", asegura. Este auténtico 'showman' hasta se quita las gafas para demostrar que no hay truco que valga. Civi Civiac se pasea en su 'magic móvil', un carrito-bici de época, inspirado en los personajes del cine mudo, con el que provoca pequeños instantes de fantasía. La magia de corta distancia con barajas sale al paso de la gente con la compañía de Juan Capilla.

La prestidigitación convive un poco más adelante con un almogávar, Chinés, que quiere ser Justicia de Aragón y se dedica a resolver entuertos aplicando los Fueros de Aragón. Aunque a la hora de presentar sus credenciales ante el rey le tiemblen las piernas y tartamudee. Por eso, los chavales se inventan una canción para darle ánimo: "¡Qué delicia, qué gran noticia, don Chinés va a ser nuestro Justicia".

Frente a la Sala de la Corona, en el exterior, es el turno del Dance de Bulbuente. Puertas adentro se proyecta estos días el cortometraje de animación 'El niño que retrató monstruos', de Víctor Izquierdo. El número de espectadores en la sala, donde también se puede ver el documental 'Tañén Furo', de Idoipe, se cuentan con los dedos de la mano, aunque los trabajos audiovisuales merezcan la pena y el fuerte viento invite a protegerse. 

El proyecto de animación sobre Francisco de Goya no es la única referencia al genial pintor. En el segundo patio cuelgan algunos de sus cuadros y él aparece para explicar que su nacimiento en Fuendetodos fue "fruto de una casualidad" y que su padre era orador. Toca hacer "piña", como recomienda la guía, para escucharle bien entre las jotas que provienen de otro de los escenarios.

En los jardines los auténticos protagonistas son los perros policía, como Coca o Cindy, que demuestran cómo trabajan junto a los agentes que integran la Unidad Canina de la Policía Nacional. Son capaces de detectar drogas, billetes, armas y hasta explosivos y causan admiración. "¿A qué edad se les empieza a entrenar?, ¿Cuándo se jubilan, qué se hace con ellos entonces?", son algunas de las preguntas que el público lanza.

"Huele que alimenta". Es el comentario de las personas que asisten a las explicaciones del chef Adrián García, del Espacio Moon Light Experimental, ganador del concurso de cocineros de Aragón, que prepara un arroz a la vista de todos y revela algunos de sus secretos. Mientras, los más pequeños se afanan en la panadería de Pascal preparando rosquillas de Las Fuentes, churros del barrio de Casablanca y pastas de té del de San José. Alrededor del patio hay una docena de puestos de artesanía y gastronomía para saborear un pequeño trozo del fruto de tierras aragonesas como miel del valle de Tena, quesos de Guara, sidra y cerveza artesanales, paté de montaña y pastas artesanas que entran por los ojos.

Contra viento y con el abrigo puesto, la fiesta ha empezado a lo grande. "San Jorge es una celebración muy nuestra, muy maja y nos gusta venir al Pignatelli en familia. Lo hemos pasado muy bien y vamos a volver, aunque sabemos va a haber mucha más gente", comentaba Mª Carmen Gutiérrez, que había acudido con sus dos hijos. En definitiva, un viaje de sensaciones que bien merece un par de horas.

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