SEMANA SANTA

Los tambores disiparon las nubes justo hasta el momento del Encuentro de la Semana Santa de Zaragoza

El Calvario y la Dolorosa volvieron a abrazarse entre aplausos y redobles en la plaza del Pilar, donde hubo que desplegar plásticos sobre las imágenes. Otras seis cofradías salieron ayer a la calle pese a la amenaza de lluvia.

Procesión del Encuentro de Zaragoza, en la noche del Miércoles Santo en Zaragoza
Procesión del Encuentro de Zaragoza, en la noche del Miércoles Santo en Zaragoza
Toni Galan

Hubo incertidumbre hasta apenas media hora antes de la salida. No bastaba con mirar al cielo, sino que se consultaba también a la Agencia Estatal de Meteorología. La noche era agradabilísima, pero unas cuantas nubes hacían que los cofrades no las tuvieran todas consigo. Finalmente, tanto el Calvario como la Dolorosa decidieron salir un año más hacia el Encuentro y lo hicieron arropados por cientos de personas que aguardaban pacientes a que se abrieran las puertas de Santa Engracia, por un lado, y de Santa Isabel, por el otro. «¿Cómo no van a salir? Si es una de las procesiones más bonitas de Zaragoza...», decía ayer una mujer, que llevaba casi una hora reservando sitio entre el vallado más cercano a Independencia. «La Dolorosa saldrá también porque protagoniza el cartel anunciador de este año y no puede quedarse a cubierto», se convencía.

Procesión del Encuentro de Zaragoza, en la noche del Miércoles Santo en Zaragoza
Procesión del Encuentro de Zaragoza, en la noche del Miércoles Santo en Zaragoza
Toni Galan

Ver la salida del Calvario es algo que todo amante de la cultura morada debería hacer una vez en la vida (y dos, y tres, y hasta setenta si puede) porque la peana y los dos pasos enmarcados por la portada-retablo renacentista de Santa Engracia es una estampa que deja boquiabierto a cualquiera. Había, además, ganas de salir en procesión después de que el lunes el Calvario no pudiera hacerlo y eso se notaba en las caras de ilusión de los más jóvenes y en los redobles que sonaron con gran sentimiento.

Una estampa parecida se vivió en la salida de la Dolorosa desde Santa Isabel. En cuanto asomó la Virgen de Calero por la puerta hubo público incapaz de contener las lágrimas. Con paso lento y ceremonioso los también hermanos de San Joaquín iniciaron su procesión con la mente puesta en el abrazo que los hermanos de cetro se darían casi tres horas más tarde en la plaza del Pilar.

Calvario y Dolorosa vienen estrechando sus lazos, Encuentro a Encuentro, a lo largo de más de 80 años y, sin duda, han logrado con la escenografía de la plaza del Pilar una de las estampas más plásticas de la Pasión zaragozana. Anoche, segundos antes del ansiado abrazo, comenzó a llover con fuerza y los cofrades del Calvario se apresuraron en proteger con plásticos sus imágenes. La Virgen de la Dolorosa quedó descubierta. Con la tradición ya se había cumplido, así que poco importaba si el aguacero arreciaba después y obligaba, entre paraguas, a acortar los recorridos de vuelta.

Un noche al completo

Pero no sólo de Encuentro vive el Miércoles Santo: otras seis cofradías pisaron la calle con mucha expectación y público. «Estamos esperando a que se acerque la hora de la salida porque la situación es muy inestable», avisaba a media tarde José Luis Oliván, hermano mayor de la cofradía del Ecce Homo, en continuo contacto con el aeropuerto. A pesar de que deseaban salir, habían pensado un plan B –un recorrido directo hoy por la mañana– e, incluso, C –con transporte propio–. «Con el Cristo (una talla aproximadamente del año 1500) no nos la podemos jugar e igual lo sacamos ya con la campana de plástico», valoraba Oliván, que también había sopesado hacer las predicaciones en el interior de Altabás.

Por fortuna, también el Ecce Homo pudo salir y la luz de sus velas volvió a emocionar por el Casco Histórico del Arrabal. La procesión también brilló bajo el arco del Deán, donde hicieron un acto tras el encuentro con la Dolorosa en la plaza de la Seo. También tuvieron un gesto con la Exaltación en la Real Maestranza. En esos rincones de la ciudad se escucharon con más ímpetu las matracas grandes, a las que este año se les ha cambiado la caja de resonancia.

En San Felipe también se vieron los hábitos de la cofradía de Jesús de la Humillación, que ayer celebraron la procesión de María Santísima de la Armagura. En caso de lluvia, el acto que fue en la plaza de San Roque se hubiera celebrado en el interior de la parroquia zaragozana. «Los atributos los podemos cubrir, pero la Virgen es muy difícil dadas las dimensiones del manto», valoraba Eduardo Sauras, su hermano mayor, horas antes de dar inicio a una procesión que, incluso, hubiera podido cobijarse en los porches de Independencia. «En 33 años años de historia de la cofradía, nunca hemos suspendido la procesión del Domingo de Ramos, pero el otro día hacíamos cuentas y la del miércoles, por lo menos, se ha cancelado una decena de veces», añadía.

La procesión con más kilómetros de anoche fue la de cofradía de Jesús de la Soledad ante las Negaciones de San Pedro, desde la parroquia de San Lamberto de Miralbueno hasta San Cayetano. En total, más de seis kilómetros que recorrieron largas vías como la avenida de Madrid.

La cofradía de Jesús de la Humildad procesionó por Doctor Palomar, Pozo, Cantín y Gamboa, Coso, San Agustín, Jusepillo Olleta… En estas calles se rezaron las catorce estaciones del viacrucis acompañando la imagen de su Cristo. En la otra punta de la ciudad, en el barrio Oliver, la cofradía de la Llegada también recreó la Pasión, en su caso salieron a las calles del barrio con el paso de Tomás Llovet y la Virgen del Perdón.

Por último, los hermanos de las Siete Palabras también trasladaron anoche a su Cristo de la Expiración desde el Pilar y hasta Santa Isabel. A las 22.00 estaban convocados todos los hermanos que desearan participar en el traslado, después de que en los nuevos locales de la hermandad se hubiera procedido a la entrega de los atributos que se portaron durante el acto. El traslado se hizo portado a hombros y con el acompañamiento musical de los Ministriles de Zaragoza. Comenzó a las 22.30 y se fueron recorriendo en absoluto recogimiento la plaza del Pilar y las calles de Alfonso I y Manifestación hasta llegar a la plaza del Justicia. Una vez en el interior de Santa Isabel se procedió a efectuar el ‘enclavamiento’ del Cristo en su paso procesional.

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