sucesos 

El atentado del Corona que se quedó en los papeles

Una placa que hicieron las víctimas en 2017 se hizo en homenaje a los bomberos, sanitarios, sacerdotes y personal del hotel y buscan donde colocarla  

Marta Berdor, hermana de una de las tres trabajadoras del hotel Corona que falleció en el incedio de 1977, lleva la placa que guarda en su casa y van a llevar al Museo del Fuego de Zaragoza.
Marta Berdor, hermana de una de las tres trabajadoras del hotel Corona que falleció en el incedio de 1977, lleva la placa que guarda en su casa y buscan donde llevarla en Zaragoza.
Guillermo Mestre

Marta Berdor era hermana de una de las tres trabajadoras del Hotel Corona que falleció en el incendio (María Teresa Berdor) que  tuvo lugar el 12 de julio de 1979 y provocó la muerte de 83 personas y 110 heridos. Cuenta que ese día escuchó en la puerta del hotel al entonces gobernador civil de Zaragoza, Francisco Laína, quien había hablado con el presidente Adolfo Suárez y le dijo que “había que tapar que fuera un atentado, y que ya lo solucionarían después”, apunta Marta Berdor, de 73 años.

Francisco Laína llegó a ser director de seguridad el Estado y ejerció como presidente provisional del Gobierno durante el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. Sobre el incendio del Corona, el gobernador civil se centró en que empezó en la churrera de la cafetería Formigal y no fue provocado, pero nunca se llegó a emprender una investigación.

Después de muchas idas y vueltas en los tribunales (el Supremo y el Juzgado de Instrucción 1 de Zaragoza) en los 45 años que han transcurrido desde que tuvo lugar el incendio que se cumplirá este verano, la Fiscalía de la Audiencia Nacional archivó las pesquisas abiertas en abril de 2022 sobre la autoría del incendio y el Estado permanece sin conocer quién lo cometió y por qué. “Se han abierto varias hipótesis” sobre “la posible autoría” respecto del suceso del Corona, pero “no se ha podido determinar la más adecuada a los hechos y con pruebas determinantes sobre lo sucedido”.

El exministro Jose Manuel Otero, que era titular de Presidencia y Educación en el Gobierno Suárez 1977-1980, asumió en una visita a las Cortes de Aragón en 2021 que se inclinó porque fuera un atentado y “ahora se podría investigar porque hoy no plantea los problemas que supuso entonces”. Llegó a reconocer que “en 1979, el equilibrio de la Transición era muy delicado y cualquier cosa podía hundirla. Hoy no, porque es un hecho histórico. ¿Por qué no va a poder investigarse, hablar y razonar?”.

Placa dedicada por las víctimas a los que les ayudaron en el incendio del Corona va a ser entregado al Museo del Fuego.
Placa dedicada por las víctimas a los que les ayudaron en el incendio del Corona va a ser ofrecido al Museo del Fuego.
Guillermo Mestre

La placa de las víctimas se quedó en casa 

A Marta Berdor le preocupa también que se tuvo que quedar en su casa una placa homenaje para las víctimas, los bomberos, personal de sanidad, donantes de sangre, sacerdotes o el personal del hotel Corona que ayudaron a evacuar a las víctimas del edificio. Se nombra también a “muchas personas anónimas de la ciudad de Zaragoza” que alojaron en sus casas a las familiares de las víctimas, junto a los peritos, abogados, investigadores y periodistas, que “no cejaron en intentar esclarecer el atentado”.

Esta placa de los familiares de las víctimas intentaron colocarla en el hotel Corona en 2017, pero al estar en obras tuvieron que guardarla. Y el Ayuntamiento de Zaragoza, cuando el alcalde era Pedro Santisteve, tampoco quiso acogerla.  

Quince años de la sentencia del Supremo 

El atentado del Corona se ha quedado al final en los papeles y sin solución. El Tribunal Supremo asumió hace quince años, el 11 de febrero de 2009, que el fuego no fue circunstancial sino que se produjo de forma intencionada o fue un atentado. Aunque el fallo no pudo entrar en la autoría, sirvió para reconocer que la familia de la fallecida María Concepción García Llorente tiene derecho como víctima del terrorismo a recibir la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil, frente a la denegación del Gobierno.

Juan Ramón Vigón, delante del hotel Corona.
Juan Ramón Vigón, delante del hotel Corona.
CARLOS MONCíN

Su hijo Juan Ramón Vigón, un militar en la reserva, estaba en la Academia General Militar para recibir el despacho y su padre, el general de artillería Juan Vigón Sánchez, no pudo llegar a entregárselo, como estaba previsto. La madre del militar falleció una semana después del incendio del Corona como consecuencia del siniestro.

En ese fallo judicial se señala que hubo “un concierto mínimo de tres personas” para provocar el incendio, debían de conocer “dónde efectivamente habían de producirse las igniciones y cómo entrar y salir del hotel sin lesión para ellos”. Además, agrega que se detectó “la utilización de napalm unido al magnesio para la producción o la intensificación” del fuego.

Un muerto sin identificar

Este militar víctima del incendio del Corona, José Ramón Vigón, respondió ayer a HERALDO al cumplirse el 15 aniversario de la sentencia del Supremo sobre su madre: “No se ha querido investigar un atentado terrorista con más de 80 muertos, estimados, pues al menos hay un muerto sin identificar. ¿Qué les deben algunos a los terroristas para silenciar tales delitos?”.

Marta Berdor, de blanco, y María Gracia Roca, colocan flores en el monumento de la casa cuartel.
Marta Berdor, de blanco, y María Gracia Roca, colocan flores en el monumento de la casa cuartel.
J. M. Marco

María Gracia Roca, que se quedó viuda con dos hijos y perdió a su marido Francisco Sidera, critica que “no se ha hecho nada en la investigación desde esa sentencia del Supremo hace quince añosya ” y se consideran como “la escorcha (la corteza) de las víctimas de terrorismo”. “La Fiscalía de la Audiencia Nacional apenas investigó cuatro meses y no fue adelante con su declaración”, lamentó.

Además, Vigón recuerda que “una familia creyó enterrar a un familiar ....luego identificaron el cadáver y nadie reclamó al primero”. Esa víctima número 78 sin identificar del incendio del Corona fue enterrada en la fosa común del cementerio de Monjuic (Barcelona) y forma parte del suceso sin esclarecer de la Transición española.

El juez Santiago Pérez Legasa, que llevó el caso civil del incendio y cuya sentencia del Juzgado de Primera Instancia de Zaragoza fue confirmada por el Supremo, tuvo muy claro que el incendio fue un acto terrorista que se cometió al potenciar el aire acondicionado con alguna sustancia como pirogel. “No dije napalm (en la sentencia) porque ninguno lo dijo o no lo sabían los peritos”, precisó el magistrado que fue luego presidente de la Audiencia de Zaragoza.

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