sociedad

La Tía Casca y su prima de Nicaragua: ¿Cómo se ven desde fuera los mitos aragoneses?

Un proyecto de inclusión cultural relaciona las brujas de Trasmoz con las de Centroamérica y aporta una nueva visión de los esconjuraderos pirenaicos.

La representación de una bruja, en el museo de Trasmoz.
La representación de una bruja, en el museo de Trasmoz.
Javier Pardos

Durante cuatro meses, todos los martes, participantes de Ucrania, Rusia, Venezuela, Nicaragua, Argelia o Mozambique han estado explicando cuáles son los mitos y leyendas de sus respectivos países y poniéndolos en común con los que se dan en el Pirineo o el Maestrazgo. "Nos reuníamos, además, en la Bóveda del Albergue, que casualmente era el palacio de Inquisidor Real del Reino, lo que no deja de ser un lugar telúrico y misterioso", cuenta Arturo Monteagudo, director de la compañía PeliAgudo Arte y Circo, que ha coordinado una actividad antropológica y centrada en la inclusión social.

Esta semana se darán a conocer las conclusiones de un innovador proyecto cultural, que ha formado parte del programa Zaragoza Contigo del Ayuntamiento. 'Leyendas aragonesas y del mundo para la inclusión cultural' -que así se llama la iniciativa- ha conseguido "acercar culturas a través del arte y la narración de historias".

En las diferentes sesiones han ‘aparecido’ seres como la Jovita Feijó, una mujer centroamericana que es tratada como una reina y tiene estatuas en su honor, o se han recorrido espacios como los ‘urmurdts’, un misterioso lago ruso que emprende una huida tirado por toros que escupen fuego desde las altas montañas para preservar sus peces de los pescadores.

Alguno de los extraños objetos que se ven en el Museo de la Brujería de Trasmoz.
Alguno de los extraños objetos que se ven en el Museo de la Brujería de Trasmoz.
Javier Pardos

Sin embargo, las que más ha removido las conciencias son las brujas y sus aquelarres, muy comunes en todos los países, y de los que en las cuevas Villanúa o en excomulgado Trasmoz saben un rato largo…

"Es curioso cómo las narraciones suelen discernir de forma clara entre los malos y los buenos, pero dejan poco espacio para quienes están a medio camino", comenta Monteagudo ahondando en la existencia de los grises cuando todo parece blanco y negro. Así, menciona que en casi todas las culturas "la bruja es un mujer fea, mala y con verrugas" y, por lo tanto, la Siguaraya de Nicaragua o la Tía Casca del Moncayo podrían ser primas hermanas. "En Centroamérica son muy creyentes y no solo en el tema de las brujas hay muchas semejanzas, sino que sucede también lo mismo en casi todas las culturas con las moralejas de los cuentos", apunta el director. "Siempre le pasa algo malo, por ejemplo, al que ha salido sin dar aviso por la noche", lo que le convierte en víctima propiciatoria...

"Las leyendas han sido solo el punto de partida, y las hemos interpretado entre títeres, cuentacuentos, sombras chinescas, improvisación, talleres de clown y otros juegos", detallan desde PeliAgudo Arte y Circo, que ha contado en el proyecto con la colaboración de la Fundación Cepaim y la Asociación Somos Lgtb. Una veintena de personas solían juntarse una vez por semana para "trabajar valores como el respeto, la ética, el humor y el miedo a lo diferente a través de diferentes historias instauradas en el imaginario de sociedades muy diversas".

Lo pagano y lo cristiano

La mirada desprejuiciada permite descubrir, por ejemplo, la singularidad excepcional de los esconjuraderos, que fue de lo más exótico para los inmigrantes. Tales construcciones son unos espacios pirenaicos que construyeron con el permiso la Iglesia para pedir que se alejaran las tormentas. Quienes nunca habían oído hablar de ellos los relacionaban con la invocación a la lluvia, pero a la inversa. "Se supone que en su día los utilizaron los curas, pero también la gentes del pueblo, y los participantes en el curso entremezclaban ahí a las brujas y decían que lo único bueno de aquello era la propia tormenta", apunta Monteagudo.

Esconjuradero de Villaroya de los Pinares, en el Maestrazgo turolense.
Esconjuradero de Villaroya de los Pinares, en el Maestrazgo turolense.
A. García/Bykfoto

Las lamias, las encantarias o los propios esconjuraderos, "espacios donde convergen las súplicas de lo pagano y lo cristiano", se han explorado también de la mano de profesionales como la cuentacuentos Cristina Verbena, la directora e improvisadora Encarni Corrales o en el acompañamiento de las sesiones de la psicóloga Teresa Bravo.

Por descontado, también se ha buscado en otros países los árboles genealógicos de aquellas hadas lavanderas y huidizas, que cantan por las noches confundiendo sus voces con el silbar del viento (las encantarias), y de las que se dice que si les consigue arrebatar una prenda de las que tienden cerca del río serás una persona rica y afortunada. En Centroeuropa abundan, como en el Pirineo, los seres femeninos antropomoformos con pies de pato o garras (lo que en Aragón vendrían a ser las lamias con sus patas de animal) y en los dinteles de las puertas de algunos pueblos también se clavaban patas de gallina, buitre o rapaz para mantenerlas a raya. En las actividades no sólo se analizaron leyendas, sino que también se les pidió a los participantes que trajeran o lugares singulares o personajes reales para conocer similitudes y diferencias interculturales.

Juegos de sombras chinescas, en la representación de las leyendas.
Juegos de sombras chinescas, en la representación de las leyendas.
PeliAgudo

"Lo más importante ha sido el proceso, que hayamos coexistido en un lugar seguro donde hablar y sentirse acogidos, forjando redes de confianza entre las personas integrantes del proyecto, jugando y riendo mientras creábamos", explican los participantes, algunas de cuyas explicaciones sobre mitos y leyendas, ajenos o propios, pueden verse en pequeñas piezas de vídeo (videominutos), que serán proyectadas en la Bóveda del Albergue, este martes, a partir de las 16.30.

Una de las complicaciones del proceso creativo ha sido el que "había muchos lenguajes distintos en la sala" y había que ir traduciendo las historias de unos a otros. Este ambiente multilingüe, con traducciones casi simultáneas, ha propiciado también que la imaginación eche a volar -en pro de las leyendas- y que entre los participantes se creara comunidad -en pro del fin último del proyecto que es mejorar la convivencia-. 

"Ha venido gente que llegaba huyendo de las guerras y otros que en sus países de origen eran perseguidos. Queríamos crear un espacio seguro, en el que se crearan redes y se demostrara que esta sociedad tiene un perfil de acogimiento sobre el que poder construir", dice Monteagudo. El ‘leit motiv’ han sido "las leyendas como medio integración porque el poder de las historias para potenciar un imaginario colectivo es algo que tenemos en común todas las culturas", explican desde PeliAgudo Arte y Circo, donde llevan una década recuperando narraciones del patrimonio inmaterial aragonés e impulsando un Festival Legendario que anualmente se llena de monstruos y otras criaturas.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión