sanidad
Más de 30 años después de su diagnóstico de VIH: "De morir hemos pasado a vivir"
Amador Fernández descubrió que estaba contagiado con apenas 19 años y, tras mucho esfuerzo y sufrimiento, ahora se considera un "superviviente".
La muerte. Ese fue uno de los primeros pensamientos que pasó por la cabeza de Amador Fernández cuando con apenas 19 años le diagnosticaron VIH. Se quedó en "shock" y el miedo de contárselo a su familia se apoderó de él. Ahora, 34 años después, puede decir que es un "superviviente". "De morir, hemos pasado a vivir", celebra todavía recordando los duros momentos vividos.
En estos años, ha sufrido discriminación en el trabajo, llegando a ser despedido por tener VIH –tuvo que recurrir a abogados–. También le ocurrió en el terreno de la amistad. Su familia fue y es su principal pilar. "El apoyo de mis madres y mis hermanos, desde el primer momento, ha sido muy importante para mí", señala. Y también lo fue, cuando llegó hace una década a Zaragoza, la asociación Omsida, en la que encontró "un apoyo fundamental".
"Tomaba 12 o 13 pastillas al día. Era una bomba y lo pasé muy mal", sostiene. En aquella época, con las defensas por los suelos, pasó muchas temporadas en el hospital con diferentes infecciones y neumonías. "Todo lo malo que había, lo cogía. Hoy no tengo nada", afirma, al tiempo que incide en que, con el paso de los años, se tiene que "cuidar más", ya que cuenta con una patología de base, a la que se pueden sumar a partir de ahora las típicas que surgen con la edad.
En este sentido, la jefa de sección de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Servet, Rosa Martínez, explicó este viernes, en una rueda de prensa con motivo del Día Mundial de la lucha contra el SIDA, que al convertirse en una enfermedad crónica, ahora más del 50% de los afectados tienen más de 50 años. Este cambio obliga a que la atención de estas personas se centre en la comorbilidad.
