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El héroe militar que salvó a 12 civiles en Mali: "Te haces fuerte con el cierzo"

El teniente coronel Miguel Ángel Franco escribe el libro 'Nadie lo va a hacer por ti' con Michel Suñén sobre su defensa contra un grupo de yihadistas 

El teniente coronel Migiel Ángel Franco, que se formó en Zaragoza, ha sido jefe de batallón en la Academia General Militar y ahora está destinado en el Centro de San Gregorio, en la plaza de Santa Engracia.
El teniente coronel Migiel Ángel Franco, que se formó en Zaragoza, ha sido jefe de batallón en la Academia General Militar y ahora está destinado en el Centro de San Gregorio, en la plaza de Santa Engracia.
Oliver Duch

Miguel Ángel Franco Fernández fue un héroe en Mali el pasado 17 de julio de 2017, cuando estaba destinado en una misión de la Unión Europea para formar a militares malienses. Durante un descanso cerca de la capital Bamako, vivió el ataque de un grupo de yihadistas armados con metralletas AK-47 y salvó a una docena de turistas que compartían ese lugar. El teniente coronel estaba vestido con un bañador rojo, iba descalzo y escuchaba música con los cascos cuando empezó a escuchar disparos a su alrededor. Ese grupo terrorista había matado ya a cinco extranjeros en un primer ataque y en el lugar había 50 personas (12 militares y el resto civiles) de la Unión Europea, de China y otros países. Sobre aquella experiencia ha querido escribir el ensayo ‘Nadie lo va a hacer por ti’ (La Esfera de los Libros), junto al escritor zaragozano Michel Suñén, especializado en novelas inquietantes, con el fin de transmitir los valores y la preparación de un héroe de guerra para conducir la vida diaria.

En una entrevista con HERALDO, el teniente coronel destaca que su reacción ante el suceso vivido en Mali fue una respuesta que explica con estas siete valores: "La fortaleza, el sentido del deber, el sentido de la justicia, la templanza, la inteligencia emocional, el valor y el liderazgo". "Así reconozco que me salvé a mí y a varias vidas", dice.

Estuvo en misiones de la OTAN, Unión Europea y Naciones Unidas, donde debía aclimatarse a las diferencias en cada destino porque deben tener "flexibilidad" y no actuar igual en Afganistán que en el Líbano. "En Bosnia, cuando era teniente inexperto en 2001 y recién salido de la Academia General Militar (AGM), tuve que enfrentarme con arma en Mostar porque vivimos un ataque real sorpresivo ante una liberación de una organización internacional", relata el teniente coronel. "Luego, la situación más peligrosa que viví fue en Somalia, fue la puesta de largo ante el peligro porque la amenaza era extrema en una misión donde vas a entrenar a los del país y la situación era muy complicada. Los yihadistas estaban entre nosotros y no sabías verlos en un centro de formación del ejército, lo que nos llevaba a estar una hora cacheándolos antes de empezar la formación", asume.

La experiencia en siete misiones 

Hasta llegar a Mali, este militar de 49 años e hijo del general Miguel Franco, acumuló experiencias en las misiones de Bosnia, Kosovo, Líbano, Afganistán, Somalia y Túnez-Libia. "Hice siete misiones internacionales y entonces ya llevaba seis años y medio durmiendo fuera de casa (de los 23 años de servicio militar que llevaba en 2017, ahora acumula 28). Soy una persona inquieta, aventurera y me gusta vivir experiencias en distintas unidades. Pero siempre la base y el refugio para mí ha sido Zaragoza", reconoce este valenciano que llegó a la capital aragonesa con 2 años, junto a su padre militar, y se formó en el colegio Corazonistas. "En esta tierra me crié. Era muy delgado y aquí te haces fuerte con el cierzo. La fortaleza es una de las cualidades que me sacaron aquel día de esa situación tan desfavorable", destaca el teniente militar, a quien mencionó la ministra de Defensa, Margarita Robles, en una videoconferencia durante la pandemia en la AGM, cuando él dirigía a los "522 hijos e hijas", como mencionó a los cadetes y damas cadetes, a quienes concienció "para superar la pandemia".

El teniente coronel Miguel Ángel Franco, destinado hace un año en el Centro de Adiestramiento de San Gregorio, dice que "todos los militares deben ser los mejores preparados para una opción heroica, al estar dispuestos a resolver las situaciones críticas". Relata en el libro que el suceso de Mali se produjo a unos 45 minutos de la capital en Bamako, en un entorno "rural" destinado por la UE para que sus contingentes pudieran "superar la descompresión» ante el trabajo diario. "Era un permiso durante la misión para liberarte del trabajo diario. Y me tocó estar en el lugar", relata. "La personalidad heroica puede tenerla cualquiera pero luego hay que dar el paso y reaccionar bien ante un hecho con lo que has aprendido. A mí me salió de manera automática, como un robot, aunque luego me di cuenta que fue muy válido".

Aquel 17 de julio de 2017, Miguel Ángel estaba preparándose para un triatlón y había hecho su hora de natación. Acababan de comer y escuchó el ruido de los disparos de las ametralladoras. "Pasé al modo reacción inmediato porque vi que era una ataque y activé a mucha gente con la salida. Había una madre con un bebé y una chica pequeña. Sabía que teníamos que huir a una colina (a unos 600 metros) para ganar altura en la menor tiempo posible", incide. "El lugar era muy atacable. Querían rodearnos, capturarnos y masacrarnos. Venían cinco yihadistas, que fueron abatidos, y otros dos que huyeron". En la colina pudo avisar a las tropas de la UEpara reactivar el rescate que fue casi una hora después. Le pidió la pistola a un militar húngaro. Un terrorista les atacó y Miguel Ángel le respondió a 15 metros "con templanza". Otro yihadista les disparó y respondió. "No se lo esperaban y nos salvamos", concluye.

El ejemplo para AGM

Las tropas de la Unión Europea a las que alertó el teniente coronel Miguel Ángel Franco del ataque de los yihadistas en Bamako tardaron una hora y cuarto en llegar al lugar de descanso donde fueron atacados. El grupo protegido por el militar ligado con Zaragoza ocupó dos lugares de defensa en una colina próxima donde sufrieron dos ataques de los terroristas, e incluso de sus propias tropas a pesar de los avisos. "Fue una situación muy complicada", rememora. "Viví la paz de haberlo superado mirando al cielo maravilloso y el odio a los que nos atacaron. Me tuvieron que sacar por las heridas de los pies (iba descalzo) y sufrí un dolor tremendo al bajar con mi rescatador. A la primera que sacaron fue a una madre con su bebé y su hija de 6 años".

El ejemplo que vivió en Mali lo transmitió a los cadetes y damas cadetes de la Academia General Militar (AGM) en los años que ha sido el jefe del batallón de los más de 500 que llevó durante 2021 y 2022. "Todo el esfuerzo en el tiempo de su formación o instrucción tiene sus frutos y sus sufrimientos también en la seguridad de futuro para los demás. Me daba rabia si hacia buen tiempo al ir al campo de San Gregorio porque no podían aprovechar la dureza o el cierzo", señala. Aunque no ha convivido con la princesa Leonor en la AGM, comenta que tiene muy buena tutora con la teniente coronel Margarita Pardo de Santayana como ejemplo.

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