Óscar Lasarte: "Prefiero una proporción inexacta a los cánones de la belleza clásica"

El dibujante (Zaragoza, 1978) expone en el Centro Joaquín Roncal de la Fundación CAI hasta el próximo 8 de septiembre una serie de retratos en tinta china

El autor, fotografiado recientemente junto a algunas de sus obras.
El autor, fotografiado recientemente junto a algunas de sus obras.
Toni Galán

‘Dual’ es el título de su última exposición. ¿A qué hace referencia?

A la incoherencia, a las partes ocultas, al doble rasero... Traigo dibujos en los que retrato lo externo, pero con los que intento reflejar una parte interior.

¿Está esa dicotomía presente en todas las disciplinas de la vida?

Está presente en el ser humano y en la sociedad. Es un juego de exhibir y ocultar: la gente muestra algo que no es lo completo, sino únicamente la cara de ellos que prefiere que se vea.

Imagino que el postureo de las redes sociales aún fomentan más esta doble cara...

Tampoco creo que haya tanta distancia entre lo que sucede en las redes y en la vida real. Es decir, la gente en persona también muestra únicamente lo que conscientemente elige mostrar.

¿Cómo comenzó a pintar? ¿Cuál fue su motivación primera?

Mi padre pintó toda la vida. De él aprendí el trabajo y la constancia, la perseverancia y el oficio. Mi formación es la de electrónico, pero la pintura ha estado siempre ha estado presente. Soy autodidacta, muy amigo del ‘ensayo-error’, hice algún curso con Paco Lafarga...

Pero le gusta romper moldes.

Una de mis mayores inspiraciones viene de mis hijos pequeños. Admiro la libertad con la que dibujan, su trazo no está intoxicado por nada. Más que la supuesta ingenuidad de sus dibujos, me atrapa que sea algo tan virgen.

Recomiéndenos algún autor que le remueva.

Me gusta mucho la obra de Egon Schiele, un grabador austriaco que fue discípulo de Gustav Klimt. Dicen que es uno de los mayores representantes del expresionismo. La producción de la alemana Käthe Kollwitz también es impresionante.

¿Y algún referente más cercano?

Disfruto mucho con ‘El cuaderno italiano’ de Goya, que se conserva en el Museo del Prado. Son sus apuntes y en ellos se ve perfectamente ese proceso de información y deformación del artista. En general, me interesa la mirada, el tamiz, el jugo que saca un creador a las cosas.

En su caso son todo retratos, caras y figuras humanas.

Observo la fisonomía de los rostros, pero intento huir de la simetría. No me interesan los cánones de la belleza clásica ni cerrar los círculos: me gusta más que algo esté incompleto, que provoque inestabilidad, que la proporción no sea exacta.

Ni rastro de paisajes ni escenas ni bodegones.

Lo que vivo lo vivo a través de la gente y no de los sitios o los materiales. Son las personas las que me llegan y, aunque muchas veces parto de fotografías, no busco la copia ni la semejanza sino un cambio rotundo.

En eso ayudará la incontrolable técnica de la tinta china...

Busco retratos a raíz de las manchas y los accidentes no buscados. Interviene el agua, el pincel, las gotas de tinta, los paños y hasta cepillos de dientes... Nunca hago son bocetos, todo el proceso se queda en la obra.

¿Qué otras aficiones tiene al margen del dibujo?

Pasé veinte años en una orquesta laudística, así que la rondalla, la guitarra, el laúd, la bandurria... También me gusta viajar.

¿Un destino soñado?

Me gustaría ir a la India porque me da la impresión de que ahí todo es más real, que la gente que vive más cercana a la tierra. En las ciudades hiperdesarrolladas hemos perdido el contacto con lo cotidiano, lo artesanal, lo natural...

¿Y un viaje o lugar que ya le haya marcado?

Pensando en este misma línea de la libertad y lo salvaje, recuerdo momentos felices en mi pueblo, Ricla, cuando de pequeño cogía la bici y desaparecía por ahí...

¿No lo sigue haciendo ahora para desconectar?

Mantengo casa en Ricla pero ya no voy tanto. Ahora con los críos vamos más al pueblo de mi pareja, Castelserás, donde disfruto igualmente de las cenas con amigos, las peñas, la fiesta en la calle...

¿Le quedan planes de verano?

Viajaré a Berlín con la familia. Será un ‘acoplamiento’ al piso de un amigo, pero sí esperamos hacer alguna visita cultural, aunque creo que actualmente el Altar de Pérgamo está cerrado.

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