infraestructuras

Adif destina 87,4 millones a modernizar el tramo aragonés de la autopista ferroviaria Plaza-Algeciras

Renovará el sistema de señalización de las vías entre Guadalajara y Calatayud, con el que se ganará en fiabilidad y capacidad en un plazo de dos años.

Tren de mercancías saliendo de Plaza, en la capital aragonesa.
Tren de mercancías saliendo de Plaza, en la capital aragonesa.
Juan Carlos Arcos

El ente público Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) ha dado un nuevo paso para modernizar el tramo aragonés de la autopista ferroviaria Plaza-Algeciras. Si hace unos meses lanzó las obras para renovar la señalización entre Guadalajara y Ariza, ahora ha hecho lo propio para proseguir hasta Calatayud, con lo que la inversión asciende en total a 87,4 millones de euros. La actuación afecta a 188 kilómetros de Aragón y Castilla-La Mancha.

Alstom e Intel asumirán las obras en los 39,6 kilómetros que separan Ariza de Calatayud por 27,4 millones, mientras Ayesa Ingeniería y Arquitectura se hará cargo de la vigilancia y seguimiento de las obras por casi 800.000 euros. Los trabajos se alargarán 23 meses.

El objetivo es dar mayor capacidad y fiabilidad en la explotación de la línea convencional que comunica Zaragoza con Madrid, la base de la autopista ferroviaria junto a la que comunica la capital española con el puerto de Algeciras. Ambos trazados están infrautilizados con la alta velocidad y el Gobierno quiere actualizarlos y acondicionarlos para duplicar el tráfico de mercancías.

En concreto, se va a instalar el sistema de Bloqueo Automático Banalizado (BAB) para sacar el máximo partido a la línea de doble vía, ya que permite circular indistintamente por las dos al regularse el tráfico por señales y, de este modo, se amplía la capacidad de la infraestructura. El existente da un sentido de circulación preferente y restringe la capacidad de una vía.

Su puesta en marcha implica renovar todas las instalaciones de seguridad, como son los enclavamientos, los sistemas de detección y protección de los trenes, la señalización fija y luminosa y su integración en el centro de control de tráfico centralizado. El tramo aragonés se gobierna desde el puesto de mando existente en la antigua estación del Portillo.

Esta actuación se suma a otras en el mismo corredor ferroviario para  conseguir que parte del tráfico de mercancías que discurre ahora por carretera se suba al ferrocarril. Para ello, se deben ampliar los gálibos de los túneles y pasos superiores porque ahora no permiten el tránsito de trenes cargados con semirremolques, más voluminosos que los mercancías tradicionales.

La clave está en el análisis de las 361 estructuras repartidas a lo largo del millar de kilómetros de la autopista ferroviaria, así como la redacción de los proyectos necesarios para adaptar todas las que se vean afectadas. Para ello, las ingenierías dispondrán de 16 meses, por lo que en el mejor de los casos se podrían licitar los trabajos a partir de este verano.

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