Incendios forestales

Virgen de la Sierra, atalaya para avistar los primeros signos de las llamas

Carlos Espiago lleva tres campañas desde el puesto fijo de vigilancia que se sitúa a más de 1.400 metros y tiene una panorámica que alcanza el valle del Ebro.

Este es uno de los 80 emplazamientos en que se presta servicio de vigilancia contra los incendios en la Comunidad y en su caso lo hacen desde un habitáculo de unos 10 metros cuadrados, con exterior de piedra y al que está adosado una pequeña torre.
Este es uno de los 80 emplazamientos en que se presta servicio de vigilancia contra los incendios en la Comunidad y en su caso lo hacen desde un habitáculo de unos 10 metros cuadrados, con exterior de piedra y al que está adosado una pequeña torre.
JMACIPE

A más de 1.400 metros de altitud, Carlos Espiago desarrolla una labor fundamental dentro de la estructura del amplio operativo de incendios forestales en Aragón. Su compañero, Ángel Rodríguez y él son los responsables del puesto fijo de vigilancia Virgen de la Sierra, localizado dentro del término municipal de Villarroya de la Sierra y que forma parte de la cadena montañosa del mismo nombre. Este es uno de los 80 emplazamientos en que se presta este servicio en la Comunidad y en su caso lo hacen desde un habitáculo de unos 10 metros cuadrados, con exterior de piedra y al que está adosado una pequeña torre.

"En otros sitios hay torres o la caseta tiene una vista panorámica. Aquí tienes que salir cada cierto tiempo a hacer una ronda para comprobar todos los flancos. Como un reloj", explica Espiago, ataviado de emisora y prismáticos mientras da el paseo por el contorno del pico justo antes de que comience la ronda de llamadas del centro de coordinación de Zaragoza. Apoyado en su cuaderno, rodeado de los mapas con la distribución de los puestos y medios de extinción, espera su turno para intervenir y aportar el estado actual de la zona que él domina.

Por norma, la ronda sigue la misma rutina: San Cristóbal, Santuario de Misericordia y el suyo. "Buenos días. Virgen de la Sierra, sin novedad. El cielo está despejado con alguna nube suelta, viento suave del suroeste, 20 grados de temperatura y 75% de humedad. La visibilidad es buena. Hasta luego, cambio", apunta a través del transmisor. Esta contestación es el inicio oficial de la jornada y tendrá que hacerla a modo de despedida y, dependiendo del riesgo de fuego, alguna vez más a lo largo del día.

Amplio campo de visión

Esta es su tercera campaña -periodo que suele iniciarse en junio y acabar a mediados de octubre- y destaca el amplio campo de visión: "Se divisan los molinos de La Muela, el Valle del Ebro, el Moncayo, la zona de Ariza y los límites con Soria y Guadalajara", detalla. "Vigilamos y, si vemos humo, lo notificamos a Zaragoza con los datos fundamentales para ubicarlo. Por ejemplo, con los grados que te marcan los prismáticos", resume Espiago. Esa es su función.

Para llevar a cabo esta labor, los turnos con su compañero se inician los viernes y acaban el martes siguiente. "Es un trabajo solitario y te tiene que gustar", confiesa. De la misma forma, explica que el suyo es un puesto que recibe bastantes visitas: "Al estar junto al santuario de la Virgen de la Sierra viene bastante gente, aunque cada vez menos. Depende de la época del año y de cómo está el camino, pero acuden senderistas, ciclistas, motoristas…".

Los rayos, enemigos

El pasado lunes, esta ‘atalaya’ que avista los primeros signos de llamas contó con varias ‘visitas’ inesperadas. "En la tormenta que hubo la noche del domingo 18 cayeron muchos rayos, y en nuestra caseta saltó el automático, rompió la estación meteorológica… Y a la mañana siguiente estaban todos los técnicos de las antenas de telefonía y comunicaciones aquí, porque varios pueblos nos quedamos sin cobertura", relata. Cuando la tronada está encima, Espiago lo tiene claro. "El mejor refugio es el coche", sentencia.

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