guerra Ucrania-rusia 

"Sobreviví al impacto de un misil ruso en mi avión. Me han operado ya siete veces"

Un piloto ucraniano que lleva un año en el Hospital Militar de Zaragoza y acaba de recibir la medalla al mérito militar de Defensa relata su experiencia en la guerra.

Entrevista del piloto ucraniano Andreii, operado en el Hospital Militar de Zaragoza.
El piloto ucraniano Andreii, operado en el Hospital Militar de Zaragoza.
Laura Arnedo

El piloto militar ucraniano Andreii (prefiere no dar su apellido), de 25 años, se está recuperando de su última operación en el Hospital Militar de Zaragoza para reparar la fractura de la vértebra T-12.

Con esta ya son siete las intervenciones a las que se ha sometido, entre los tobillos y la espalda, tras el ataque con un misil ruso que sufrió mientras volaba. Él es uno de los 24 militares ucranianos atendidos en la actualidad en el Hospital General de la Defensa en la capital aragonesa (de los 53 que llevan contabilizados desde hace un año) que fueron condecorados la pasada semana con la medalla al mérito militar durante la visita del ministro de Defensa de Ucrania, Oleksii Reznikov, a su homónima española Margarita Robles.

"Soy un superviviente y he pasado mucho miedo. Sobreviví a la explosión de un misil que impactó en la parte inferior de mi avión, cuando yo giraba hacia la derecha. Volaba a una altura de 10 a 15 metros de altura para evitar los ataques", recuerda el teniente Andreii del bombardeo que casi le cuesta la vida y del que sobrevivió casi de milagro. “Eran las 6.28 del 27 de febrero de 2022 y solo llevábamos cuatro días de guerra. Pulsé el sistema de eyección para salir despedido del aparato y caí al suelo. Me desmayé y entonces los rusos me detuvieron".

El ataque de su cazabombardero SU-25, uno de los tres que ha llegado a pilotar en las Fuerzas Aéreas de Ucrania, se produjo en la zona de Jerson, al sur del país. El misil fue lanzado desde tierra en una zona dominada por los rusos, que se lo llevaron preso a un campamento en Crimea, territorio de Ucrania que fue anexionado por la Federación Rusa en 2014. Allí fue atendido en un hospital de sus heridas, los dos tobillos y la espalda con importantes fracturas que les han impedido andar sin ayuda de unas muletas, que todavía necesita un año después del ataque.

Entrevista del piloto ucraniano operado en el Hospital Militar de Zaragoza, con la traductora Alina Klochko, presidenta del AURA (Asociación de Ucranianos resixdentes en Aragón).
Andreii, en el Hospital Militar de Zaragoza con la traductora Alina Klochko, presidenta de AURA (Asociación de Ucranianos residentes en Aragón).
Laura Arnedo

"Vi venir el misil desde unos dos kilómetros e hice un giro con el avión hacia la derecha para esquivarlo, pero no sirvió. Yo volaba a unos 900 kilómetros por hora y habíamos ensayado a hacerlo hasta a tres metros del suelo para no ser detectados", reconoce Andreii, el único junto a otro compañero que sobrevivió de la escuadrilla a la que pertenecía porque los otros 11  integrantes fueron derribados. “El jefe de la unidad, que iba conmigo, murió unos días después de mi ataque”, señala.

Intercambio de presos 

El teniente de las Fuerzas Aéreas de Ucrania lleva doce meses en Zaragoza, a donde llegó después de que su Gobierno pudiera intercambiarlo junto a otros 71 militares ucranianos por otros 60 rusos.

Durante la entrevista, Andreii está acompañado por la traductora Alina Klochko, presidenta de la Asociación de Ucranianos de Residentes en Aragón (AURA), y por el director del Hospital Militar de Zaragoza, general Juan Antonio Lara, quienes también fueron condecorados en la misma ceremonia con la medalla al mérito militar por los ministros de Defensa española y ucraniano en el acto celebrado en el Hospital Gómez Ulla de Madrid.

Andreii reconoce que en sus misiones se ceñían a dos premisas: "Matar a enemigos y sobrevivir". Por eso, cuando volvió en sí tras el ataque, tumbado boca abajo y con varios huesos rotos, y vio llegar a un grupo de militares rusos, sintió "mucho miedo" de que pudieran asesinarle en cualquier momento como enemigo detenido.

Un militar ucraniano herido asomado al balcón del Hospital Militar de Zaragoza.
Un militar ucraniano herido asomado al balcón del Hospital Militar de Zaragoza.
Laura Arnedo

Aunque conoce historias muy duras ocurridas en hospitales situados en territorio anexionado o dominado por Rusia, admite que a él le atendieron correctamente de sus heridas. Además, la presencia de las enfermeras de origen tártaro, que apoyan a los ucranianos, le ayudó durante su estancia de dos meses en aquel campamento militar.

"Solo me dedicaba a leer", recuerda el piloto de ese tiempo que estuvo preso. También le marcó el momento en que fue trasladado con un grupo de militares ucranianos hasta un puente de la localidad de Melitopol, en el sudeste de Ucrania, que estaba tomado por las tropas rusas. Allí se produjo el intercambio de los presos, acompañados por militares de los dos países, como se hacía en la II Guerra Mundial. "Me trasladaron en camilla otros ucranianos presos", describe sobre su entrega, que parece sacada de una película.

Dos militares ucranianos salen al balcón del Hospital Militar de Zaragoza.
Dos militares ucranianos salen al balcón del Hospital Militar de Zaragoza.
Laura Arnedo

Del hospital a un hotel y a un piso 

Andreii llegó a Zaragoza el 19 de abril de 2022, hace casi un año, y se maneja con algunas palabras en castellano. Un año antes de que empezara la guerra se echó una novia, que se llama Yulia, y después de su traslado al Hospital Militar de Zaragoza, la mejor noticia que pudo recibir fue que ella llegó hasta la capital aragonesa para vivir con él.

Primero vivieron en un céntrico hotel, y desde hace unas semanas residen en un piso en la zona de la avenida de Valencia. “Cuando me eyecté del avión tras el impacto del misil, vi la cara de mi novia y también la de mi madre", recuerda. Aunque ya se han comprometido e incluso él le ha comprado un anillo, quieren que la boda se celebre en Ucrania, aunque algunos les han propuesto hacerla en Zaragoza porque todavía tiene que pasar aquí unos meses de rehabilitación.

"Me gustó mucho vivir las fiestas del Pilar y todas las celebraciones. Además, conocí la Aljafería y me pareció emocionante que, aunque fuera en silla de ruedas, un señor me ayudó para poder llegar a todas partes", aplaude sobre la ciudad y su gente. Sobre todo los profesionales del Hospital Militar, a los que ha conocido en este año tan singular de su vida (así lo dice en una grabación que les dedica). "Es una relación muy amistosa con la gente del hospital y son muy buenos, como amigos", destaca.

Un piloto militar ucraniano que lleva doce meses en el Hospital Militar de Zaragoza y acaba de recibir la medalla al mérito militar de Defensa relata cómo superó la guerra. Solo él y un compañero quedan vivos de los 13 integrantes de su escuadrilla

La segunda mejor noticia en todo este tiempo, reconoce Andreii al general Lara con una gran sonrisa, fue haber sido dado ya de alta después de la operación de la vértebra de la espalda que le hicieron el pasado miércoles. El teniente coronel Javier Villasante, adjunto de Traumatología del Hospital Militar, es quien ha llevado su operación de la espalda.

Dos F-18 de la Base de Zaragoza en su salida a la misión en Estonia, en el Báltico, en 2017.
Dos F-18 de la Base de Zaragoza en su salida a la misión en Estonia, en el Báltico, en 2017.
Laura Uranga

Tampoco quiere olvidarse de una visita muy singular que le hicieron dos pilotos del Ala 15 de la Base de Zaragoza con los que se entendió en inglés, y que después le brindaron un homenaje lanzándole una nube de vapor desde sus cazabombarderos cuando sobrevolaron la zona y él los miraba desde su habitación. Ahora le han propuesto que los visite en su lugar de trabajo.

"Quiero volver a volar", reconoce el teniente ucraniano Andreii. Es el deseo de un piloto que casi ha resucitado tras haber sufrido el derribo de su avión en la guerra de Ucrania.

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