Bielsa vibra con el regreso de su carnaval más esperado de los últimos años

En torno a 40 trangas y 36 madamas han protagonizado la ronda de la tarde del sábado en la que las calles de la localidad oscense se han llenado de música, color y tradición.

Bielsa se emociona de nuevo con su histórico Carnaval
Bielsa se emociona de nuevo con su histórico Carnaval
Javier Navarro

Sobre las 15.30, en un lugar “secreto” de Bielsa, los 40 jóvenes que este año portaban el traje de tranga se daban cita, junto a los mayores del pueblo, para prepararse para “el gran día”. Varios de los presentes coinciden. “Llevamos todo el año esperando esto”. Mientras les colocan los cuernos y los diferentes elementos que componen el traje, Jesús, más conocido como Claretín, es el encargado de pintar sus caras de negro con una mezcla de hollín y aceite y un puñado de harina. “No recuerdo un año de tantas trangas", aseguraba.

Tan solo una hora después el sonido de las primeras esquillas -cencerros- que llevan estos simbólicos personajes a sus espaldas comenzaba a invadir las calles del municipio oscense de Bielsa. Minutos más tarde, estos seres ancestrales, caracterizados por vestir con cuernos y piel de choto, una camisa de cuadros y una saya -o falda-, y medias blancas; hacían su llegada a la plaza del Ayuntamiento causando un gran alboroto y una mezcla de risas y algo de temor entre los asistentes.

“Es algo muy difícil de explicar. Hay que vivirlo”, admite uno de ellos, Ricardo Dueso, más conocido como Richi, que es además secretario de la Asociación Carnaval de Bielsa. En su caso encarna la tercera generación de trangas de su familia, y este año porta la falda que heredó de su padre, quien hoy ayuda a prepararse a estos jóvenes. “Es una forma muy profunda de entender esta tradición. Desde que naces en el pueblo sueñas con tener 16 años para hacer esto”, asegura. Y eso que, como ocurre a todos los niños de la zona, los pequeños suelen temer a estos seres.

Entre los personajes más conocidos también encontramos al onso, que, en este caso, porta un saco de arpilla con la espalda cubierta de hierba seca y una piel de oveja. Lleva dos palos en las manos para simular andar a cuatro patas.

Este año son tres, y, como manda la tradición, van acompañados por sus domadores. Unos de ellos son Edu Castán y Carlos Gistau. "Yo no soy de aquí y estoy emocionado, no me imagino ellos", explicaba Edu, que es pareja de una joven vecina de Bielsa. Su compañero, de tan solo 17 años, es la segunda vez que sale. El sentimiento es indescriptible: "Es algo muy emocionante y que llevas dentro. No hay nada que pueda definirlo", afirma el joven.

Tampoco faltan en el desfile el caballé, el amontato, la yedra, la garreta o los copos de nieve que, acompañados por sus paraguas a juego, abrían paso a la charanga por las calles del pueblo. ¿El objetivo? Recoger a las 36 madamas que protagonizan la ronda este año, entre ellas unas emocionadísimas hermanas Bernad que aguardaban, muy nerviosas, en el portal de su casa a la llegada de la comitiva.

Son Lidia y Ainhoa, las cuales portan las tradicionales y llamativas faldas de vuelo decoradas con cintas de colores y unos zapatos blancos. En su caso llevan vistiéndose de madamas desde los 16 años. Hoy, como ya hicieron sus antepasadas, aguardan nerviosas a que pasen a recogerlas. "Es un orgullo y muchísima emoción vivir algo así. Es algo que pasa de generación en generación. Mi bisabuela también lo hacía...", rememora Ainhoa.

Tras el tradicional baile de madamas y trangas, los jóvenes del pueblo repartían ponche y torta a los presentes, para dar paso, por fin, a la música que daba comienzo a la fiesta nocturna. Desde el balcón del Ayuntamiento María Rosillo, concejal belsetana, casi no puede contener las lágrimas. "Ya está. Ha salido todo bien”, reconocía. No en vano, la pandemia les hizo casi parar por primera vez en su historia su tradición más conocida.

Una atracción para los cinco sentidos

Hasta allí, con una mezcla de miedo, ganas y curiosidad, también llegaban cientos de vecinos de la zona y turistas ataviados con sus propios disfraces. Juntos daban vida a una colorida plaza del Ayuntamiento en la que encontrábamos desde vikingos, brujas o policías, hasta a los Peaky Blinders e incluso al mismísimo Batman. Entre ellos también se encontraba David Val y su cuadrilla de amigos llegados de Fuentes de Ebro, en su caso, vestidos de animales. “Queríamos un traje que abrigase, que en esta zona no te puedes fiar mucho”, bromeaba, mostrando su traje de toro.

También estaban Laura Sanz y su familia belsetana, disfrazados en esta ocasión de una de las temáticas más elegidas este año gracias a la popular serie ‘Miércoles’, de Netflix: la familia Adams. Aunque sin disfraz, hasta Bielsa y en este caso desde Zaragoza, llegaban Verónica Herguido, Elena Gracia y Silvia Cebolla, para disfrutar de este emblemático carnaval aragonés: "Siempre que puedo subo porque es muy importante que se mantengan las tradiciones de nuestros pueblos”.

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