En los últimos días es habitual ver ovnis entre las tendencias de Twitter. Pero no es solo en la red social donde se han detectado objetos voladores no identificados. Todo viene de los artefactos derribados recientemente sobre el territorio de Estados Unidos. 

El primero de ellos, el pasado 4 febrero, fue un presunto globo espía chino aunque el país asiático aseguró, reconociendo que le pertenecía, que se trataba de "un dirigible civil utilizado con fines de investigación, principalmente meteorológicos", que se desvió de su rumbo, lo que ha tensado las relaciones bilaterales entre China y Estados Unidos. Del resto se desconoce su origen y la finalidad con la que fueron enviados. El país norteamericano no puede confirmar aún si son chinos como lo era el globo espía abatido. Uno de los últimos, derribado cuando circulaba por el espacio aéreo de Canadá, fue descrito por la ministra de Defensa del país como "un objeto cilíndrico pequeño".

La detección de objetos voladores sin identificar en los espacios aéreos nacionales, que ha hecho saltar las alarmas, coincide en el tiempo con otra inquietante aparición. Una hilera de luces que cruza el cielo en perfecta alineación y que el pasado domingo pudo observarse a simple vista desde Argentina, Uruguay y España. De ello fueron testigos los aragoneses desde diversos puntos de la Comunidad, desde Fonz a Zaragoza, dejando constancia en las redes sociales de su sorpresa ante tal acontecimiento. Para tranquilidad de todos, este fenómeno tiene una explicación, ya que se trata del lanzamiento de Starlink, la red satelital desarrollada por SpaceX -empresa fundada por Elon Musk, que se volvieron a dejar ver el lunes y lo seguirán haciendo los próximos días desde determinadas partes del planeta.

Todas estas noticias nos llevan a acudir a nuestra hemeroteca para recordar algunas informaciones sobre ovnis y platillos volantes avistados en Aragón, teniendo en cuenta la 'fiebre Ovni' que existía en España a finales de los 70 y principios del 80.

Como aquel objeto volador no identificado, con luces intermitentes, de color rojizo-amarillo, que se aparecía en Villalengua, un pueblecito de la provincia de Zaragoza, en los albores del verano de 1983, eso sí, siempre lo hacía en sábado. No se hablaba de otra cosa en la localidad, y los comentarios se extendieron a los pueblos cercanos, lo que atrajo a mucha gente interesada en estos avistamientos. Sin embargo, cuando mayor era la expectación que había levantado... dio plantón.

Ese mismo verano, HERALDO recogió en la sección ‘Hechos y gentes’ el curioso caso de un supuesto encuentro con un humanoide en las proximidades de Huesca en 1974 contado en el libro ‘La punta del iceberg’, que Juan José Benítez publicó en 1983. El hecho contado por Benítez fue protagonizado por un matrimonio de Zaragoza, que el escritor calificó de “honrado, sin ninguna aspiración publicitaria, económica o de cualquier otro tipo”. El hombre, un joven industrial, destacaba que él y su mujer eran escépticos en “esto de los ovnis”. Contó que era noviembre y habían celebrado la fiesta de Santa Cecilia en el ”restaurante del Sotón”, a 14 kilómetros de Huesca. Eran las 3.30 o las 4.00 cuando volvían a casa y a dos kilómetros de la venta vieron en la cuneta a alguien que hacía señales para que parasen. Lo hicieron y, a través del cristal de la ventanilla, un hombre raro, que medía dos metros de altura y vestía un buzo verde les pidió una llave mecánica. Se identificó como el doctor Flor, de Barcelona, pero no tenía acento catalán porque “hablaba en un castellano impecable”. Les dijo que no tuvieran miedo pero la pareja vio en el campo “un extraño objeto de forma semiesférica y con luces multicolores”. Es de suponer que saldrían pitando...

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Otro fenómeno digno de 'Stranger Things' acontecido en tierras aragonesas se produjo pocos años después. En 1988, Enrique Carreras, vecino de Osera, volvía a su casa desde Zaragoza, donde trabaja como profesor, cuando alrededor de las siete de la tarde vio "una bola incandescente seguida de una gran humareda negra". El espectacular y fugaz paso del misterioso objeto celeste -descrito unánimemente como “un círculo de fuego seguido de una gran estela luminosa”- fue contemplado también desde Teruel -desde Bronchales, en la Sierra de Albarracín, a Jorcas, en el extremo opuesto-, Zaragoza capital, Huesca, La Rioja, Toledo, Burgos, Castellón... a la par que las especulaciones se desataban. Tal y como publicamos en HERALDO, “mientras en Osera creen que el objeto volante que cruzó media España pudo caer en el pueblo, los ufólogos no descartan que se trate de un ovni”.

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A esta lista hay que añadir el ovni avistado en el verano de 1979 en Malanquilla (Zaragoza), en las estribaciones del Moncayo. Los que contaron la historia fueron seis jóvenes de entre 9 y 18 años, que afirmaron haber visto en la zona del Aguadero, a siete kilómetros del pueblo, un objeto plateado que se detuvo en el cielo y siguió a toda velocidad.