La cara oculta del palacio de la Aljafería

La elección del castillo como sede de las Cortes hace 40 años agilizó la rehabilitación del monumento civil más visitado de Aragón. Veinticinco años después de la última reforma hay estancias cerradas al público para garantizar su conservación  

La cara oculta del palacio de la Aljafería.
La cara oculta del palacio de la Aljafería.
Guillermo Mestre

La Aljafería guarda la historia de Aragón. La buena, y también la mala. La que simboliza la prosperidad y sabiduría del pueblo, y la que emana de intrigas palaciegas y rememora los desastres de las guerras. El Palacio de la Alegría AL-Muqtadir es crisol de culturas, fue residencia de reyes musulmanes, palacio medieval mudéjar, alcázar de los reyes católicos, cuartel... En sus muros se adoptaron decisiones que fijaron el rumbo de Aragón, una historia que, desde las Cortes, se continúa escribiendo ahora. En mayo vivirá una doble celebración. La que se adoptó un 20 de mayo de 1983, hace cuarenta años, de fijar en él la sede del Parlamento aragonés, y los 25 años que han pasado desde que reabrió sus puertas tonalmente recuperado para mostrar al mundo todo su esplendor. Más de 245.000 turistas pasaron en 2022 por el monumento civil de la Comunidad más visitado, una de las joyas del mudéjar aragonés, donde historia y parlamentarismo van de la mano.

Espectaculares estancias del palacio permanecen cerradas al público por motivos de seguridad y de conservación; lugares que HERALDO recorre en este reportaje acompañando al primer presidente de las Cortes, Antonio Embid, el que decidió junto al alcalde de Zaragoza, Ramón Sainz de Varanda, que el palacio sería la sede del Parlamento, y al presidente actual, Javier Sada, que prevé intensificar este 2023 su promoción y afianzar los pasos dados para acercar a los ciudadanos esta institución.

Tras tomar posesión como primer presidente de las Cortes modernas el 20 de mayo de 1983, Antonio Embid se dirigió a la Aljafería con el entonces alcalde de Zaragoza Ramón Sainz de Varanda y recorrieron un palacio que estaba "en estado de ruina". En la zona donde se ubicaría el Parlamento, "solo quedaban los ronceles de los muros", señala.

El castillo y sus terrenos colindantes, con una extensión de 56.151 metros cuadrados, pertenecían entonces al Ayuntamiento, que se los compró a las Fuerzas Armadas a través de la ‘operación cuarteles’. La comisión de estudio para escoger la sede también apostó por la Aljafería y en marzo de 1985 el Ayuntamiento aprobó con carácter definitivo la cesión de uso a las Cortes por 99 años. El Consistorio asumía las obras de vertido, alcantarillado, el suministro del agua, la jardinería y la vigilancia exterior. El Parlamento debía sufragar los gastos de conservación y mantenimiento y la remodelación de la capilla de San Martín.

Recuerda Antonio Embid cómo al excavar en la capilla de San Martín salió a la luz un cementerio de Los Sitios de Zaragoza. "Me impresionó mucho. Se veía una mujer con un feto, soldados franceses con sus uniformes, rifles con bayonetas", detalla.

Querella criminal

Un primer proyecto de rehabilitación acabó descartarlo. Entre sus propuestas figuraba situar la secretaría y el despacho del presidente de las Cortes en las salas de los pasos perdidos del palacio de los Reyes Católicos. "Aquello era una auténtica locura. Tuve que desecharlo y buscar otros arquitectos", explica Antonio Embid, quien la decisión le supuso una querella criminal. Encargó al entonces letrado, el tristemente asesinado por ETA Manuel Giménez Abad, que intentara lograr un pacto. Lo hizo. Y la historia se cerró, además, con el ingreso en las arcas de las Cortes de cinco millones de pesetas. En 1986 lo único visitable de la Aljafería eran el salón de los Reyes Católicos y el patio de los naranjos. "Pero hacía falta moral para meterse por allí", advierte.

Destacan Sada y Embid el brillante trabajo realizado por los arquitectos Luis Franco Lahoz y Mariano Pemán Gavín, que ajustaron la rehabilitación a los usos que necesitaba el Parlamento, pero respetando en la zona monumental las áreas ya recuperadas. Es visible la muralla junto a las escaleras que dan acceso a la zona de Presidencia. En la torre tiene un discreto despacho el presidente del Gobierno de Aragón, al que podría acceder, dice Embid, sin que le viera nadie. En la planta inferior hay una salita de reuniones. Aunque si el acuerdo urgía, "se utilizaban todos los despachos para negociar", reconoce Sada.

El 20 de mayo de 1987 se inauguró la nueva sede de las Cortes de Aragón en la Aljafería, en los últimos compases de la I Legislatura, en la que se construyó la arquitectura institucional que sigue vigente ahora. Desde entonces se celebran los plenos en el hemiciclo actual, cuyo acceso se permite, por decisión de Sada esta X Legislatura, a cualquier turista que visita las Cortes (con algunas restricciones si hay plenos). Se avanza, y cada vez más, en la incorporación de las nuevas tecnologías. Aunque las Cortes han sido pioneras. Embid, que asumió la presidencia con 31 años y 8 días, explica que en la primera legislatura el boletín y el diario de sesiones se hacía informáticamente, gracias al empeño de Luis Granel. Y también se usó un sistema pionero de grabaciones en vídeo que en la actualidad se está digitalizando.

Del ala política del palacio caminamos a la zona histórica, donde nos aguarda la imponente Torre del Trovador. Reparamos, de camino, en una placa que recuerda la presencia de Felipe VI en la Aljafería. En 1986 recibió la Medalla de las Cortes en el Salón del Trono, acudió a la puesta de la primera piedra de las obras de rehabilitación, y en mayo de 1998, a la inauguración.

La Torre del Trovador

Sin llegar, ni mucho menos, a los 3.000 euros al día de la Fontana de Trevi, acostumbran los visitantes de la Aljafería a tirar monedas al impresionante pozo de la Torre del Trovador. Es tan profundo como altura tiene la construcción. Siempre tiene agua y, en época de crecidas, aún más. Y se puede descender por escaleras casi hasta el fondo. En los muros de las torres hay 1.500 inscripciones. Algunas precisas y directas: "Hombre de Huesca. Preso aquí por matar. 1864".

No es frecuente que un Parlamento autonómico se enclaustre en un castillo. Sada explica que es más frecuente encontrarlos en antiguos hospitales. En el caso de la Aljafería, y teniendo en cuenta que el simple funcionamiento del Parlamento requiere un coste de mantenimiento, es una ventaja. "En realidad, el único gasto extra serían los guías turísticos, y prácticamente se sufraga con la venta de entradas", detalla.

En el Salón del Trono recibían los Reyes las quejas y súplicas de las más distinguidas personalidades del Reino. Aunque no hay pruebas fehacientes de ello y casi por exclusión, se da por bueno que fue en la Aljafería donde se decidió la vuelta al mundo de Magallanes y Elcano. Si la sala resulta espectacular, las vistas desde el ‘matronium’, al que no acceden los turistas por cuestiones de seguridad, son impagables. Desde la galería superior, a la que solo se puede acceder de dos en dos, se contempla en su máximo esplendor el artesonado mudéjar del techo, del que cuelgan racimos de uva y los emblemas de los Reyes Católicos, con el yugo de Fernando y las cinco flechas de Isabel, con la leyenda de "Tanto monta".

Junto al Salón del Trono se sitúa la alcoba en la que nació en 1270 Isabel de Portugal, nieta de Jaime I el Conquistador, que al ser proclamada santa dio nombre al patio de los naranjos.

Y en esa conexión entre historia y parlamentarismo regresamos al ala política donde, en la zona superior de la muralla, se dan la mano. Apunta Sada la vista privilegiada desde ahí de las recreaciones históricas que se representan. Reflexiona el presidente de las Cortes sobre los momentos de angustia que en el castillo se han vivido. Destaca entre los más dolorosos, la entrada al palacio del féretro de Manuel Giménez Abad, tras ser asesinado por ETA. Del pasado reciente, se declara impactado por la soledad de la pandemia, a la que acudió a diario con un bocadillo, en su empeño en que las Cortes no cerraran "ni un solo día".

Pasa de puntillas por el presente, y reconoce que a nadie beneficia un Congreso "bronco". Y se muestra aliviado por que en las Cortes impere la cordura, al menos de momento. "Me lo han puesto fácil", agradece, pues aún es posible el consenso. Aunque algún capítulo negro hubo en el pasado, subraya Embid, que hace referencia a la moción de censura.

Mira Sada al futuro y al avance de la Inteligencia Artificial, y avisa sobre la prevención que han de tener los Parlamentos. Asusta reconocer el poder de quien maneja los algoritmos. Sobre el futuro reflexionará en la misma mesa que compró Embid en Loscertales hace 40 años para escribir las primeras leyes del Parlamento.

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