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Navarros en Aragón: "Somos muy parecidos, pero los aragoneses son más cabezudicos"

En la comunidad residen unos 10.400 nacidos en la región foral vecina, que viven este 7 de julio las primeras fiestas de San Fermín tras la pandemia.

Navarros en Aragón.
Arriba, Romero Pelarda y Vicente Laborda y sobre estas líneas, Ana Notívoli y Rosa María Paularena, navarros y descendientes de navarros en Aragón.
Francisco Jiménez

El trabajo o el amor han traído a la mayoría de la población procedente de Navarra que reside en Aragón. En total, 10.440 navarros viven en la comunidad aragonesa, más mujeres que hombres, 5.855  y 4.585, respectivamente, según los datos que recoge el Instituto Nacional de Estadística (INE) en el último Padrón continuo de habitantes, con datos de 2021.

En Zaragoza se encuentra la Casa de Navarra, que esta semana celebra los Sanfermines en la distancia, pero con muchas ganas después de haberse suspendido los dos últimos años por la pandemia de covid-19.

Vicente Laborda: "Me casé con una maña. Lo mejor que me ha pasado"

Vicente Laborda, navarro que reside en Aragón.
Vicente Laborda, navarro que reside en Aragón.
Francisco Jiménez

Vicente Laborda es uno de los veteranos de la casa regional y de la comunidad navarra en Zaragoza. "Vine con 10 años porque mi padre, que era taxista, encontró trabajo de chófer particular", recuerda a sus 81 años. "Zaragoza era muy agrícola cuando llegué", cuenta sobre sus primeras imágenes de la ciudad. "De la Facultad para arriba estaba sin hacer", explica, señalando a la antigua de Medicina y ahora de Economía y Paraninfo de la Universidad. Sentado en el bar El Pájaro Azul de Zaragoza, espera un pincho de chistorra tras ver el chupinazo en televisión este miércoles, en la cita organizada por la casa regional. "Si no vemos el chupinazo, nos falta algo", confiesa.

Lleva la mayor parte de su vida en la capital aragonesa, pero sigue sintiéndose navarro, sobre todo, en una semana como esta, la de San Fermín. Recorre con la memoria el centro de Pamplona, la ciudad donde nació y en la que residió en la calle de la Chapitela, "paralela a Estafeta", apunta, sobre la famosa vía conocida por ser el centro de los encierros. Lo que recuerda de las fiestas son imágenes de niño porque de mayor no volvió en esas fechas. La proyección internacional que les dio el escritor norteamericano Ernest Hemingway y su retrato en la novela 'Fiesta' cree que las cambió para siempre y las fue convirtiendo en la celebración masiva que es hoy, con visitantes de todo el mundo. "Antes era menos gente y estábamos todos más unidos", rememora, con nostalgia.

En Zaragoza estudió y trabajó como modelista para una fundición, el encargado de hacer moldes de piezas de hierro. Echó raíces por amor. "Me casé con una maña. Lo mejor que me ha pasado", afirma, con emoción porque ya lleva un tiempo viudo. Tuvieron cuatro hijos. Entre sus planes tiene llevar a sus siete nietos a Pamplona y "enseñarles dónde nací". Allí sigue parte de su familia y ha seguido acudiendo de visita.

Rosa María Paularena: "Nací en Luceni, pero mis padres eran navarros"

Rosa María Paularena, de padres navarros y residente en Zaragoza.
Rosa María Paularena, de padres navarros y residente en Zaragoza.
Francisco Jiménez

Junto a Vicente se sienta en una mesa del bar zaragozano otra socia con solera de la Casa de Navarra. Rosa María Paularena tiene 85 años y nació en Luceni, municipio de la Ribera Alta del Ebro, porque su familia, de origen navarro, se trasladó para trabajar en la Azucarera de la localidad zaragozana. "Era de las más importantes", recuerda sobre la industria ya desaparecida. "Mi padre era de Villafranca y mi madre de Marcilla", explica, defendiendo sus raíces. El periplo de su familia fue largo y pasó por varios países antes de establecerse en Zaragoza. Sus padres emigraron primero de Navarra a Estados Unidos. Desde allí recalaron en Aragón y después todavía se marcharían unos años a México

De vuelta a Zaragoza se casó con un austríaco. "Yo trabajaba en una cafetería y lo conocí allí. Nos casamos al mes", recuerda. El trabajo les llevó a Andalucía hasta que volvieron a Aragón. Tiene cinco hijos y 13 nietos.

Navarra sigue siendo parte de sus raíces y este San Fermín ha querido salir a celebrarlo aunque sea en la distancia. Tras estos años de pandemia, "tenía ganas de salir", afirma y posa para la fotografía junto a la presidenta de la Casa de Navarra, Ana Notivoli. En esta semana el lado más festivo predomina en la comunidad navarra, con su día grande este jueves, San Fermín. Desde la Casa de Navarra se ha organizado un acto religioso a las 20.00 en la basílica del Pilar para seguir con el programa que empezó este miércoles con el chupinazo y almuerzo. Su presidenta solo lamenta que falte el relevo de los jóvenes en las casas regionales.

Romero Pelarda: "Llevo sangre navarra y aragonesa"

Romero Pelarda (izquierda), navarra en Aragón.
Romero Pelarda (izquierda), navarra en Aragón, en el bar zaragozano donde se reunió el miércoles la Casa de Navarra para seguir el chupinazo de los Sanfermines.
Heraldo.es

Romero Pelarda, de 70 años y nacida en Cascante, lleva la mayor parte de su vida en Zaragoza pero tampoco olvida sus raíces. Su nombre se lo debe a la Virgen del Romero, patrona de su localidad, que tiene bordada en su pañuelo rojo. "Lo llevaba para las fiestas en el pueblo, que son en septiembre", recuerda. Hace cerca de 50 años que vive en Zaragoza, donde han nacido sus hijos. "Vine por amor, sí", responde a la pregunta de sus motivos para instalarse en su día en la capital aragonesa. "Estuve muy enamorada. Me casé con un maño y hace cuatro años lo perdí, pero me ha dejado cuatro hijos maravillosos y cinco nietos que son una joya", asegura, no sin cierta tristeza en medio del día festivo. 

"Lo conocí en las fiestas de Casetas. Yo estaba trabajando en Zaragoza y fuimos allí. Me enamoré y nos casamos en Cascante", recuerda sobre sus años de juventud en los que desde la capital se acudía a fiestas patronales como las del barrio rural zaragozano. 

En su familia están muy presentes Aragón y Navarra. "Yo llevo sangre navarra y aragonesa. Mi padre era de Cascante y mi madre de Tarazona", apunta. El abuelo de su marido también era de Cascante. Confiesa que la tierra siempre "tira". Tiene familia en ambos municipios. En su opinión son más los parecidos que las diferencias entre el carácter aragonés y el navarro. "Los navarros somos muy alegres y marchosos", define sobre sus paisanos. Preguntada por otro rasgo como la testarudez aragonesa tiene más dudas. "Somos muy parecidos, pero los aragoneses son más cabezudicos", afirma, con una sonrisa.

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