"Mi familia ya ha salido de Odesa, seguro que la Virgen del Pilar les ha ayudado"

Jesús Alvero, que ha residido durante años en Zaragoza, y su mujer Natalia Demechnko, nacida en Ucrania, esperan impacientes, "pero ya tranquilos", la llegada de su hija y sus nietas a España, tras lograr salir de una ciudad ya ocupada por los rusos.

De dcha. a izq: Natalia, Vlada, Alejandra y Pedro Alcubierre, un zaragozano que ha ayudado a esta familia a salir de la guerra, este miércoles en Rumanía.
De dcha. a izq: Natalia, Vlada, Alejandra y Pedro Jesús Ruiz, un zaragozano que ha ayudado a esta familia a salir de la guerra, este miércoles en Rumanía.
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"Papá, estamos en Moldavia. Acabamos de subir en un autobús que nos va a llevar hasta Bucarest. Hemos conseguido salir de Odesa". Es la llamada que Jesús Alvero y Natalia Demechnko llevaban días esperando, jornadas "eternas" de cientos de noticias "horribles" que auguraban "un futuro complicado" para su hija Vlada, de 44 años, y sus nietas Natalia y Alejandra, de 17 y 13 años, respectivamente, residentes en Odesa (Ucrania). Su ciudad este miércoles era bombardeada por los rusos.

Tan solo unas horas antes, "mis chicas", como las llama Jesús, emocionado, lograron escapar del horror. "Llevaban días intentando salir de allí. Pero era muy complicado y arriesgado. Incluso les estalló una bomba a tan solo 200 metros hace apenas una semana cuando iban camino de una estación para coger un tren". "Parecía que nunca iba a acabar este infierno y la angustia iba en aumento sabiendo que los rusos se estaban acercando a Odesa", comenta Alvero.

Mientras, su hija y sus nietas se refugiaban en el hospital en el que Vlada trabajaba a la espera de nuevas noticias sobre convoyes humanitarios que les ayudaran a salir a la calle. "Allí había búnker y estaban más seguras. Al menos, eso nos tranquilizaba un poco, aunque sabíamos que si los rusos llegaban hasta allí...", dice Jesús, emocionado, sin poder terminar la frase. 

No por poco esperado y deseado, el teléfono de Alvero sonó este martes por la mañana con la "mejor noticia de nuestras vidas". "Lo habían conseguido. Llevaban horas de viaje, pero no nos quisieron avisar antes de estar fuera de peligro para no preocuparnos", cuenta el abuelo de Natalia y Alejandra. 

El viaje de la esperanza

"El martes de madrugada, hacia las 2.00, su exmarido las subió a su coche con la intención de acercarles hasta la frontera de Ucrania con Moldavia. Como había tanto atasco, bajaron del vehículo un kilómetro antes y el resto del trayecto lo hicieron a pie. Al llegar a Moldavia había varios autobuses. Ellas se montaron en uno de la Cruz Roja con destino Bucarest (Rumanía). Fue entonces cuando nos llamaron", dice Jesús Alvero.

"Serían las 12.00 del martes. Apenas nos dijeron nada más porque se perdía la cobertura, pero nuestra felicidad ya era plena. Habían logrado escapar de la guerra", añade Jesús, con la voz entrecortada. El siguiente contacto que tuvieron con su familia ya sería el mismo día, a las 21.00 "aproximadamente". 

"Habían logrado encontrar un hostal donde dormir en Bucarest. Estaban tranquilas, felices y emocionadas", comenta el padre y abuelo de Vlada, Natalia y Alejandra. "Yo creo que la Virgen del Pilar les ha ayudado porque, casualidades de la vida, unos amigos maños habían decidido unos días antes irse a Ucrania para llevar ayuda humanitaria. Me puse en contacto para ver dónde estaban. Necesitaba alejarles cuanto más mejor del peligro, y justo acababa de llegar a Rumanía", cuenta Alvero.

"Este miércoles por la mañana ya estaban con mi hija y mis nietas, camino de España". "Mientras, Natalia y yo hemos podido volver a conciliar el sueño, ya con la tranquilidad de saber que el abrazo que tanto estábamos esperando llegará en las próximas horas", concluye, "feliz", Jesús Alvero.

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