Defensa rechazó la petición de EE. UU. de enviar tropas terrestres a Rumanía

El departamento de Robles alegó limitaciones presupuestarias para descartar el despliegue en el marco de la OTAN tras la invasión de Ucrania.

La ministra de Defensa, Margarita Robles, durante su visita de este lunes al destacamento español en Bulgaria.
La ministra de Defensa, Margarita Robles, durante su visita de este lunes al destacamento español en Bulgaria.
STOYAN NENOV/Reuters

El Ministerio de Defensa hizo caso omiso a la petición expresa de Estados Unidos de enviar tropas terrestres a Rumanía tras la invasión rusa de Ucrania. La propuesta del Departamento de Defensa de la Administración Biden fue transmitida a sus homólogos españoles poco después de autorizar el Gobierno de Putin la «operación especial» en la región del Donbás, al este de Ucrania, la madrugada del jueves 24 de febrero.

Según han confirmado fuentes militares, la solicitud desechada por Defensa consistía en un despliegue del Ejército de Tierra en el marco de la Fuerza de Respuesta de la OTAN (NRF). El cometido de esta misión consiste en reforzar las misiones defensivas que la Alianza Atlántica tiene activadas en varios países de los flancos este y sureste europeo ante el desafío expansionista de Moscú.

La propuesta de Washington consistía en habilitar la presencia terrestre de soldados españoles en un país, Rumanía, que comparte más de 500 kilómetros de frontera con Ucrania. La mayor parte del límite terrestre se encuentra al norte del país, pero también en el este, junto al Mar Negro, donde tiene a tiro de piedra la ciudad portuaria de Odessa. Un enclave estratégico ucraniano que el Kremlin busca ahora anexionar, como ya ha hecho con la región del Donbás y en 2014 con la península de Crimea.

Las conversaciones de alto nivel entre responsables del departamento dirigido por Margarita Robles y la administración estadounidense no fructificaron. El motivo alegado por el ministerio fue la falta de capacidad presupuestaria para llevar a cabo este importante despliegue de medios humanos y materiales en Rumanía y la complejidad de mantener contingentes en varios escenarios simultáneos, según detallan las fuentes consultadas.

Finalmente, el Departamento de Defensa norteamericano tuvo que acudir con celeridad a otros aliados de la OTAN para llevar a cabo esta misión. Francia y Bélgica aceptaron la propuesta el 26 de febrero, 48 horas después de comenzar la invasión de Ucrania, y diez días después ya tenían desplegados 600 efectivos en la ciudad rumana de Constanza, a orillas del Mar Negro, dentro de la llamada 'misión Aigle' (Águila).

Para ello, Bélgica tuvo que poner en marcha un puente aéreo para realizar en solo cinco días -entre el 28 de febrero y el 4 de marzo- 21 vuelos al aeropuerto internacional de Constanza para trasladar cazacarros (vehículos de reconocimiento de combate), blindados ligeros y 350 uniformados. Los soldados belgas se han desplegado bajo el liderazgo de una unidad francesa, la 27 compañía BCA, una brigada de infantería de montaña especializada en intervenciones de urgencia, que aporta 250 efectivos.

Para paliar las consecuencias diplomáticas y militares de su negativa a Estados Unidos, con quien España mantiene un convenio bilateral sobre cooperación para la Defensa -este curso cumple 34 años-, el ministerio anunció el martes 1 de marzo el envío de 150 militares más al contingente terrestre que está presente en Letonia desde 2017, dentro de los grupos de combate de la OTAN en el flanco este. La decisión se tomó en la reunión de urgencia del Comité Militar celebrada un día antes.

El viaje sorpresa de Sánchez

En este contexto, el pasado lunes Moncloa anunció un viaje de última hora del presidente del Gobierno a Letonia para visitar a los soldados españoles presentes en este batallón multinacional liderado por Canadá. Pedro Sánchez voló al día siguiente e hizo coincidir su presencia en la base de Adazi con la del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y el primer ministro canadiense Justin Trudeau. Allí destacó el compromiso español con la organización militar y explicó que la idea del viaje era transmitir que España «va a estar donde tiene que estar», evitando cualquier malentendido tras rechazar la petición del principal contribuyente de la Alianza Atlántica.

En su comparecencia en el Congreso el pasado miércoles, la ministra de Defensa siguió la línea de Sánchez y destacó que nuestro país es un «socio fiable, responsable y serio». Robles recordó que España contribuye de manera «ya acordada» a las iniciativas de disuasión y defensa de la OTAN, aportando fuerzas terrestres, navales y aéreas en los países bálticos, Bulgaria y el Mediterráneo. Además, cuantificó el gasto de estas misiones en 2021 en más de 353 millones de euros, y detalló que solo la presencia de una fuerza terrestre mecanizada en Letonia (500 militares y 80 blindados y carros de combate) costó a las arcas públicas más de 85 millones el pasado ejercicio.

Fueron precisamente la restricciones presupuestarias y el control que ejerce el equipo de Robles sobre las cuentas del departamento el motivo para no desplegar militares en Rumanía, aunque desde Defensa lo justifican en el hecho de que el Ejército ya está comprometido en Letonia y la dificultad de tener activos varios contingentes a la vez.

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