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Trashumancia de reses bravas: un camino de respeto y amor por una tradición única

La ganadería de reses bravas de Alicia Chico es la única en España que realiza la trashumancia de largo recorrido, desde la sierra de Albarracín hasta Jaén.

Desde hace cinco generaciones, las reses bravas de la familia de Alicia Chico recorren cerca de 500 kilómetros dos veces al año para huir del frío turolense en invierno y escapar del calor jienense en verano. Esta ganadería de Frías de Albarracín es la única de bravo en España que sigue realizando la trashumancia de largo recorrido, una tradición muy dura y costosa que, pese a las dificultades, Alicia se niega a perder.

"Toda mi familia ha hecho la trashumancia para aprovechar los pastos. Así, tenemos dos primaveras: en Teruel, a finales de junio, con el campo verde para que las vacas puedan comer hierba fresca sin necesidad de echar piensos; y cuando empieza a caer la nieve, nos vamos a Jaén, aunque desde hace unos años, con el cambio climático, los pastos en Andalucía no están tan bien porque este año, por ejemplo, no ha llovido casi nada", apunta la ganadera de bravo Alicia Chico.

La tradición también ha cambiado ligeramente. Antes, vacas y toros bravos caminaban desde la sierra de Albarracín hasta Vilches (Jaén), pero, hoy en día, la trashumancia como tal la realizan solo las vacas. Los toros van en camiones. "Antiguamente no había camiones y tenían que trasladar a los animales bajo cero, porque las vacas bravas no se pueden meter estabuladas en ningún sitio. Entonces, los abuelos, que sabían más que nadie, iban andando. Primero llevaban a las vacas y dos días más tarde salían los toros. No se podían juntar vacas con toros porque la ganadería brava tiene selección y si fueran juntos, parirían cuando quisieran, además, los becerros jóvenes no pueden andar", explica Alicia Chico.

Ahora, las vacas bravas van acompañadas de cuatro vaqueros a caballo, encabezados por Tomás González, mayoral de la ganadería; un quinto en coche (para llevar ropa, comida y todo lo que necesitan) y varios perros. La última expedición salió el pasado 23 de noviembre desde la sierra de Albarracín, justo cuando comenzó a caer la nieve. "No se pueden quedar donde hay nieve porque a las vacas se les congelan las patas. Ellas saben adónde van y quieren seguir, y tuvieron que hacer dos jornadas en una", comenta la ganadera para ejemplificar la dureza de este trabajo.

Precisamente, lo arduo de esta labor es otra de sus dificultades, ya que existen muy pocas personas preparadas para llevarla a cabo. "Es un trabajo muy bonito, pero muy duro; no encuentras a gente especializada que quiera hacer la trashumancia. Me llama mucha gente de todos los sitios que lo ve y se cree que es una película del oeste, pero esto es un negocio, no es como cuando vas de acampada; si llueve, te llueve encima y no te puedes secar ni duchar en casa, y hay días que no se puede dormir porque no hay comida o está el camino lleno de siembras. Tiene que ser gente que le guste mucho el campo", señala Alicia Chico.

La ganadería de reses bravas de Alicia Chico es la única en España que realiza la trashumancia de largo recorrido, desde la sierra de Albarracín hasta Jaén.

A estas complicaciones se suman las derivadas de la pandemia y la limitación de fiestas patronales. "Llevamos dos años sin festejos, nos han bloqueado. No podemos subsistir. Imagínate tener mucho ganado que acaba en el matadero porque no se puede lidiar ni nada. Mi ganado no es para carne, es para festejos. El panorama es muy negro, pero esperamos que este año que viene remonte", afirma Alicia Chico.

Regreso en primavera

La expedición que partió de Teruel en noviembre llegará a tierras jienenses en, aproximadamente, un mes. Allí permanecerán seis meses, hasta finales de mayo o principios de junio, cuando desandarán el camino para regresar a Teruel y, con suerte, poder participar en julio en las fiestas de los pueblos del entorno de la sierra de Albarracín. La vuelta en primavera será más multitudinaria, ya que, a las vacas, se sumarán los becerros de entre 4 y 6 meses nacidos durante su estancia en Andalucía, que pastarán por primera vez en los prados turolenses.

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