CULTURA

Art Toys, juguetes que son arte fabricados en Aragón

Las figuras de colección cada día se cotizan más y comienzan a entrar en las galerías y los museos. En Aragón también hay talentos emergentes dedicados al diseño y al modelado en 3D.

Combo con algunas de las creaciones de Carlos Bronchales, es decir, Crudo.
Combo con algunas de las creaciones del zaragozano Carlos Bronchales, es decir, Crudo.
Heraldo

Es inexcusable comenzar con unas pequeñas nociones básicas. Un ‘art toy’ es una figurita que está a mitad de camino entre el juguete y el arte. Hace unas semanas se celebró en Barcelona una exposición de esta disciplina -fue la tercera edición de Expo Toys-, en la que además de un buen número de artistas internacionales hubo presencia -aunque viendo el toro desde la barrera- de algunos creadores aragoneses. 

La fiebre por los ‘art toys’ -ojo, no confundir con los funkos- nació en los países orientales y, casi de inmediato, sedujo a destacados talentos que comenzaron a diseñar figuritas a las que luego acaban dando vida, como una suerte de Frankensteins, gracias a la tecnología 3D. El coleccionismo de estos juguetes de diseñador ha calado en la cultura urbana -muchos beben de fuentes como los videojuegos o el manga- y en Aragón hay nombres a los que no perder de vista.

Uno de ellos es Carlos Bronchales, creador de la marca Crudo, con la que ha diseñado decenas de figuras: unas ranas repantigadas que parecen tomar el sol, unos diablillos traviesos de color rojo pasión o un tipo barrigudo al que ha bautizado como Danny D. “Me he dedicado al 3D desde hace doce años en el sector de los videojuegos y audiovisuales, me gusta mucho el diseño de personajes y siempre tengo ideas locas en la cabeza para hacer miniaturas. Además, me encantan los muñecos desde crío y tengo estanterías bien repletas de ellos”, explica Bronchales, quien con la llegada de las impresoras 3D de resina “a precios razonables” dio el paso para poder llevar sus locuras a un formato físico. Sus figuras se venden online y algunas se pueden ver también, por ejemplo, en el estudio de tatuajes Union Tattoo (en Juan Pablo Bonet 4), con el que ha colaborado para hacer algunas figuras exclusivas: artesanalmente se hacen unas 25 copias y después se rompe el molde.

“El proceso varía dependiendo del tipo de ‘toy’ que quieras hacer. Los hay en papel, madera, esculturas únicas en masillas poliméricas... Yo suelo hacerlos en resina de poliuretano, empezando con la idea, concepto y diseño inicial, un dibujo, o una idea muy clara. Después toca la parte más divertida que es convertir ese dibujo de dos dimensiones en algo tridimensional. Una vez con el diseño terminado toca imprimirlo en 3D y es entonces cuando empieza el trabajo duro: la figura requiere mucho post-procesado como el lijado para que no se vean las líneas de impresión, el arreglar ‘fallos’ que pueden causar los soportes, la imprimación…”, explica el creador del perfil de Instagram @crudominiatures. Ahí no acaba la cosa porque luego hay que hacer los moldes de silicona para poder sacar copias. Estos se rellenan de resina bicomponente, que una vez se endurece dan lugar a la copia, que habrá que continuar lijando, puliendo, pintando y barnizando.

Otro incipiente creador de este tipo de criaturas -desde inquietantes manos a jugosos helados- es Daniel Tello, quien reconoce estar dando sus primeros pasos gracias a un curso de modelado 3D en la escuela Animum, para la formación de postgrado en arte digital. “Creo que lo he llevado siempre dentro. Daba algo de miedo dedicarse a esto porque parece que no tiene salidas, pero el runrún siempre ha estado allí. Me gustan los videojuegos, la animación, el coleccionismo, el arte…”, comenta el joven, al que el confinamiento le hizo dar el paso y apostar por una de sus pasiones.

El zaragozano Daniel Tello, con sus programas para los modelados.
El zaragozano Daniel Tello, con sus programas para los modelados.
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“Ahora estoy pendiente de recibir una impresora 3D y lo que voy haciendo es coger bocetos de 2D, ‘concept arts’ e ideas de otras personas plasmadas en dos dimensiones y levantarlas del papel. Voy analizando los detalles y el modelo final”, cuenta Tello, que también ha comenzado a idear diseños propios. “Además de para crear ‘art toys’, esta tecnología es también útil para la realidad aumentada: ahora hay muchos museos reclamando estas técnicas e, incluso, en los informativos se ha visto cómo situaban a sus presentadores virtualmente en mitad del volcán de La Palma. Es plasmar lo mismo pero en digital. Con el metaverso de Zuckerberg, auguro que esto va a ir a más”, señala el responsable del perfil @dtello3d.

El fenómeno de los ‘art toys’ tiene sus propios gurús e, incluso, los no iniciados en este universo habrán visto imágenes de criaturas de Brian Donnelly (conocido como Kaws), a quien han homenajeado ‘Los Simpsons’ y que estuvo incluido en la muestra ‘This is pop’ que se puedo ver este año en el Centro de Historias. También suele haber consenso en considerar al japonés Michael Lau el padre de un movimiento, que ha seducido a artistas como Takashi Murakami. Así el mundo de las miniaturas se ha sobrepasado con hinchables gigantes o estatuas de sus buenos dos o tres metros en el centro de las ciudades. 

Algunas de las identificables miniaturas de Kaws.
Algunas de las identificables miniaturas de Kaws.
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Otra derivada sobre el tema sería la cotización de estas piezas, que, como todo arte en el que entre el coleccionismo, es susceptible a la especulación y a las subastas. Cada artista pone un precio a su creación y esta puede ir desde los 10 o 15 euros hasta precios desorbitados, con tres y cuatro ceros, de las ediciones más limitadas. “Hay artistas muy punteros que han sabido entender el mercado y se han posicionado en el top. Conseguir una pieza original de sus trabajos es algo difícil y costoso, aunque sobre el tema precio ya depende de cada persona y del valor que cada artista o compañía le da a sus producto”, opina el creador de Crudo. 

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