aragón es extraordinario

¡Cómo se queda en la retina la Contradanza de Cetina!

Se añora todo el año, la fiesta ya comienza en la víspera y eclosiona cada 19 de mayo en honor a San Juan
Lorenzo; 2020 y 2021 solamente son un barbecho forzoso. Es bien de Interés Cultural desde 2012.

Jorge Berdún, contradancero, junto al mural de fotos de anteriores ediciones en el Museo de la Contradanza de Cetina.
Jorge Berdún, contradancero, junto al mural de fotos de anteriores ediciones en el Museo de la Contradanza de Cetina.
Laura Uranga

Nada tiene que ver con los bailes de ‘cowboys’ y ‘cowgirls’ en los Estados Unidos, pero tiene como procedencia etimológica el ‘country dance’ o baile de campo. En Cetina hay una primera referencia documental de 1751, pero se desconoce el origen exacto de su tradición más popular; la Contradanza. El 19 de mayo se celebra San Juan Lorenzo, santo mártir nacido en el pueblo zaragozano de la comarca de Calatayud, y desde el día anterior ya hay festejos y preparativos para una de la ceremonias más llamativas y espectaculares que existen en el entorno rural aragonés; por segundo año no puede celebrarse del modo habitual, debido a la pandemia, pero el espíritu sigue vivo gracias al magnetismo de unas imágenes que se quedan en todas las retinas y al sentimiento de quienes participan en la celebración. Las claves del asunto se encuentran perfectamente detalladas en el libro ‘Aproximación al estudio de la Contradanza de Cetina’, que publicara hace tres años el investigador Joaquín Ibáñez Lacruz. El testimonio desde el mismísimo interior de la fiesta lo ofrecen dos cetineros, Luisa Velázquez y Jorge Berdún.

Coser, cantar y danzar

Luisa Velázquez es la mayor experta actual en la reparación y confección de los trajes de la Contradanza. «Me encantan las tradiciones de mi pueblo, y ésta es muy especial. Sabía coser desde chiquilla y un día surgió la ocasión de colaborar con el Ayuntamiento en este tema de la Contradanza. En 1989 hubo un grupo invitado al Carnaval de Venecia y necesitaban con urgencia cinco trajes. Es una tarea muy laboriosa y me pidieron que echase una mano. No hubo tiempo para completar los cinco, pero sí pude rematar dos. Acabé los otros tres para la fiesta de mayo, eso sí. El traje blanco es simple, una camiseta de interior de manga larga y un pantalón blanco. El negro es un traje completo, de chaqueta, con sus solapas, sus mangas de sastre… y el rojo, que identifica al diablo es ahora un mono de color rojo; antes también era traje».

Luisa se inspiró en fotos antiguas (de las que hay cumplida muestra en el Museo de la Contradanza que habilitó el pueblo) y en el traje negro de su abuelo Vicente, que muestra con orgullo. «Esta chaqueta tiene más de un siglo; también guardo una careta de mi padre, Celestino, contradancero muchos años».

Emoción a raudales

Jorge Berdún fue contradancero seis años. «Es un honor ser el diablo, lleva la batuta; quien lo encarne debe ser ágil, hay que saber saltar y caer. Los pilares, que van de negro, son los más fuertes y dan estabilidad a cada mudanza, que así se llaman las distintas escenas de la Contradanza. Los blancos son los que suben a donde haga falta. Es un espectáculo de diversión en su origen, muy barroco, una mojiganga; las metáforas de la vida y la muerte llegaron después. Las hachas se hacen el fin de semana más cercano al 1 de mayo; son cuerdas prensadas con las manos y rematadas con pez, hay que dejarlas secar bien».

Luisa también vive los días de la fiesta de un modo muy especial. «La víspera, con el ensayo en la ermita, ya es emocionante; danzan los niños primero, los mayores después. Luego quedan los contradanceros en casa del diablo para relajarse, ya vestidos. Buscan las hachas y van a buscar al cura. De ahí se encaminan a la plaza, subiendo la cuesta desde las escuelas y el bar La Luna. Cuando el diablo dice “caretas abajo”, nos suben los nervios a todos. El espectáculo dura hora y media, desde las once, y luego... fiesta toda la noche».

Jorge recalca la importancia del dance en la fiesta. «Se hace el día 19 por la mañana: en la víspera van de azul y el día de San Juan Lorenzo de rojo. De hecho, puede haber fiesta de San Juan Lorenzo sin Contradanza; ha ocurrido, porque en su día se hacía solamente en los años de buena cosecha, y en la guerra faltó muchos años, pero el año que no haya dance, no hay fiesta de San Juan Lorenzo. No es tan visual como la Contradanza, pero para nosotros es fundamental».

En imágenes

En vídeo

Vídeo Museo de la Contradanza y el Dance de Cetina en 'Aragón es extraordinario'
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