"Acuchilló a su mujer por sorpresa y en la cama, no había signos de pelea en la casa"

La Policía descarta que Coral González pudiera hacer frente a su marido, al que se juzga por matarla de 40 cuchilladas en Zaragoza después de que esta le dijera que quería separarse.

El juicio por el crimen de la avenida de Cataluña se celebra en la Audiencia de Zaragoza.
El juicio por el crimen de la avenida de Cataluña se celebra en la Audiencia de Zaragoza.
Oliver Duch

Cuando los homicidas silencian a la fuerza y para siempre a sus víctimas, son las pruebas las que hablan por ellas. Y aunque Coral González está muerta y no podrá contar nunca lo que ocurrió la madrugada del 16 de diciembre de 2016 en el número 295 de la avenida de Cataluña, donde su marido, Salvador Gázquez, le asestó 40 cuchilladas, la experiencia y una serie de evidencias científicas hacen pensar a la Policía que las cosas no ocurrieron como el lunes contó el homicida confeso.

"Por los depósitos de sangre que había en el colchón, creemos que el acusado la acuchilló por sorpresa y en la cama. El dormitorio estaba ordenado y sin signos de pelea, lo que hace difícil creer que esta mujer pudiera ofrecer mucha resistencia. No había ni una lámpara en el suelo", ha declarado el jefe del Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía, desmontando la versión que el encausado dio al Jurado. Porque, según este último, cuando se abalanzó sobre su mujer con el cuchillo, esta se encontraba despierta y de pie, puesto que habían estado discutiendo a cuenta de su separación y del reparto del patrimonio conyugal.

La cuestión de si estaba dormida o incorporada no es baladí, porque Salvador Gázquez reconoció desde el primer momento la autoría del crimen y lo que se dirime ahora en el juicio es el delito por el que se le condena: homicidio o asesinato.De ser uno otro, la pena de cárcel podría aumentar hasta diez años, de ahí el empeño de la defensa, a cargo del letrado Javier Notivoli, por demostrar que no se produjeron las agravantes que definirían en este caso el asesinato: alevosía, ensañamiento e imposibilidad de defensa.

El pijama, una prueba decisiva

Todos y cada uno de los diez agentes que este lunes comparecieron en la Audiencia de Zaragoza coincidieron al señalar que la habitación donde ocurrieron los hechos "tenía sangre por todas partes". Pero fue al precisar dónde estaba esa sangre y en qué cantidad cuando el Jurado pudo hacerse una mejor idea de cómo ocurrió todo. Según el responsable de la investigación, el acusado llevaba salpicaduras por distintas partes del pijama. "Pero donde más sangre llevaba es en la pernera derecha, lo que nos hace pensar que puso esta pierna sobre su mujer mientras se apoyaba con la otra en el suelo para hacer fuerza", ha indicado

El cadáver de Coral González fue hallado boca arriba y en el suelo, entre la cama y la pared, con el cuchillo todavía clavado en el cuello. "De lo que no hay duda es de que fue un ataque muy violento. Me consta que los propios forenses tuvieron grandes dificultades para extraer el cuchillo del cuerpo de la víctima. Lo clavó con tal fuerza que se dobló la punta y quedó alojado en la columna vertebral", ha recordado el jefe del Grupo de Homicidios.

A la hora de intentar aclarar si el encausado intentó coger dormida e indefensa a su esposa, dos agentes de la Policía Científica han explicado que hallaron restos de sangre en la parte superior del interruptor de la luz. "Eso nos indicaría que el acusado encendió después, cuando ya había acuchillado a la víctima", han señalado.

Durante su declaración, Salvador Gázquez aseguró que había asumido la separación de su mujer, pero insistió en que fueron las supuestas humillaciones a las que le sometía la víctima –que había iniciado una relación con otro hombre– las que le hicieron "perder los estribos". Sin embargo, todos los agentes que hablaron con el acusado nada más cometer el crimen coincidieron este lunes en que él justificaba lo que había hecho en términos económicos: "Quería llevarse mi dinero y dejarme durmiendo en un cajero", les contó.

La Fiscalía y las acusaciones particulares piden entre 22 y 25 años de prisión para el encausado por asesinato, mientras que la defensa pide un máximo de 15 por homicidio. El juicio concluirá el próximo lunes, cuando el Jurado Popular emita su veredicto.

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