Interior reubica a unos cien agentes aragoneses en zonas calientes de Barcelona

La UPR de Zaragoza se encarga desde el viernes de proteger la Jefatura Superior de Cataluña, en plena Vía Laietana de la Ciudad Condal.

Una zaragozana abrazaba el miércoles a uno de los policías que han estado en Cataluña durante la concentración popular frente a la Comandancia de la Guardia Civil de Zaragoza.
Una zaragozana abrazaba el miércoles a uno de los policías que han estado en Cataluña durante la concentración popular frente a la Comandancia de la Guardia Civil de Zaragoza.
Guillermo Mestre

Son unos 400 los guardias y policías aragoneses desplazados desde mediados de septiembre a Cataluña. Hasta ahora, habían estado prestando servicio en Gerona, Lérida, Tarragona, pero no en la provincia de Barcelona, escenario de los principales enfrentamientos con los independentistas radicales. Sin embargo, fuentes consultadas por HERALDO han confirmado el envío de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) de Policía Nacional en Zaragoza –cerca de un centenar de agentes– a la Ciudad Condal para proteger la sede de la Jefatura Superior de Cataluña en Vía Laietana. El cambio es importante, porque significa trabajar en una de las que ellos llaman "zonas calientes". "Pero están bien de ánimo –añaden–, porque sienten que lo que están haciendo es importante".

Pese a reconocer que no han sido tan hostigados como otros compañeros, algunos de los aragoneses que participan en la operación ‘Copérnico’ –como se ha bautizado al despliegue en Cataluña– aseguran haber llegado a temer por su integridad física. "Cuando te ves rodeado por semejante cantidad de gente y tienes la orden de no recurrir a la fuerza salvo en caso de grave agresión, lo pasas mal", reconocen algunos de estos agentes. En cualquier caso, hasta ahora, dicen haber contado con medios y personal suficiente.

Calor popular en Aragón

Los aragoneses se han echado esta semana a la calle para arropar a la Guardia Civil y la Policía Nacional y hacer sentir a los agentes desplazados a la Comunidad vecina que no están solos. Primero fueron las multitudinarias concentraciones de la capital, frente a la Comandancia de Zaragoza y durante el desfile de la plaza del Pilar con motivo del día de la patrona de la Benemérita. Les sucedieron las calurosas bienvenidas de los vecinos de Huesca, Binéfar, Fraga y Monzón a los funcionarios expulsados de algunos hoteles de Cataluña. Unas y otras han servido para contrarrestar el "rechazo" y "abandono" que integrantes de la operación ‘Copérnico’ dicen haber sentido durante los últimos días. El primero, por parte de los independentistas; el segundo, por cuenta de los mandos políticos.

"El ministro Zoido vino de visita a hacerse la foto después de que todos los sindicatos se quejaran de lo solos que estábamos", aseguraba este viernes a este diario uno de los agentes aragoneses enviados a Tarragona. Y no es el único, porque entre los desplazadas hay muchos que piensan lo mismo. "Confinados en un barco, repudiados en la calle, insultados hasta por los niños... Por más que sean profesionales, nuestros compañeros son ante todo son personas", resume el representante de la Confederación Española de Policía (CEP) en Aragón, César Lambea. Según este, si algo echaron en falta estos efectivos los primeros días fue "la presencia del Estado".

Zoido estudia la equiparación salarial

Puede que se produjera tarde, pero el portavoz de la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) en Aragón, Juan José García Calvo, agradece la visita del ministro del Interior. "Nuestros compañeros estaban necesitados de respaldo institucional, necesitaban saber que detrás de ellos estaba el Estado", dice. Además, parece que Juan Ignacio Zoilo aprovechó este encuentro con los agentes para comunicarles que hará "todo lo posible" por solucionar la reivindicación histórica de la equiparación salarial.

Los miembros de los Cuerpos de Seguridad del Estado se quejan de que cobran hasta 600 euros menos al mes que sus homólogos en la Ertzaintza o los Mossos d’Esquadra. Según García Calvo, el ministro aseguró a sus compañeros que "hay un gabinete técnico estudiando cómo puede arreglarse este asunto".

Lo que sí empieza a ser una preocupación generalizada es la forma en que se llevará a cabo el relevo. "Hablamos de un total de 15.000 guardias y policías desplegados que llevan más de tres semanas sin ver a sus familias. Es normal que estén cansados", explica el portavoz del Sindicato Unificado de Policía (SUP) en Zaragoza, Gonzalo de Miguel. "Están haciendo jornadas de hasta 16 horas, saliendo a pasar el día con un ‘sandwich’ y todavía no saben cuándo podrán volver a casa", apostilla.

Relación difícil con los Mossos

Si algo ha dolido a los agentes desplazados desde la Comunidad es el comportamiento de los Mossos d’Esquadra. "Hasta el día del referéndum ilegal, yo los tenía por compañeros. Desde ese día, les digo hola y adiós por respeto", confiesa un integrante de la Unidad de Intervención Policial (UIP) de Zaragoza, también enviada a Tarragona. "Nos han dejado solos en situaciones difíciles", señala.

"Nos hemos sentido dejados y muy, muy desprotegidos. La gente se metía con nosotros y los Mossos no hacían nada cuando ellos tienen la competencia en seguridad ciudadana. Los mandos han desobedecido las órdenes del gobierno central y han obligado a su gente a desobedecer", explica el policía Guillermo Lozoya.

Otros aragoneses consultados aseguran que, después de lo que ha pasado, hay también mossos que en su día pertenecieron a la Guardia Civil o a la Policía y que están pensando en regresar a sus cuerpos originarios.

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