La Universidad de Zaragoza vive, por fin, una tendencia al alza en la captación de fondos para investigación, tanto en los que se conceden desde Europa como, sobre todo, en los ministeriales. Esta financiación es clave para poder iniciar y consolidar líneas científicas de calado pero, en los últimos años, la crisis había hecho mella en el sistema.

En las convocatorias nacionales, los investigadores de la Universidad de Zaragoza han logrado un incremento de fondos de hasta el 33% con respecto a años anteriores, convirtiéndose en la octava universidad española (hay unas 80 que compiten por estos fondos).

Entre los proyectos que han logrado hacerse con la inversión (73 en total) hay de lucha contra el cáncer, grafeno o bioingeniería cardiaca.

También a nivel europeo se ha logrado captar en 2016 un 7,5% más de fondos (entorno a cinco millones de euros) dentro de un entorno extremadamente competitivo, donde compiten primeras figuras de muchos países. En concreto, se les han concedido ayudas para 26 nuevos proyectos, algunos de ellos en la frontera de conocimiento, pero se pidieron más de 200.

El vicerrector de Política Científica, Luis Miguel García Vinuesa, ha enfatizado que se vive “una clara reactivación de la I+D+i en la Universidad” después de “unos años terribles de captación de fondos para líneas de trabajo o infraestructuras”. En concreto, desde el año 2008, se han perdido hasta un 50% de los fondos con los que solían contar.

Esto se ha traducido además en que la institución académica ha perdido hasta 400 científicos contratados con fondos de este tipo (se ha pasado de 865 en el año 2010 a 466 al cerrar 2016). Otras llamadas al optimismo son el hecho de que el Gobierno de Aragón haya recuperado partidas como la destinada a invertir en equipamientos (ya se han gastado 1,3 millones de la DGA y hay otros dos previstos financiados por fondos Feder o la propia universidad), así como una línea para reparaciones. El Pacto por la Ciencia, firmado hace un mes en Aragón, es otra excelente noticia.